La negociaci贸n de los pasivos en cesaci贸n de pagos con el Club de Par铆s expone con claridad la arrogancia del poderoso frente al endeudado, que se caracteriza por un historial de descalabros, despilfarros e irresponsabilidad en el manejo de las cuentas p煤blicas. Esas deficiencias, como otras, son por propia debilidad en la compleja tarea de construir un horizonte previsible. Pero las potencias no son inocentes en ese destino trunco. El Club de Par铆s es una organizaci贸n supranacional informal que, muchas veces, responde a los intereses de los poderosos sin considerar las situaciones particulares de las naciones a las que suponen ayudan. Con m谩s o menos hipocres铆a, dependiendo del pudor del caso, esa instituci贸n, como tambi茅n la OMC, FMI, Banco Mundial y otras burocracias internacionales, prometen el bienestar futuro con el padecimiento presente.
Esa perversidad queda en evidencia en las tratativas de los 煤ltimos meses con el Club de Par铆s. Argentina, a diferencia del duro trato ofrecido a los tenedores de bonos en default, propuso a esa entidad pagar sin ninguna quita la deuda vencida y no honrada a t茅rmino. Solicit贸 un plan de refinanciaci贸n, con alargamiento de plazos y reducci贸n de la tasa, como hace cualquier deudor en problemas que quiere empezar a manejar esa mochila con cierta previsibilidad. La respuesta de los pa铆ses miembro de esa instituci贸n fue el reclamo de cobrar en un solo pago, en una cancelaci贸n total, como la hizo el buen alumno 鈥揺n t茅rminos financieros鈥 Brasil, o la exigencia de que Argentina regrese a un programa de supervisi贸n del Fondo Monetario Internacional. Esta 煤ltima demanda, relativizada por muchos e ignorada por otros, es una injerencia desmedida en asuntos internos del pa铆s y una de las ofensas diplom谩ticas m谩s relevantes que ha recibido el pa铆s en los 煤ltimos a帽os.
En otras complicadas negociaciones, por ejemplo con las privatizadas o con los bonistas, las presiones del Grupo de los Siete y sus respectivas embajadas ten铆an su origen en la defensa de millonarios intereses monetarios. En cambio, esa pretensi贸n del Club de Par铆s para aceptar la propuesta argentina tiene, simplemente, el objetivo del sometimiento.
Argentina destin贸 casi 10 mil millones de d贸lares para sacarse de encima la bota opresiva del FMI, del mismo modo que lo hicieron casi todos los pa铆ses que ten铆an acuerdos con ese organismo desprestigiado. En ese momento se abri贸 una pol茅mica por esa asignaci贸n de recursos teniendo en cuenta la delicada situaci贸n socio-laboral y las urgentes necesidades insatisfechas en varios frentes. Con el desarrollo posterior de la econom铆a, sus restricciones, heterodoxias y tensiones por la pol铆tica de crecimiento acelerado, se puede evaluar con mejor perspectiva la decisi贸n de haber abandonado la tutela del fracaso del FMI. Basta con imaginar los cuestionamientos y boicot a medidas que buscan cierto equilibrio macroecon贸mico (retenciones, acuerdos de precios, aumento de jubilados, recomposici贸n salarial, apuesta al Mercosur, entre otras), con voceros locales amplificando las cr铆ticas, para considerar que el divorcio con el Fondo tuvo un precio elevado, pero no tanto como el de haber mantenido el matrimonio. Invitar a la mesa a esa tecnoburocracia por parte del Club de Par铆s, entonces, es s铆mbolo de la soberbia del poder y del desprecio a decisiones soberanas de pa铆ses perif茅ricos.
El argumento formal para ese pedido es que en las normas de funcionamiento del Club de Par铆s se estipula que el deudor que solicita renegociar sus pasivos debe 鈥渋mplementar un programa estructural de ajuste apoyado por el FMI鈥. Pero, a la vez, el Club de Par铆s se define como un grupo informal de acreedores oficiales 鈥揼obiernos o agencias p煤blicas espec铆ficas鈥 que coordinan 鈥渟oluciones sustentables para estados deudores que enfrentan dificultades temporales en honrar sus compromisos de pago鈥, se explica en el documento Deuda p煤blica: desaf铆os post-renegociaci贸n, del Centro para la Estabilidad Financiera (CEF). En ese trabajo se menciona el texto Le Club de Paris: Vu de I鈥檌nterieur, de David Sevigny, publicado en el Canadian Journal of African Studies, que define a ese agrupamiento como 鈥渦n mecanismo, no una organizaci贸n formal, establecido como un conjunto de pr谩cticas y procedimientos con actualizaci贸n din谩mica que sirven como una interfase entre estados acreedores y deudores鈥.
La flexibilidad, a diferencia de las organizaciones burocr谩ticas, es una de sus caracter铆sticas, lo que hace evidente que la exigencia de pasar por el FMI es una se帽al de castigo a un pa铆s que declar贸 el default m谩s que de necesidad o adhesi贸n a normas estrictas. El Club de Par铆s est谩 integrado por 19 pa铆ses (Alemania, Australia, Austria, B茅lgica, Canad谩, Dinamarca, Espa帽a, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Jap贸n, Noruega, Reino Unido, Rusia, Suecia y Suiza) y varios observadores (FMI, Banco Mundial y bancos regionales de desarrollo). Al carecer de una estructura legal, sus miembros acuerdan un conjunto de principios para la reprogramaci贸n de las deudas, entre ellos el del tratamiento caso por caso, que implica que no se aplican reglas uniformes para todos los deudores, sino que depender谩 de la situaci贸n de cada uno.
Desde 1956 Argentina ha renegociado deudas en ocho oportunidades en el marco del Club de Par铆s por un total de 11.502 millones de d贸lares, bajo el modelo 鈥渃l谩sico鈥, que consiste en pactar tasas de mercado y per铆odos de repago de entre 5 y 10 a帽os, seg煤n consigna el documento del CEF. De acuerdo con datos del Ministerio de Econom铆a, la deuda p煤blica susceptible de ser renegociada en el Club de Par铆s ascend铆a, en junio de 2006, a 6716 millones de d贸lares. A ese monto habr铆a que restarle 982,5 millones del pasivo con Espa帽a, cuenta que ya tiene su programa de repago acordado. Del saldo, casi el 50 por ciento corresponde a s贸lo dos pa铆ses: Alemania y Jap贸n. La situaci贸n irregular de ese pasivo implica la suspensi贸n de las financiaciones al sector privado por parte de agencias oficiales de cr茅dito para la importaci贸n de bienes de capital (por ejemplo, el Eximbank, Hermes, Coface, Ecgd, etc.).
En resumen, el panorama ser铆a el siguiente: Argentina manifest贸 su vocaci贸n de querer salir de ese default y propuso un plan de pagos; el Club de Par铆s le exige que vuelva al Fondo; el Gobierno rechaza esa exigencia, no se avanza en la negociaci贸n y, por lo tanto, no se habilitan pr茅stamos oficiales para inversiones de multinacionales que operan o quieren desembarcar en el pa铆s. Compa帽铆as que, a la vez, destinar铆an esos fondos para importar bienes de capital de su propio pa铆s. Entonces, 驴qui茅n deber铆a estar m谩s interesado en que se cierre un acuerdo con el Club de Par铆s? O, de otra manera, 驴a qui茅n le conviene apurar la renegociaci贸n de esa deuda en default? A los acreedores, si optan por guardar en el caj贸n la actitud de 鈥渧igilar y castigar鈥 del poderoso.
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