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Domingo, 17 de octubre de 2010
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El FMI propone apreciar la moneda para transferir los costos de la crisis a los países en desarrollo

La guerra de monedas

El Fondo Monetario recomienda controles de capitales pero no tantos y, en especial, presiona para que los países en desarrollo fortalezcan sus monedas para permitir mejorar las cuentas de las potencias en crisis.

Por Tomás Lukin
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Olivier Blanchard, economista jefe del FMI. Argentina resiste su receta.

“A grandes rasgos, las fuerzas de mercado, en la forma de grandes ingresos de capitales, están presionando a los países emergentes en la dirección correcta. Sin embargo, en la medida que algunos países no permiten los ajustes suficientes del tipo de cambio, esto exacerba el problema para otros. El uso de reservas debe ser limitado, y el rol de los controles de capitales, si es que tienen alguno, debe ser dirigir los flujos de acuerdo con las preocupaciones macroprudenciales y no prevenir los necesarios movimientos en el tipo de cambio. La receta de política para los países en desarrollo lleva la firma del economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, y en el Banco Central rechazan esa oxidada propuesta. El cuestionamiento que realizó la presidenta de la entidad, Mercedes Marcó del Pont, estuvo acompañado por el reclamo de su par brasileño, Henrique Meirelles, cuyo gobierno duplicó recientemente el impuesto a la entrada de capitales.

A comienzos de año, el FMI y su economista jefe redescubrieron que los controles de capitales eran una herramienta relevante para evitar la profundización de las crisis. Ese reconocimiento duró poco y el organismo volvió a emprender contra el conjunto de políticas que utilizaron en los últimos años los países en desarrollo. La propuesta del Fondo para lograr lo que denomina “una recuperación fuerte, sostenida y balanceada de la economía global” en el marco del tensionado escenario cambiario posee cuatro ejes. Los primeros tres corresponden a los países avanzados: profundizar el ajuste en las cuentas fiscales, continuar con los rescates al sistema bancario y perseguir una política monetaria pasiva. El cuarto punto está referido a las economías en desarrollo, que deben abandonar la intervención en el mercado cambiario y apreciar sus monedas, dejar de acumular reservas y minimizar las limitaciones a los flujos de capitales.

“Una apreciación cambiaria que tendría como consecuencia que los países desarrollados exportarán su estancamiento a los emergentes, pero hay consenso entre los países en desarrollo en no permitir que esto ocurra. Además, conocemos los riesgos que supone el ingreso de capitales de corto plazo. No podemos dejar que el mundo desarrollado use nuestros mercados internos como tabla de salvación”, apuntó Marcó del Pont en referencia al discurso del FMI.

La preservación de tipos de cambio competitivos, la acumulación de divisas y la preservación de los superávit en cuenta corriente son algunos de los ejes de las políticas económicas que permitieron a muchos países profundizar sus procesos de crecimiento. Por ese motivo, en el directorio del Banco Central reiteran el compromiso de preservar un tipo de cambio competitivo y sin volatilidad. El correlato de esa política es la masiva acumulación de divisas en el BCRA, que la semana pasada volvieron a quebrar su marca histórica al superar los 51.600 millones de dólares. Las autoridades del banco reconocen que están realizando un monitoreo diario de los flujos de capitales y destacan la relevancia de que el Gobierno no haya cedido al reclamo de la Bolsa de Comercio para eliminar el encaje al ingreso de capitales financieros mediante el cual los inversores tienen que depositar por un año en el Banco Central el 30 por ciento de los fondos que ingresan al país. En cambio, desde algunos sectores cuestionan directamente la ausencia de un impuesto que grave las transacciones financieras

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