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Domingo, 12 de enero de 2003
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DUDAS EN TORNO de LA LIBERACION CAMBIARIA

Dólar con final abierto

La decisión compartida por Economía y el Banco Central de abrir el juego en el mercado cambiario despertó dudas sobre la capacidad que tendrá el Gobierno de contener eventuales corridas.

Por Claudio Zlotnik
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El martes pasado por la mañana, los teléfonos de los principales consultores de la city no paraban de sonar. Eran clientes que llamaban para saber si era conveniente comprar dólares. Ese día, la moneda estadounidense cayó a 3,30 pesos y había grandes operadores que ya evaluaban liquidar sus inversiones en pesos para volver al dólar, considerando que la paridad cambiaria estaría en el piso de su cotización. Alertados de esta situación en el Banco Central y en el Palacio de Hacienda, Roberto Lavagna y Alfonso Prat Gay convinieron cambiar de estrategia, profundizando la liberación cambiaria. Para darle más contundencia a la señal de que quería cortarse con lo que en los despachos oficiales calificaron como una ola especulativa, el propio Prat Gay escribió de puño y letra el comunicado que dio cuenta de los cambios.
Lavagna y Prat Gay festejaron el impacto de las últimas medidas. Consiguieron levantar al dólar y así evitarse efectos negativos, como la menor recaudación por retenciones, una eventual pérdida de competitividad y la supuesta burbuja especulativa. Sin embargo, en la city se encendieron luces amarillas. Los financistas, proclives al libre mercado, elogian la decisión de seguir levantando las barreras cambiarias. Pero critican un hecho: que el Central dejara caer el tipo de cambio cuando su objetivo era, en realidad, sostenerlo.
En este marco, la recuperación del dólar resultó un alivio para el Gobierno. Pero no causó la misma sensación en la city ni en los principales grupos económicos, donde advierten que se generó incertidumbre donde había calma. Mencionan que el tándem Lavagna-Prat Gay se equivocó al permitir la revaluación del peso que ni ellos mismos querían, lo que llevó a sembrar dudas sobre la política cambiaria.
Y se agrega otro dato. Puede ser cierto que todo vuelva a la normalidad en cuanto el BC logre mantener estable el dólar al menos durante una semana seguida. Pero también es verdad que, al levantar las restricciones, el Gobierno se expuso a que los operadores se atrevan a una pulseada. Si bien los 10.600 millones de dólares de reservas parecen suficientes para apagar cualquier incendio, también es cierto que el BC se atrevió a levantar controles cuando aún restan varias cosas por definir. Por ejemplo, la renegociación de la deuda, tanto privada como pública. Sólo durante el 2002, el default postergó pagos por 10 mil millones de dólares, la mayor parte de capital. ¿Qué pasará cuando haya que empezar a pagar la cuenta? Lavagna y Prat Gay parecen decididos a que esa pregunta la conteste el próximo gobierno.

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