Desde Roma
Son de Senegal, Costa de Marfil, Nigeria, Somalia, Pakist谩n. Hombres y mujeres que han huido de sus pa铆ses luego de haber sido torturados por militares, por grupos armados, por participantes activos en guerras sin fin. Hoy son refugiados y viven en Roma. Casi no hablan italiano, pero un grupo de diecis茅is de ellos, guiados por dos directores de teatro colombianos, Nube Sandoval y Bernardo Rey, fueron capaces de poner en escena una obra en la que de alguna manera se representan a s铆 mismos, en la medida en que es el producto de un trabajo de recuperaci贸n de la propia identidad y de su adaptaci贸n a un mundo nuevo.
La obra, Exodus, mentre il corpo c鈥檈 e non trova reparo (Exodo, mientras el cuerpo est谩 y no encuentra refugio), fue presentada el martes pasado en la Jornada Internacional de Apoyo a las V铆ctimas de la Tortura. Patrocinado por la Uni贸n Europea y el Ministerio del Interior Italiano, adem谩s del Consejo Italiano para los Refugiados (CIR), el proyecto de un laboratorio teatral para la recuperaci贸n psicosocial de los torturados naci贸 en 2005 y est谩 a cargo de los dos directores colombianos que, por lo dem谩s, son marido y mujer. El laboratorio cada a帽o recibe a los refugiados que, sugeridos por m茅dicos y psic贸logos del CIR 鈥撯減orque el teatro puede hacer lo que no logra la medicina ni la psicolog铆a鈥, dice Nube a P谩gina/12鈥, aceptan hacer teatro para facilitar su recuperaci贸n e inserci贸n.
鈥淯na de las cosas m谩s dif铆ciles para quien ha vivido la tortura es insertarse en un mundo donde no se habla su misma lengua, donde no existen las mismas costumbres de su pa铆s. Por suerte, algunos vienen de ex colonias francesas o inglesas y eso facilita nuestra tarea porque hablamos esos idiomas. Pero se ha demostrado que el teatro puede crear otro lenguaje. Un lenguaje universal que va m谩s all谩 de las palabras. El lenguaje del ritmo, de la danza, de la acci贸n, y eso nos permite explicar a todo el mundo que el arte no es un instrumento sino EL instrumento de integraci贸n, de mediaci贸n, de sanaci贸n鈥, a帽ade. Tanto Nube como Rey saben de qu茅 hablan.
En Colombia, fundaron en 1992 el Teatro Cenit y trabajaron en las c谩rceles, en las escuelas de periferia, con los ni帽os de la calle, con los hu茅rfanos de guerra y sobre todo con los desplazados, campesinos y sus familias que escapaban de los conflictos armados.
Cada a帽o asisten al laboratorio teatral del CIR una media de 14 personas. Ninguno de ellos se ha vuelto a su pa铆s de origen pero a veces han dejado Italia, que a menudo es tomada como un trampol铆n, para despu茅s terminar en Francia, Alemania o Inglaterra. 鈥淣o podemos pretender que se queden con nosotros, porque no han venido a Europa para hacer teatro. Aunque debo decir, con mucha satisfacci贸n, que uno de nuestros alumnos est谩 terminado su carrera teatral en la Universidad La Sapienza de Roma鈥, se enorgullece Sandoval.
Este a帽o, diecis茅is j贸venes y no tan j贸venes refugiados trabajaron en el laboratorio teatral del CIR cuya labor 鈥揹e cuatro a seis meses, tres veces por semana鈥 se hace en una barcaza anclada en el r铆o T铆ber, muy cerca del centro hist贸rico de Roma. La historia de este a帽o se inspir贸 en un caso verdadero de un joven refugiado que pas贸 por el CIR hace algunos a帽os, pero el t铆tulo se bas贸 en la poes铆a 鈥淭ortura鈥, de la escritora polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura 1996. Sandoval y Rey crearon una historia en torno a Amin, un campesino gen茅ricamente definido como 鈥渁fricano鈥, que un d铆a descubre que puede ser inmensamente rico porque en sus campos hay petr贸leo. Una fortuna que se transforma en su desgracia y la de su aldea, porque llegan las multinacionales del petr贸leo, con sus mentiras y persecuciones, y terminan usurpando esas tierras y expulsando y persiguiendo a todos los campesinos que viven all铆.
鈥淐on la historia de Amin hemos querido afrontar un problema recurrente en Africa: la lucha entre las multinacionales que se disputan los recursos naturales y los hombres inermes, disputa que a veces se transforma en una cuesti贸n pol铆tica y en una guerra鈥, dicen los directores. Las multinacionales, representadas con enormes m谩scaras 鈥揷onstruidas a su vez por otro laboratorio de refugiados dirigido por Rey鈥 terminan persiguiendo a tiros a los pobres campesinos que escapan con cara de terror. Al final, los campesinos africanos llegan a Italia, donde un contralor de migraciones de mal genio y harto de que no entiendan el italiano, repite de mala gana, 鈥溌ombre, nombre!鈥 y 鈥溌a铆s de proveniencia!鈥, ante los ojos asustados de los inmigrantes que no saben qu茅 contestar.
Por esa situaci贸n pasaron en la vida real todos los actores de esta obra. Zahui, por ejemplo, viene de Costa de Marfil y tiene 22 a帽os. Cont贸 a P谩gina/12 que le gusta el f煤tbol. Vivi贸 en Francia entre 2008 y 2010. Pero su padre estaba en pol铆tica y en 2011 fue detenido y asesinado en su pa铆s. Zahui y su familia escaparon a Ghana, pero 茅l quiso venir a Italia para inventarse un futuro mejor. Ahora tiene una oferta para jugar en el Club Pescara. Samira viene de Pakist谩n, m谩s precisamente de Karachi. Lleg贸 a Italia en 2010, pero antes hab铆a estado en Suecia. Es cat贸lica y, tal vez, fue esa la raz贸n de su huida a Europa. Samira casi no quiere hablar de los motivos de su dolor. Pero reconoce que el teatro la ayud贸 mucho, porque ella era 鈥渕uy t铆mida, no quer铆a ver a la gente鈥. 鈥淵 esta experiencia nos da coraje, es buena, muy buena.鈥
Paco tiene 39 a帽os y 鈥揷on un nombre tan espa帽ol鈥 viene sin embargo de Senegal. 鈥淓n Senegal, el nombre Paco es muy com煤n鈥, se帽ala. 鈥淓l teatro nos ha ayudado mucho a resolver nuestros problemas. Cuando llegamos ac谩 no ten铆amos nada. Hoy todav铆a no puedo hacer muchas cosas porque he vivido cosas muy duras. Pero cuando tenga mis papeles quiero buscar un trabajo y rehacer mi vida.鈥 Paco es el cantante de la obra y, con una voz dulce y cristalina, a veces en 谩rabe y en otros idiomas de su regi贸n, fue llevando al p煤blico, como de la mano, por el camino de las historias que contaban sus amigos. 鈥淓n Senegal, s贸lo cantaba de ni帽o, sobre todo canciones religiosas musulmanas鈥, cuenta Paco.
Al concluir el listado de los reci茅n llegados, el contralor malhumorado de la obra lee un edicto policial que dice: 鈥淎tenci贸n ciudadanos, est谩n llegando gentes de otros pa铆ses, hablan lenguas que no se entienden. Ha habido casos de violaciones, atenci贸n a las mujeres, no transitar por calles oscuras. Son sucios y malolientes, durante varias semanas usan la misma ropa. A veces alquilan una habitaci贸n para dos y a la semana siguiente son cuatro, ocho, diez鈥. Firmado: Jefatura de Polic铆a de Nueva York. 1912. El texto, que es verdadero, se refiere a la llegada de los italianos a los Estados Unidos. Pero usa casi las mismas palabras que hoy adoptan muchos europeos para calificar a los inmigrantes.
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