MÖTORHEAD
Músicos: Ian “Lemmy†Kilmister (bajo y voz), Mikkey Dee (baterÃa) y Phil Campbell (guitarra).
Grupo invitado: Almafuerte.
Duración: 90 minutos.
Público: 8 mil personas.
Microestadio de Argentinos Juniors, viernes 10.
Lo único que tuvo más o menos de santo este viernes, aquÃ, en el microestadio de Argentinos Juniors, fue el perro cristiano. O algo que se parezca, si se fuerza al lÃmite una libre asociación: Ricardo Iorio, claro, no parece un personaje para enlazar directamente con el espÃritu de estas Pascuas devaluadas. El gran puteador, pese a su esencia devota –“será por eso que aunque yo rezo / no creo en el perdónâ€â€“, serÃa carne de cañón para cualquier ortodoxia inquisidora, ¿cómo tolerar eso de la concha de Dios? Ajena, entonces, brindó su banda, Almafuerte, un show tempranero –empezó a las siete y treinta–, impecable y demoledor como acostumbra: “Triunfoâ€, “Convide ruteroâ€, “Toro y pampa†y una lista reducida de temas –es más– dejaron el infierno a punto caramelo para el plato principal: Mötorhead.
Si hay poco rastro de solemne liturgia católica en Almafuerte, nada existe de ella en la banda londinense. Totalmente nada. Ahà está Lemmy Kilmister, con sus bigotes mostachol, su cara de rufián wiskero, su chupÃn y sus botas negras, predispuesto a que sus huestes criollas le metan los cuernos al cielo; ahà está, parado a su derecha, el guitarrista Phil Campbell, poco virtuoso pero tremendo conocedor de una historia dura. Y ahà está, detrás de ambos, Mikkey Dee, un verdadero animal de la baterÃa. Mötorhead, banda austera en recursos, haciendo música dura: la suicidada por la sociedad. Y ahà están unos ocho mil metaleros encendiendo un fuego sagrado distante del luto cristiano, como Júpiter de Neptuno.
Hora y media duró esta nueva revancha del grupo nacido hace ya 34 años en Londres. El trÃo, aceroso y contundente, ya se habÃa redimido de aquella tremenda trifulca en Hangar que casi termina en tragedia (mayo del 2004), cuando le voló los ángeles al Luna Park dos años después; pero esta vez reconfirmó que habÃa sido simplemente una contingencia: nada de tubos de oxÃgeno para Lemmy ni bengalas perdidas; nada de avalanchas asfixiadas ni rotura de instrumentos e invasión al escenario... el “destrucción, destrucción†de ayer mutó por el “Mötorhead, Mötorhead†de hoy: banquete heavy, metal clásico y un público de parabienes, endulzado ya por la inercia de la aún fresca visita de Iron Maiden. Mötorhead salió a matar igual que –casi– siempre; a dejar el cuerpo tomando piezas de cada etapa de su largo devenir –18 discos entre On Parole y el reciente Motorizer–. Haciendo base, claro, en esos clásicos que el tiempo no devora y entregando ciertas pizcas de lados B.
La lista –19 temas en total– se resolvió entonces en esos noventa minutos, carga horaria estándar de un grupo que va a mil y sólo baja un cambio cuando Campbell solea para que descanse Lemmy o cuando éste troca la armónica por el bajo –y Dee la guitarra por la baterÃa– para que los tres encaren un miniacusticazo..., un paréntesis en medio del torbellino: “Whorehouse Bluesâ€, algo asà como el stop necesario que liga al héroe del whisky a su primera escuela: el blues rock a lo Canned Heat.
Después, dureza rockwell constante. Pura contundencia basada en sus condimentos habituales: la voz rasposa y forzada de Lemmy, una guitarra a tono y la baterÃa devota del viejo Bonzo fueron revisitando –y alternando– perlas viejas y nuevas: entre el impresionante Overkill (1979) y sus infaltables (“Stay Clean†y “Metropilisâ€) y dos joyas de Kiss of Death, anteúltimo disco: “Be My Baby†y “One Night Stand†–esta vez no hubo “Sword of Gloryâ€â€“ y en el medio, tomando como parámetro la historia, el sintomático “Goin to Brazilâ€, “In The Name of Tragedyâ€, vivificado por un solo demoledor de Mikkey Dee, “Over The Topâ€, viejo tema de la banda de cuyas cenizas nació Mötorhead: Hawkind, cuyo primer registro data del en vivo No sleep ‘til Hammersmith (1981); “Ace of Spadesâ€, el ultraveloz “Chase Is Better Than Catchâ€, “Iron First†–tema de apertura–, “I Got Mine†y “Killed by Deathâ€. Nada, hasta aquÃ, ajeno al inconsciente del fana tipo. SÃ, un par de temas de la nueva placa que el público siguió con respeto: “Rock out†y “The Thousand Names of Godâ€, el denso tema que cierra Motorizer.
Almafuerte y Mötorhead juntos por primera vez en tiempo y espacio, y justo en un Viernes Santo. La fe tiene esas cosas.
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