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Jueves, 14 de agosto de 2008
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Una nueva edición de la Feria del Libro de Cipolletti

El encuentro que ya es clásico

Toda la ciudad ya está ganada por la expectativa: cada año, la feria se convierte en epicentro de la actividad y curiosidad cultural. “Las demandas de los cipoleños son muchísimas”, admite la directora Marina García Barros.

Por Silvina Friera
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Lalo Mir y Liliana Bodoc, dos de los participantes del encuentro en la ciudad de Osvaldo Soriano.

En la ciudad donde vivió y escribió Osvaldo Soriano, la que tiene las mejores manzanas del país, la reacción de los chicos suele ser un buen termómetro para medir la sensación térmica que está generando la Feria del libro de Cipolletti (Río Negro). El encuentro cultural más importante de la Patagonia, que reúne a poetas, narradores, dramaturgos, libreros, editores y artistas de la región y del resto del país, comienza mañana y se extenderá hasta el domingo 24. “Mi hijo está déle preguntar cuándo vuelve la feria”, le comentan muchas madres a Marina García Barros, directora y coordinadora de la feria. “Lo mismo le pasa a mi hijo”, cuenta la directora a PáginaI12. En esta quinta edición participarán Juan Sasturain, Lalo Mir, Liliana Bodoc, Claudia Piñeiro, Pedro Mairal, Washington Cucurto, Daniel Durand y Gabriela Bejerman, entre otros. “A los escritores locales les gusta mucho participar, son muy solidarios, pero todavía no han encontrado otras puertas que puedan abrirse a partir del contacto con gente que viene de Buenos Aires o de otras provincias. Les cuesta mucho aprovechar las capacitaciones y talleres que ofrecemos, sobre todo los escritores más grandes; los jóvenes tienen otra actitud y se suman a estas propuestas”, advierte García Barros.

La Feria se realizará en el Ex Corralón Cipolletti, un comercio histórico. “El público disfruta mucho recorriendo espacios que estaban cerrados hace muchos años; hay curiosidad por saber cómo está el edificio por dentro. El dueño del corralón quebró y desapareció de un día para el otro, al estilo ‘bajó a comprar puchos y nunca volvió’. Al día de hoy no se sabe nada”, dice García Barros, que nació en Viedma pero se crió en Cipolletti, ciudad joven que tiene unos 80.000 habitantes y dos librerías: la histórica Sidharta, y la más reciente Manuscritos. “Las demandas de los cipoleños son muchísimas”, admite la directora. “Muchos escritores independientes se acercaron con la idea de tener su stand y les tuvimos que explicar que es imposible darle un espacio único a cada escritor, pero les cedimos en forma gratuita un stand para que lo autogestionen.” Otra demanda es que lleguen editoriales de gran envergadura. “Esto por un lado es importante –aclara García Barros–, pero a los libreros de la ciudad no les agrada. Lo sienten como una competencia desleal, ya que ellos están todo el año en la ciudad, pagan impuestos y luego llega por diez días supongamos Planeta, hace su negocio y se va. Es un tema complejo.” Como toda feria que crece y se consolida, la de Cipolletti no está exenta de los dilemas que eso implica. “A veces se pide que haya figuras mediáticas, de la tele; cuesta mucho ofrecer otras personalidades de gran trayectoria, pero es algo que sucede en todas las provincias.”

Cipolletti ha sido considerada el “patio trasero” de la ciudad de Neuquén. “Los que vivimos en el sur del mundo sabemos cómo es eso de sentirnos patio trasero. Las mujeres también sabemos de eso. Los escritores de literatura infantil y juvenil conocemos bastante sobre el asunto. Así que por varios lugares los patios traseros no me son ajenos”, plantea Liliana Bodoc. “Pero aprendí que allí suceden las mejores cosas. Las más misteriosas e inolvidables. La intimidad, la nostalgia, la honradez ocurren en los patios de atrás. ¡Nunca en las terrazas!”, precisa Bodoc, que participará de una charla sobre la importancia de la oralidad en la construcción de lectores. “Indudablemente la Patagonia, atravesada por poderosas culturas no escriturarias, tiene un fuerte contacto con la oralidad”, subraya la autora de La saga de los confines. “La oralidad que repite y desecha para no olvidar lo importante, que compromete al que dice y al que escucha, que sacraliza la palabra. No me atrevería a decir que toda la literatura que se construye en esa zona deviene de la literatura oral o mantiene lazos estrechos con ella. Sí me atrevo a decir que todo aquello que, por temática o por género, esté ligado a las culturas originarias de la zona, debe tener contactos estrechos con la ‘palabra pronunciada’.”

“Eso del patio del fondo parece que viene en la mismísima condición humana. Es difícil desprenderse de las malas costumbres, pasa siempre cuando hay dos pueblos tan cercanos y encima políticamente desiguales, con administraciones diferentes. Esa diferencia se manifiesta en muchos órdenes, sobre todo socialmente, pero todo depende del punto de vista, de la mirada”, señala a su vez Lalo Mir. “Hoy las casas se construyen hacia el jardín, hacia el patio del fondo, y la calle, el frente, se niega. Por ahí se tirotean los chorros y los polis mientras el patio del fondo es tu paraíso, tu oasis. Imaginate si mudás a los dos pueblos, los de Neuquén se van a Cipo y viceversa, qué cambiaría. Sería lo mismo al revés. ¿Condiciona la tierra o el problema es cultural y social? Siempre somos nosotros; la tierra no tiene nada que ver”, agrega el periodista. Además de participar de una charla abierta, presentará un espectáculo, Lalo Mir desenchufado, “una puesta abierta, circular, desestructurada”, con artistas locales como el músico Bicho Bolita, el narrador El Hache, la historiadora de arte Carme Di Prinzio y la artista visual Lucía Lemmi, entre otros. “Es una manera de juntar a todos esos locos y hacerlos bailar. Si me sale”, bromea Mir.

García Barros, licenciada en Artes Combinadas (UBA) formada en el taller de Ricardo Bartís, relativiza que hoy los cipoleños sientan que son “el patio trasero” de Neuquén. “En estos últimos años dos importantes teatreros de la región cambiaron su lugar de residencia y se mudaron a Cipolletti porque sienten que pueden trabajar mejor y que tienen respuestas desde los organismos estatales. Culturalmente, Neuquén está atrasadísimo. No hay en la Patagonia una feria similar a la nuestra.”

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