Para 鈥渆ntrar鈥 en Aire libre se requiere un esfuerzo de disociaci贸n, para identificarse con gente cuyo mayor problema parece ser mudarse de una casa preciosa a otra que, una vez que la dise帽en a su pleno gusto, hasta en sus m谩s m铆nimos detalles, promete ser m谩s preciosa todav铆a. Es que Luc铆a es arquitecta y Manuel, ingeniero civil. Por lo cual, saben perfectamente lo que quieren y hasta d贸nde les da el bolsillo. Y el bolsillo les da, por lo cual aquel espectador a quien le cueste llegar a fin de mes, o viva priv谩ndose de minucias que necesita o desea, no se le har谩 f谩cil meterse en la piel de este matrimonio de clase media-alta, que los fines de semana se re煤ne a tomar whisky con amigos, en una casa a orillas del Delta. Es a partir del momento en que la relaci贸n de pareja empieza a crujir que sus asuntos pasan a ser m谩s compartibles, por universales. All铆 queda claro que su mayor problema no era mudarse de una casa preciosa a otra m谩s preciosa a煤n.
En su 贸pera prima, Un a帽o sin amor (2005), Anah铆 Berneri (Mart铆nez, 1975) ingresaba en un mundo, el del sexo gay-heavy de la cultura leather, que le era ajeno. Podr铆a pensarse que 鈥揳 diferencia de Por tu culpa, 2010, proyecci贸n de experiencias y fantas铆as muy personales鈥 en Aire libre hace algo semejante, asom谩ndose esta vez a un planeta de gente que dej贸 muy atr谩s las urgencias econ贸micas. Como en ambos casos se trata de viajes de ingreso, los dos films recorren, en el terreno de la puesta en escena, un camino que va de cierto distanciamiento a una forma de empat铆a, ya sea con el escritor portador de HIV de la primera o, en este caso, con la pareja que conforman Luc铆a (Celeste Cid) y Manuel (Leonardo Sbaraglia). Hay un desencuentro en la cama, una discusi贸n por un modelo de canilla para la cocina, una desafortunada visita a un famoso hotel alojamiento junto a la Panamericana, donde Manuel pr谩cticamente viola a Luc铆a y se va. Es dif铆cil precisar en cu谩l de esos momentos la relaci贸n entre ambos empieza a desintegrarse, por la sencilla raz贸n de que esa desintegraci贸n es un proceso, que alg煤n espectador advertir谩 en alg煤n momento y otro algo m谩s tarde. Esto tiene una raz贸n: es notable, y sumamente infrecuente, el modo en que Berneri 鈥搎ue escribi贸 el gui贸n junto a Javier van de Couter, con asesor铆a de Sergio Wolf鈥 va haciendo del conflicto de la pareja protag贸nica parte de un continuo indiscernible, una corriente subterr谩nea de la que, de modo casi inadvertido, van surgiendo signos, indicios, tenues alarmas. Luc铆a y Manuel no se separan, entendiendo esto como un corte marcado, un momento preciso, una decisi贸n de uno o de ambos, una serie de discusiones sobre el tema. Se van separando, como llevados por los hechos y sin que ellos mismos lo decidan o perciban.
Como la casa nueva la est谩n haciendo y eso lleva tiempo, como de la anterior se mudaron, Luc铆a y Manuel 鈥渟e ven obligados鈥 a vivir en las casas de sus respectivas madres. A la de Luc铆a la encarna, en el que si la memoria no falla es su debut cinematogr谩fico, Fabi Cantilo. Que hace no s贸lo de mam谩 de Celeste Cid sino de abuela, porque Luc铆a y Manuel tienen un hijo de unos siete u ocho a帽os, Santi (impecable debut de Maximiliano Silva). A la de Manuel la encarna Maril煤 Marini, que hace de abuela bi谩n. Luc铆a se instala en lo de mam谩, Manuel va y viene en moto, a una velocidad que acrecienta la sensaci贸n de huida. Del mismo modo el铆ptico en que va profundizando, con gran cuidado y dosificaci贸n, la grieta que se abre entre ambos, Berneri insin煤a sendas posibles aventuras extraconyugales. De Luc铆a, con un m煤sico, compa帽ero de banda de su hermano menor. De Manuel, con la mujer de un alba帽il accidentado (Lorena Vega).
La pel铆cula termina in media res, a lo Cassavetes, dejando toda posible resoluci贸n del conflicto en estado de suspensi贸n. No importa c贸mo se resuelva. Lo que importa es que surge, se desarrolla y crece, hasta la propia violencia f铆sica. El de Berneri es, desde Un a帽o sin amor en adelante, un crecimiento sostenido en cuanto al manejo de la forma cinematogr谩fica. Aire libre es, en ese terreno, su pel铆cula m谩s consumada. No s贸lo por su pulimento, del que es tan responsable el notable director de fotograf铆a Hugo Colace (que entre much铆simas otras ilumin贸 El lado oscuro del amor, La ci茅naga e Historias m铆nimas), que llena el cuadro de brumas y semioscuridad (y, en una escena en una disco, de puro ne贸n), como la montajista Eliane Katz y el sonidista Catriel Vildosola, que dan cuerpo a cada corte preciso y cada peque帽o sonido.
Si Aire libre es una pel铆cula formalmente consumada, se debe a su just铆sima puesta de c谩mara (que tiende a privilegiar la distancia media que el plano americano facilita), la exacta duraci贸n de cada plano, la precisi贸n de cada encuadre, el dominio de las elipsis narrativas y, sobre todo, un ritmo pausado pero indeclinable, con un 鈥渁ire鈥 narrativo que hace honor al t铆tulo. Desde ya que Leonardo Sbaraglia y Celeste Cid est谩n inmejorables. En el caso de 茅l, no es novedad. En el de ella, tal vez alg煤n prejuicioso se sorprenda. Ser谩 alguien que no haya seguido su carrera, desde Resistir茅 en adelante.
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