En 1932, el fÃsico Carl Anderson descubrió una partÃcula que, bajo la acción de un campo magnético, describÃa una trayectoria en espiral, tal como lo harÃa un electrón, pero de sentido contrario. Una fotografÃa de esta trayectoria se veÃa como la de un electrón, pero reflejada en el espejo. La explicación más simple para esta trayectoria invertida era que la partÃcula era completamente igual a un electrón, pero de carga positiva. Se lo llamó positrón y fue la primera partÃcula de antimateria en ser descubierta.
La antimateria habÃa sido predicha por Paul Dirac en 1928. Dirac imaginó a la antimateria como huecos en un mar de materia. Por ejemplo, supongamos una fila de personas, una detrás de la otra. En un momento dado, la primera persona avanza un paso, dejando un espacio entre ella y la segunda. A continuación, la segunda persona avanza un paso, juntándose con la primera. Lo mismo hace la tercera, luego la cuarta, y asà sucesivamente. Mientras las personas avanzan, el espacio entre ellas va retrocediendo. En la formulación de Dirac, las propiedades de ese espacio son como las de las partÃculas de antimateria como el positrón.
Si aceptamos que la antimateria es materia reflejada en algún tipo de espejo (aunque sea una metáfora demasiado forzada), tenemos una segunda razón para confirmar la duda de Alicia respecto de la leche del espejo. La leche del espejo no sólo no serÃa buena para beber: cuando la materia se junta con la antimateria, se aniquilan mutuamente, liberando enormes cantidades de energÃa, como en una explosión nuclear.
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