El proyecto nació (el 8 de marzo de 1987) bajo una premisa básica e innegable: las mujeres (como los indÃgenas), no eran (son) de interés informativo. Sus problemas, luchas y organizaciones no eran (son) noticia. Aunque hoy se ha avanzado algo, aún no existe entre las fuentes informativas una fuente de mujeres y menos aún en cada fuente los/las periodistas miran a las mujeres; salvo en ocasiones ineludibles, pocos medios relevan sus quehaceres sociales, colectivos y menos aún los personales (...). Dos equipos, en dos etapas, dieron lo mejor de sà buscando realizar esos objetivos. Las pocas planas en los 130 números de Doble Jornada y los 89 números de la Triple dieron cuenta, a veces con amplitud, a veces con brevedad, de la gran mayorÃa de los temas que atienen a las mujeres, o sea todos (o casi todos, que no es lo mismo pero es igual). Se informó y reflexionó sobre cuerpo, sexualidad, placer, salud, mente, organización de mujeres, proyectos, justicias e injusticias, guerras, realidades de otras latitudes, creaciones de todo tipo, acciones polÃticas, utopÃas, teorÃas, investigaciones, debates, denuncias... Se tocó lo local, lo nacional y lo mundial. Se hicieron reportajes, crónicas, entrevistas, artÃculos, notas, humor. Se lo hizo con textos y con imágenes. Se dio cuenta de lo que se hacÃa y se dejaba de hacer. De lo que se querÃa y de lo que ya no se soportaba más. Se acompañaron procesos sociales y polÃticos a través de la información y la reflexión teórica.
Tal vez muchas veces lo que hicimos gustó a unas y unos, y disgustó a otras y otros; tal vez muchas veces se hicieron cosas de mucha calidad y algunas otras con menos brillo, pero sin duda alguna queremos creer que tanto Doble Jornada, primero, como Triple Jornada, después, han sido y serán parte intrÃnseca de la lucha de las mujeres, parte de su historia en la búsqueda de un mundo mejor para nosotras en primer lugar, pero fundamentalmente para todos y todas. De ellas salieron muchas/os periodistas con nueva mirada sobre sà mismas/os y su quehacer profesional. De ellas salió el impulso para otros proyectos que hoy trabajan en esos y otros objetivos.
Sin duda en estos años ha habido algunos cambios en la mirada periodÃstica sobre las mujeres, pero tampoco nos queda duda de que no lo sustancialmente fuertes como para que podamos decir que las mujeres están cualitativamente mejor representadas en los medios. Siguen siendo marginales, aunque ya aparezcan ocasionalmente por aquà y por allá en la medida en que estos mismos proyectos y el género son ahora parte de lo polÃticamente correcto.
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