Viernes, 30 de agosto de 2002
SOCIEDAD
lo que queda del foro
El Foro Social Mundial en Argentina fue desparejamente pluralista. El FMI, el ALCA y el modelo neoliberal fueron los demonios indiscutidos de ponencias y testimonios donde la raz贸n econ贸mica prim贸 sobre los discursos de la diferencia. Pero hubo bordes fecundos, confluencias sorpresivas y fronteras ut贸picas que las mujeres no dejaron de hacer presentes en sus perspectivas.
Por Mar铆a Moreno

No hace falta ser una feminista subrayada como la que se tir贸, en plenas luchas sufragistas, al paso de un caballo en el Derby, porque juzg贸 que la causa necesitaba una tragedia, para advertir en la canci贸n del Foro Social Mundial en la Argentina las vulgatas del club de Toby. 鈥淧orque es posible hacer un mundo nuevo/Para que el mundo pueda respirar/Un mundo donde quepa todo el mundo. Un mundo nuevo/ Y un hombre nuevo鈥. Es cierto que durante la marcha de apertura una mujer se subi贸 a un cami贸n y corrigi贸 el verso con 鈥淵 una mujer nueva tambi茅n. La justicia, la verdad y la libertad son valores femeninos鈥, que tampoco rimaba. Pero la expresi贸n 鈥渉ombre nuevo鈥 no s贸lo era el producto de una ret贸rica pasada sino un s铆ntoma. Si en el Foro, que dur贸 desde el 21 al 25 de agosto, existi贸 el horizonte ut贸pico de poder asistir a otras culturas pol铆ticas y de verlas representadas en las mesas hegem贸nicas 鈥揷uyos temas a menudo inclu铆an una cr铆tica feroz a toda hegemon铆a鈥, a esa experiencia hubo que buscarla en los bordes adonde no se molesta la prensa, en los subsuelos de las facultades anfitrionas, en los locales alejados de la plaza Houssay o en los horarios compartidos con las mesas estrella. Si hubo un Foro en Guaran铆 y uno de los Verdes, un debate sobre formas de desobediencia civil, un taller de sofware libre, tres talleres de g茅nero fue en espacios separados y a煤n subseparados a la manera de una Mamushka dentro de otra. Incluso la presencia de la gauche divine en los paneles de debate fue mucho menos plural que en un cl谩sico foro de derechos humanos. Pero, como siempre, hay que saber escuchar entre las l铆neas que casan al hombre nuevo con la mujer nido.
En el taller Crisis y resistencias: voces de mujeres , por ejemplo, el g茅nero se hab铆a vuelto un instrumento f茅rtil para dar cuenta de diversos intereses y enunciarse fuera de los planos cl谩sicos de la agenda feminista. Cristina Ju谩rez, del Movimiento Campesino de Tucum谩n, hizo gala de un modelo cl谩sico de exposici贸n: vehemencia rigobertista, chalina como de campa帽a y estudiado contacto visual para hacer efectivo el impacto ante mujeres de otra clase social ante las que se present贸 con una humor铆stica provocaci贸n: 鈥淚mag铆nense bajar del burro o del caballo y tener que andar en colectivo o en subte. Y dejar nuestros hijos peque帽os sin tener asegurada la alimentaci贸n, porque en el campo a la alimentaci贸n hay que hacerla. Y 隆hablar de derechos cuando 鈥搗aya ignorancia la m铆a鈥 antes de venir aqu铆 tuve que preguntar qu茅 era un foro!鈥. Cristina naci贸 en Tucum谩n, en un pueblo llamado El sacrificio, departamento La Cocha. Es hija de un trabajador rural de la ca帽a de az煤car 鈥渄e esos que en carreta llevaban la ca帽a a los cargaderos鈥 y de un ama de casa que siempre tuvo que entremezclar la poca harina con zapallo para alimentar a sus seis hijos y a quien Cristina suele recordar: 鈥溌緾贸mo que ama de casa? Usted es Elena Montenegro鈥.
鈥揚ara nosotros producir es un caos porque todo est谩 dolarizado. A los d贸lares no los conocemos, por eso tenemos que nombrarlos. 驴Y qu茅 hacen los pol铆ticos con nosotros? Nos dan un bols贸n con tres o cuatro art铆culos paraque vivamos tres d铆as mientras ellos viven cuatro a帽os. Cuando los pol铆ticos est谩n en la tribuna 驴qui茅nes somos los que estamos primero? 隆los carenciados!隆los necesitados! 隆Qu茅 lindo adorno para su discurso! Para que todos digan 隆qu茅 sensible es este se帽or! Pero cuando llegan, se olvidan. Yo me los imagino en su casa desinfect谩ndose luego de la campa帽a pol铆tica porque la realidad es que nos abrazan pero no nos miran.
鈥揢sted integra una cooperativa de minifundistas 驴C贸mo se desarroll贸 la experiencia?
鈥揅omo jornaleras trabaj谩bamos en el tabaco porque la ca帽a de az煤car est谩 a otra escala. Cuando viv铆amos en la finca de los patrones nos prohib铆an la entrada cuando quer铆amos reunirnos, entonces nos reun铆amos a la orilla del camino. Al empezar a trabajar para nosotros 鈥搒omos cuatro mujeres y un hombre鈥 vimos que los resultados eran superiores a cobrar un jornal. El segundo a帽o incrementamos el n煤mero de hect谩reas y el n煤mero de las familias y eso fue en el 鈥86, cuando nos constituimos en cooperativa de trabajo. Hasta que a trav茅s de Incupo (Instituto de Cultura Popular) conseguimos un subsidio de una fundaci贸n alemana que nos dio para comprar una hect谩rea y media de tierra. Conseguimos el primer galp贸n que es el secadero de tabaco para hacer la producci贸n. Pero, con seis familias ya, ten铆amos que tener un nombre jur铆dico que nos representara a todos. Campo de Herrera, una cooperativa de Tucum谩n nos asesor贸. Entonces nos hemos constituido legalmente en cooperativa de trabajo agropecuario y consumo con n煤mero de matr铆cula y todo. Luego logramos la credencial para vender en las bocas de acopio que son de las multinacionales. Peleamos para que salga el nombre Cooperativa El Sacrificio. Y no fue f谩cil porque nos dec铆an 鈥渃omunistas鈥 o 鈥渋ncupos鈥, de manera insultante. Nuestros objetivos son tres: nuestro trabajo propio, nuestra vivienda 鈥搉o vivir m谩s bajo un 谩rbol ni bajo un galp贸n鈥 y nuestras tierras. Por ahora tenemos nuestro trabajo, tres hect谩reas de tierra y nuestras viviendas. Nuestro anhelo es tener diez hect谩reas.
Cristina expuso dentro del bloque 鈥淩esistencias鈥 que present贸 Monique Aschul bajo el lema 鈥淟as mujeres no podemos sentirnos las nuevas amazonas en momentos en que hay que pedir igualdad para todos鈥. Gladis Vargas, integrante del grupo Mujeres por la Dignidad 鈥淎licia Moreau de Justo鈥, de Solano, dio un testimonio audiblemente feminista pero abierto a diversas articulaciones. Su sonrisa tranquila no excedi贸 la mera cortes铆a frente a un p煤blico que, ante la enunciaci贸n de su trabajo de cartonera, aplaudi贸 con exageraci贸n de fan.
鈥揈n esta cooperativa somos todas mujeres, 驴por qu茅 mujeres? Porque consideramos que en este pa铆s, que est谩 dirigido por hombres, la mujer debe poder generar su propio espacio que no necesariamente tiene que ser de poder, como en el otro g茅nero. Sabemos que las mujeres aportamos desde diferentes 谩mbitos muy importantes de construcci贸n y que por ah铆 no somos tan reconocidas. Nosotras hemos sido tentadas, como la mayor铆a de las mujeres de la provincia de Buenos Aires, con el Plan Social, por los 150 lecops. Pero tambi茅n eso impone otro tipo de cosas. Ganamos much铆simo menos que 150 y trabajamos much铆simo m谩s pero no importa, nosotras queremos decidir cu谩les son los alimentos y d贸nde comprarlos cuando tenemos nuestra plata. El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos nos form贸 en las bases para armar una cooperativa y los compa帽eros de la Mesa de Cartoneros del Instituto, de la cual participo representando a mis compa帽eras, nos ayudaron a aprender el trabajo porque ellos eran los que realmente sab铆an. Nosotros hacemos recuperaci贸n de materiales. Cart贸n, vidrio 鈥搈etal no porque es demasiado avanzado鈥 pl谩stico, todo lo que se pueda recuperar en el domicilio. Con esto estamos ayudando tambi茅n al medio ambiente. Colaboramos con el municipio porque al tener muchas menos toneladas de basura, eso le dar铆a la posibilidad de invertir en educaci贸n, en hospitales, en todo lo que necesitamos los que all铆 vivimos.
Laura de Gregorio del Club del Trueque de San Fernando defini贸 al trueque como algo m谩s que un efecto de la crisis. De su pr谩ctica formanparte tanto la dignificaci贸n del oficio de ama de casa 鈥揹onde la artesan铆a dom茅stica, el tejido o la cocina constituyen saberes a menudo ignorados como valores de uso鈥 como la idea de producci贸n que incluye al trueque informalmente en el mundo del trabajo: 鈥淵o no voy a llevar al trueque harina o fideos para traer papelitos. El trueque es una herramienta v谩lida de resistencia a la globalizaci贸n. Resistencia a pensar como quieren que pensemos: que tenemos que tener un tel茅fono celular, usar determinada ropa o consumir determinadas cosas. Ahora cuando se cay贸 la mentira de que estamos en el Primer Mundo vamos a rascar nuestra ra铆ces鈥.
Norma Galeano, piquetera de La Matanza, dice que entr贸 y sali贸 de la iglesia dos veces, una cuando se cas贸 y otra cuando hizo bautizar a sus hijos. Hasta que la invitaron a una reuni贸n de las Comunidades Eclesiales de Base, donde le ense帽aron a leer la Biblia con un m茅todo llamado Ver, juzgar y obrar. Luego de ver, juzgar y obrar, Norma estaba ya lo suficientemente preparada para la tarea social. Contribuy贸 a la formaci贸n de la red de jardines maternales comunitarios en La Matanza que hoy tiene un nombre que para ella suena 鈥減omposo鈥: Federaci贸n de Jardines Maternales Comunitarios de La Matanza. En la zona hay alrededor de 500.000 ni帽os, m谩s de la mitad bajo la l铆nea de pobreza, el 15 por ciento en la indigencia y con un hospital a disposici贸n que s贸lo cuenta con 40 camas. Norma lee de un papelito los datos que aprendi贸 a registrar en calidad de encuestadora en su propio barrio, donde la crisis dej贸 3500 desocupados.
Una marcha colectiva al Ministerio de Acci贸n Social provey贸 de diez toneladas de alimento.
鈥揚ero con el clientelismo pol铆tico no pod铆amos acceder a los planes. Fue ah铆 donde se decidi贸 en una asamblea, donde hab铆a alrededor de 2000 personas, cortar la Ruta 3 y juntarnos con la Corriente Clasista y Combativa a quienes ve铆amos de reojo porque, claro, ellos eran los zurdos o sea los malos, mientras que nosotros 茅ramos la iglesia, o sea los buenos. Empezamos con dos mil planes, tres mil, cuatro mil que fuimos distribuyendo para que la gente se fuera organizando. La experiencia del piquete a m铆 me conmovi贸 y me sorprendi贸 mucho porque no pensaba que la gente tuviera tanto coraje y tanta decisi贸n para decir 鈥渧amos a poner el cuerpo en la ruta鈥 o 鈥渧amos a caminar desde el Km 40 hasta la Capital, a la Plaza de Mayo 鈥, aunque llueva o haga 40潞, como pas贸 el 26 de febrero que caminamos y nadie baj贸 los brazos. En el piquete se despide con mucho dolor a los muertos y se recibe con mucha alegr铆a a los reci茅n nacidos. Todos habr谩n visto cuando se cay贸 el escenario con Alderete que se estaba bautizando un ni帽o que hab铆a nacido en esos d铆as de corte de ruta. Como cristiana rescato siempre cosas que aprend铆 de monse帽or Angelelli, el obispo m谩rtir de La Rioja que dec铆a 鈥渘osotros no podemos predicar la resignaci贸n鈥.
Desde la decisi贸n sobre qu茅 alimento comprar para dar a los hijos, hasta la visi贸n del trueque como producci贸n, pasando por el piquete que convive con garantizar la educaci贸n, todo le da a estas mujeres la certeza de que sus pr谩cticas contienen ra铆ces pol铆ticas. Por eso ellas han convertido la palabra 鈥渢estimonio鈥 en algo diferente de la biograf铆a popular, ret贸rica y emotiva que se espera de aquellos a quienes los ide贸logos suelen construir como fetiches del mundo real.
Sin embargo, desde este bloque de la mesa Crisis y resistencias: voces de mujeres que se realiz贸 el 23 de agosto, en el aula 22 de la Facultad de Ciencias Econ贸micas, se escuch贸 a menudo la sospecha hacia la palabra 鈥減ol铆tica鈥, sospecha nacida estrepitosamente bajo la consigna 鈥渜ue se vayan todos鈥.
Diversidad de verso
La uruguaya Lilian Celiberti, integrante de la Articulaci贸n Feminista Mercosur, miembro del Comit茅 Internacional del Foro Social Mundial y del colectivo editorial de la revista Cotidianomujer, frenteamplista sin ataduras, ex detenida-desaparecida, amante de los pluralismos que seexpresan en el reconocimiento del otro en lugar de convivencias fragmentadas (鈥渆l reconocimiento como b煤squeda de nuevos paradigmas civilizatorios ut贸picos鈥), dice que es bueno lavarle la cara a la palabra 鈥減ol铆tica鈥.
鈥揕o social y lo pol铆tico es una cuesti贸n dicot贸mica que muchas veces las mujeres mismas defendemos diciendo que nosotras estamos en lo social, entonces dejamos lo pol铆tico que es la construcci贸n de poderes alternativos y de formas de ejercicio democr谩tico, como si todo esto no fuera parte de nuestro campo. Yo quiero discutir esa actitud porque creo que lo pol铆tico es m谩s amplio y la lucha feminista ha consistido precisamente en ampliar el concepto de lo pol铆tico. Creo que hacemos pol铆tica y somos pol铆ticas, no importa si estamos en un partido o no.
鈥撀縇a diversidad de demandas y acciones expresadas en el Foro podr铆an sintetizarse en tendencias?
鈥揚ara muchos el Foro Social Mundial es un espacio de confluencia de la lucha antiglobalizaci贸n donde concertar una agenda de movilizaciones, para otros un espacio plural donde es posible compartir y articular alternativas democr谩ticas y democratizadoras. Los puentes entre una y otra posici贸n son m煤ltiples y menos r铆gidos de lo que aparentan, pero tambi茅n est谩n llenos de tensiones que implican nuevos desaf铆os. Para algunos el Foro es una oportunidad para crear una coalici贸n internacional que act煤e en nombre de un amplio y gen茅rico movimiento global, algo as铆 como una Internacional de nuevo signo. Para otros y otras, por el contrario, es una oportunidad para el desarrollo de nuevas culturas pol铆ticas que deben abrir di谩logos entre diferentes movimientos.
鈥撀縀l Foro Social Mundial en Argentina responder铆a a la primera concepci贸n?
鈥揈l tema se plante贸 como un Foro Social Mundial sobre la Argentina tomando a 茅sta como un caso que pod铆a servir para comprender todos los mecanismos de crisis existentes: es decir c贸mo han jugado los mecanismos internacionales multilaterales, los EE.UU. y el sistema financiero en relaci贸n al sistema pol铆tico interno. Esto me parec铆a importante si al mismo tiempo serv铆a para crear espacios donde los distintos movimientos de Argentina se juntaran con otros movimientos sociales y populares a los que les pasara lo mismo. La reflexi贸n que me har铆a es que en los paneles centrales hab铆a poca diversidad. Porque si todo fuera igual que en el 70 estar铆amos perdiendo el tiempo y adem谩s podr铆amos, con raz贸n, ser acusados de falta de autocr铆tica. No quiero salir de un pensamiento 煤nico para entrar a otros pensamientos 煤nicos. Me parece que los movimientos sociales, por la propia fragmentaci贸n en la que nos movemos, tal vez tengamos necesidad de juntarnos alrededor de cosas gen茅ricas que nos unifiquen como decir 鈥淣o al ALCA鈥. Me parece que hay una necesidad de compartir marcos conceptuales pero tambi茅n de escuchar y de ver m谩s de esos marcos conceptuales, de abrir m谩s preguntas que certezas. Yo no puedo pensar la sociedad en torno de lo que hace el FMI, los EE.UU., el imperialismo y las multinacionales. Ni pensar la idea de diversidad como demandas y no como escenarios de futuro. Ni bajar los brazos ante el hambre porque podr铆a decirse que hay muchas hambres.
En la versi贸n freudiana el odio precede al amor y el Yo se constituye por expulsi贸n de lo que primero se experimenta como indiferencia. Los nacionalismos se enuncian menos como un cat谩logo de deber ser que como otro de exclusi贸n. Las diversidades no pueden eludir partir de ficciones de identidad. Tal vez eso explique que la diversidad s贸lo pueda limar sus aristas cuando se reduce a plantarse ante el fuero jur铆dico.
Es necesario repetirlo: a buscar en los bordes. La activista feminista Mabel Bellucci, integrante del Area de Estudios Queer de la Universidad de Buenos Aires, dice que pudo atisbar el foro detr谩s del foro.
鈥揈l Foro Social Mundial, como tantos megaeventos internacionales,
se organiza en torno de una centralidad y de una periferia bajo una tensi贸n entre lo viejo y lo nuevo, entre la intervenci贸n y la exhibici贸n,entre el saber hegem贸nico y el activismo. El acto de inicio fue informal y espont谩neo pero despu茅s de los clich茅s m谩s cl谩sicos de la representatividad: enumeraci贸n de adhesiones, canci贸n triunfalista de fondo, discurso de un sindicalista brasile帽o arengando por el triunfo de su candidato en las pr贸ximas elecciones. En estos momentos hist贸ricos de nuestro pa铆s, estos detalles van a contramano del reclamo de desrepresentatividad expresado a gritos y cuerpo a partir del 19 y 20 de setiembre. Las actividades autogestionadas en distintos lugares fueron agendadas un d铆a antes. Mientras que los paneles se organizaban con figuras consagradas de las ciencias sociales. Pese a que yo particip茅 en uno de ellos sobre resistencia y desobediencia civil, me hubiese interesado y hubiese sido m谩s renovador que los y las expositoras se mezclasen y anonimizasen dentro de los talleres como alguien com煤n. Particip茅 de una actividad sumamente interesante de Intergal谩ctika y el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown de la Coordinadora An铆bal Ver贸n, en Claypole. Durante unas cinco horas al sol se cruzaron experiencias y vivencialidades entre activistas sociales y extranjeros.
En ese sentido el Foro fue literal; su caracter铆stica de Social fue demostrada por personalidades de las ciencias sociales, el debate que la izquierda tradicional considera marginal, que enuncia como posterior a las prioridades o proclama por razones de fashion pol铆tico, se dio en los m谩rgenes. Por otra parte la multiplicidad de espacios simult谩neos y poco heterog茅neos favoreci贸 la elecci贸n de acontecimientos 鈥渟ignificativos鈥 o el repliegue en el grupo de pertenencia. La mexicana Ana Esther Cece帽a, economista y directora de la revista Chiapas encontr贸 en el Foro tanto la resistencia a revisar los modos de pensar la pol铆tica como cierto esp铆ritu zapatista.
鈥揈n la Argentina el peso de la ideolog铆a pol铆tica que habla de imperialismo, de poder contra poder, de confrontaci贸n de clases, de l铆nea dura de lucha contra el capitalismo, me parece que es mucho m谩s fuerte que en M茅xico. Pero tambi茅n he encontrado en las mesas y talleres de los que form茅 parte gente de movimientos que se acercaron porque se reconocen en el zapatismo. En el sentido de que las propuestas m谩s poderosas del zapatismo son partir de la diversidad como base, la pr谩ctica de un consenso 鈥揳lgo que contrar铆a la l贸gica de la competencia y donde se trata de caminar al paso del m谩s lento鈥 la revocabilidad en los cargos de representaci贸n y el rechazo a la toma de poder. Nosotros, con el zapatismo, hemos aprendido a tener paciencia y a entender incluso los silencios zapatistas como el actual, que es un manejo de los tiempos de un discurso que est谩 pero en ausencia. Hay que cambiar las relaciones sociales de manera que no reproduzcan relaciones de poder al mismo tiempo que se est谩 enfrentando o quitando, socav谩ndole las bases a ese gran poder que se tiene enfrente. Eso est谩 ocurriendo en toda Am茅rica latina con una resistencia muy fuerte de los sindicatos que se sienten amenazados por todos lados porque las bases no les responden.
鈥撀緾贸mo se gest贸 la revista que dirige y cu谩l es el lugar de usted, como intelectual, en el zapatismo?
鈥揟rabajo desde una perspectiva muy cr铆tica sobre los l铆mites al desarrollo capitalista, sobre la importancia de entender los problemas de hegemon铆a. Entonces siempre combat铆 con aquellos que hablan de la p茅rdida de hegemon铆a de EE.UU. y afirman que Jap贸n es el nuevo l铆der mundial porque veo desde mis investigaciones que ese an谩lisis es muy superficial y no profundiza suficientemente como para percibir que el n煤cleo duro y fuerte lo sigue controlando EE.UU. Si la hegemon铆a mundial la tuviera Jap贸n para nosotros la situaci贸n ser铆a distinta y otra la problem谩tica, pero si la hegemon铆a es la norteamericana que se construye sobre nuestros recursos y nuestros trabajadores, eso nos obliga a pensar y pelear de una manera distinta. Cuando ocurre en el movimiento zapatista, un grupo de personas nos pusimos a hacer un balance te贸rico pol铆tico de qu茅 pas贸 驴Porqu茅 en Chiapas? 驴Una revoluci贸n a esta altura de la resoluci贸n capitalista de los problemas del mundo? Porque el capitalismo estaba en uno de su mejores momentos con una revoluci贸n tecnol贸gica realizada, una reestructuraci贸n productiva general con alt铆simas ganancias, de los espacios de dominio en el mundo. Y es justo ah铆 cuando truena y truena en un lugar lo m谩s alejado posible de lo que la ortodoxia dec铆a como origen de la revoluci贸n. Y ni siquiera con obreros, ni occidentales, sino con otra cultura. Y entonces nos metimos a investigar el territorio, los recursos naturales, los paradigmas culturales de dominaci贸n. Y eso que est谩bamos trabajando ya colectivamente, en ese momento se convirti贸 en una revista conectada con el movimiento zapatista, en di谩logo permanente con 茅l y participando de su lucha. Lo mismo estamos poniendo una mesa para la consulta zapatista que vamos hacia la comunidad, porque est谩 el ej茅rcito y eso nos ha involucrado un poco a todos pero desde nuestro lugar y eso es importante reivindicarlo. Porque nosotros no somos ind铆genas ni nos podemos hacer pasar por ind铆genas 驴Qu茅 somos? Somos zapatistas.
鈥撀緾贸mo ve la situaci贸n de la Argentina?
鈥揂rgentina es un lugar estrat茅gicamente muy importante como territorio por su posici贸n de punta del continente y por sus recursos. Junto con Brasil es un polo muy fuerte de un posible Mercosur y por la cantidad de inversi贸n extranjera europea que existe en 茅l. Entonces era importante desestabilizar a Argentina 驴Por qu茅 era importante debilitarla? Porque entre otras era una manera de poner en una situaci贸n muy complicada a las inversiones europeas. Es un esquema bastante probable para entender parte de la l贸gica de esta crisis que no se puede parar. No hay apoyo del FMI, pero en cambio cuando Brasil tiene tres d铆as de problemas r谩pidamente llega el Fondo porque tienen las elecciones ah铆, es una situaci贸n distinta. Entonces rescata a Brasil pero ayuda a caer a la Argentina. Y no solamente la deja caer sino que la empuja. Creo que es un juego doble que se est谩 haciendo en esta parte del continente y que si t煤 lo piensas junto con los otros planes estrat茅gicos como Plan Colombia, ocupando territorios en el norte del Cono Sur, se trata de una pelea por doblegar a estos pueblos que resisten y de sumirlos en esta idea de que la plataforma americana es la plataforma de despegue para la hegemon铆a estadounidense. La resistencia popular es lo 煤nico que ha hecho imposible que un pa铆s se doblegue. Los gobernantes quieren rogarle al Fondo pero no logran controlar la situaci贸n interna. Yo lo s茅 por M茅xico: M茅xico estaba entrando en la integraci贸n al ALCA chiquito cuando los zapatistas se levantaron y dijeron 鈥渁qu铆 ya no pasan, no pasan al petr贸leo, no pasan al sector energ茅tico, no pasan a nuestras maneras colectivas de tener la tierra鈥. En Cochabamba ante un convenio para entregarle el agua a una gran transnacional se levant贸 el pueblo completo de la ciudad y no dej贸 que se privatice, echando para atr谩s la pol铆tica neoliberal. No se nota c贸mo estas luchas paran muchos proyectos hegem贸nicos pero a m铆 me parece muy evidente en el caso de M茅xico y muy evidente en el caso de Argentina.
Nicolle Bullard, australiana en apoyo del Sur Global, integrante de Focus on the Global South, trabaja en Bankok contra la pol铆tica de EE.UU. con los alimentos y el arroz jazm铆n, pero ha pasado por el Foro como economista y compa帽era en la lucha contra en neoliberalismo. Ella es una mujer que cree que las diferencias deben confluir en acciones comunes mientras no se pierdan de vista la especificidad, para favorecer a que el movimiento mal llamado de antiglobalizaci贸n pierda aquello que tiene de 鈥渁ntiguo, masculino y salvaje鈥. Su feminismo, que declar贸 perpleja ante una periodista 鈥搇o cre铆a t谩cito鈥 significa mucho m谩s que la lucha contra la discriminaci贸n del segundo sexo globalizado. Seguramente estar铆a de acuerdo con Lilian Celiberti en que las diferencias deber铆an salir de la esfera privada y del rasero meramente jur铆dico.
鈥揈n lo privado 鈥揹ice Celiberti鈥 todas las diferencias son v谩lidas porque hay familias que si tienen un hijo travesti lo van a condenar pero hay otras que no. Es decir que hay muchas solidaridades desde lo privadopero la diferencia en lo p煤blico no est谩 y cuando aparece, lo hace como la diferencia que tenemos que reconocer porque 鈥渢odos somos distintos鈥. Es una diferencia de lo neutro y otra vez se vuelve a invisibilizar la politizaci贸n de la diferencia. Cuando hablamos de que en el mundo todo es diversidad otra vez estamos naturalizando esa diversidad. Lo dif铆cil es cuando la comunidad pol铆tica, en cuanto definici贸n de los destinos comunes, reconoce la diferencia en lo p煤blico porque eso desaf铆a hasta a los sistemas educativos porque, en 煤ltima instancia, todo el sistema de lo p煤blico est谩 basado en lo normal, lo anormal estar铆a en otro lado. De lo que se trata entonces es de poner en jaque la norma.
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