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Jueves, 24 de noviembre de 2005
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EL NIÑO RODRIGUEZ, MANU MARTI Y “LARS”

La Carne en el monitor

Por Mariano Blejman
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Cuando se juntaron, pretendían modificar la animación hacia límites extraños. El Niño Rodríguez y Manu Martí tenían buenos currículums por separado y cuando unieron esfuerzos sus trabajos aparecieron en festivales internacionales, trabajaron para grandes marcas... Hicieron carrera. Sin embargo, el mayor reconocimiento vino con un trabajo “low-fi”. Con su productora Carne (www.carne.cc), aggiornaron las leyes del Dogma ‘95 aplicándolas a un dibujo animado. Así surgió Lars. “El chiste fue armar un librito de juguete, y filmarlo. Entonces surgió el primer Lars, esa especie de perro o conejo amarillo (todavía no sabemos bien qué es). Lo empezamos a mandar a festivales y nos llamaron de todos lados”, cuenta El Niño al NO. Lars es un personaje oscuro y atormentado como los protagonistas de las películas dinamarquesas, y además habla dinamarqués.

El Niño comenzó a los 15 años, y hasta el 2001 trabajó en medios gráficos e hizo publicidad. Ahora, junto a Martí (apellido prócer si los hay) intentan su propio camino: “Tratamos de hacer un laburo que nos divierta, novedoso y que transmita una historia”, dice. Lars (en honor al dogma de Lars von Triers y Thomas Vinterberg) anduvo bien en Berlín, y fue incluido en el libro Characters Inmotion (se puede ver en pictoplasma.com), donde fue seleccionado entre los 50 estudios “top” de animación de vanguardia. “Ahí hay gente que trabaja para grandes marcas o hace diseños experimentales. Pero muchas veces un trabajo comercial se hace por gusto, o viceversa”, cuenta El Niño. Esta no-separación tampoco ofrece evaluación moral. ¿Pero hasta dónde uno puede ser divertido? “A lo mejor no hacemos algo de una marca de pucho, pero porque no nos parece divertido.” Bueno.

Interviene Martí: “Los costos de producción bajaron tanto que casi no nos hace falta guita para hacer algo bueno. Eso hace indistinto que tengamos sponsors. Elegimos hacer a Lars y después los pidieron de una agencia para una marca, y nos dio igual”. Al fin y al cabo, Mafalda nació de una publicidad de telas. “Uno piensa que hacer animación es caro y lleva tiempo, y que por eso hacía falta Nike para que tu producto fuera bueno. Pero ahora no, el límite está difuso. Uno puede ver algo en MTV que por ahí es una pieza de un estudio que MTV lo único que hace es poner su logo. Es una viveza de las agencias, de usar la creatividad de otros para posicionar su marca con poco trabajo.”

Martí es arquitecto, pero tiene una vasta trayectoria en escenografías de la tele (CQC, PuntoDoc) y cine publicitario. Martí dice tener una deformación catódica: “La televisión da una laxitud moral que te permite pensar que Sofovich, por ejemplo, tiene gracia desde otro lado”. En este segundo año de Telefé Cortos, el segundo capítulo de Lars (“Dog Me Again”) es uno de los diez finalistas sobre un total de 670 trabajos. El 27 de este mes saldrá junto a una pequeña entrevista conducida por Axel Kutchevasky, donde participa también Lars “con su particular mala onda”, cuenta El Niño. “La verdad, por la temática y la técnica que usamos, no es común que algo tan raro se meta en algo tan mainstream. Es raro que se le dé pantalla a gente indeseable como El Niño y yo”, cuenta Martí.

Lars se verá en Telefé Cortos el 27 de noviembre. A las 24.

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