¿Qué sería del rock sin las etiquetas? Los daneses Volbeat saben bastante de eso, un poco por el pecado propio de hacer un rock con algún toque de novedad y otro tanto porque –ante la amplísima oferta de música de esta gran disquería que es Internet– se vuelve imperioso decir “a qué suena” tal o cual banda. Entonces, si no queda otra, Volbeat es una mezcla de Elvis Presley, Social Distortion y Metallica nacida en la tierra de Mercyful Fate. El propio James Hetfield acuñó un género para describirlos: Elvis Metal. “Por suerte, desde hace un tiempo venimos haciendo más o menos lo de siempre y la gente nos conoce, así que eso ya no es un problema”, minimiza Jon Larsen, danés con apellido sueco que después de la charla con el NO irá a probar sonido a un club neoyorquino, donde la banda presentará el flamante Outlaw Gentlemen & Shady Ladies, que fue publicado en Argentina por Universal. “Ante la salida de un nuevo álbum, uno se siente como un chico en el primer día de clases: no sabe cómo comportarse, hay ansiedad y expectativa”, compara.
“Cuando empezamos con la banda no sabíamos qué íbamos a ser capaces de hacer juntos”, admite Larsen, con los rótulos bien puestos como para listar entre sus influencias a Johnny Cash, Slayer y, claro, a Elvis Presley. “Podría estar todo el día respondiendo eso y nunca terminaría... De hecho, mis bateristas favoritos son Dave Lombardo, de Slayer, Nico McBrain, de Iron Maiden, Ringo Starr, de Los Beatles y Keith Moon, de The Who, bastante distintos entre sí. Fue una coincidencia, nunca nos propusimos hacer una canción heavy o country o punk. Michael (N. d. R.: Poulsen, cantante y guitarrista) me mostró un montón de ideas que tenía, y algunas me gustaban porque sonaban a Black Sabbath y otras porque se parecían a Misfits o a The Offspring. ‘Están buenas, nosotros podemos hacer eso’, le dije. Algunas tenían un toque de Metallica y dije: ‘Ok, eso es un poco más raro, pero también podemos hacerlo’. Y así es básicamente como empezamos.”
Parte de ese estilo (sumar elementos para un sonido propio) se refleja también en los nombres de sus discos (The Strength/The Sound/The Songs, Rock the Rebel/Metal the Devil, Beyond Hell/Above Heaven) que, dice Larsen, son otros accidentes. “¡Ja! Es verdad, no me había dado cuenta. En todos los casos fueron cosas que le daban vueltas a Michael en la cabeza y no sé de dónde las sacó, pero un día vino y dijo que ya tenía el nombre para el álbum. La verdad es que ni siquiera yo lo sé, voy a preguntárselo...”
Con cinco discos, la fórmula de Volbeat todavía parece ser distorsionar canciones folk, agregarle algún slide sureño y acompañarlas con letras sensibleras, como la de Cape of Our Hero, el primer corte, que tiene un video de los que anudan la garganta. Eso y su actitud cojonuda (y al mismo tiempo entretenida) hicieron de Volbeat la banda más popular de su país desde los tiempos en que King Diamond asustaba. Y ser material de exportación de una tierra en la que abunda el rock no es poca cosa: “Realmente existe una escena de rock en nuestro país, pero siempre a todos nos resultó muy difícil darnos a conocer, por algún motivo que desconozco no terminamos de explotar. Quizás el rock sueco, noruego o finlandés tenga otro tipo de fórmula que desconocemos”, estipula. Mientras tanto, los Volbeat son felices con su público amplio, que durante varias noches los obligó a colgar el cartelito de Sold Out en su muro de Facebook, en el que (justamente) las etiquetas abundan.
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