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Jueves, 12 de junio de 2014
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Maneras de llegar al Mundial

El rebusque

Por Juan Ignacio Provéndola
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Desde que en 1950 comenzaron a hacerse de manera ininterrumpida (tras el hiato de la Segunda Guerra), apenas cuatro sucedieron en Sudamérica. La cuenta da algo así como uno cada 20 años, y ése es uno de los argumentos que empujó a una multitud de argentos a asumir los esfuerzos necesarios para alcanzar el sueño de todo futbolero apasionado: ir a un Mundial. Sin embargo, Brasil no está tan cerca como parece. Conseguir entradas fue una odisea en la que se combinaron trámites dificultosos por Internet con los precios dementes de la reventa, únicas alternativas para apropiarse de tickets si no se tiene la gracia de ser barrabrava, dirigente de la AFA o ganador de algún sorteo. Las resoluciones creativas quedaron para los otros menesteres fundamentales del Mundial 2014: el traslado y la estadía.

Muchos comenzaron a revisar la agenda, rastrear viejos amigos o preguntarles a conocidos. Hasta que, al fin, llegaban al ansiado contacto: alguien que los pudiera alojar en Brasil. Esa fue la suerte de Fidel Paganini: “Un amigo de mis viejos vive en Río de Janeiro, así que sabía que paraba gratarola. Saqué con tiempo un pasaje barato y en cuotas, y conseguí una entrada oficial y otra de reventa. Veo los dos primeros de Argentina y vuelvo”, dice este músico que llevará guitarra y amplificador para “tocar donde sea”, junto a un amigo saxofonista que viaja con él.

Otros aprovechan alguna punta para hacer base y, desde allí, irse moviendo por donde los lleve el Mundial. Lucas Guardincerri y sus tres amigos consiguieron entradas a través de distintas vías y para diferentes partidos. De todos modos, se van a mover todos juntos en un mismo auto. “Llevamos bolsas de dormir para los lugares en los que no tengamos amigos que nos hospeden”, aclara Lucas. Algo similar a lo que harán Federico Campos y sus amigos, quienes consiguieron entradas en los sorteos FIFA para los dos primeros partidos de Argentina y no dudaron en hacer esfuerzos tales como viajar en auto desde Buenos Aires, dormir donde sea y “trabajar durante mucho tiempo más de doce horas por día, para dejar las cosas en orden y poder ir tranquilos”, detalla Federico.

Cuando el espacio no alcanza, lo que cede es la inventiva. Y eso es lo que les sobró a once cordobeses que se conocieron jugando en la Liga Amateur de Fútbol de esa provincia. Pusieron 13.500 pesos por pera y compraron un colectivo modelo ‘98 al que le metieron mano durante un año para reacomodarlo. Hoy tiene el baño original y otro instalado de cero, un piso con 16 camas y otro con cocina, heladera, pantalla LED, DVD, Playstation y dos aparatos de aire acondicionado para templar los fuegos tropicales. Algo similar hicieron 16 amigos de Paraná con un Mercedes-Benz 1114 modelo ‘94 que había sido micro de línea hasta 2012. Lo pagaron 65 mil pesos y la puesta a punto estuvo a cargo de uno de ellos, que tiene un taller mecánico. Su proyecto “Mundial andando” logró el apoyo de una marca de cervezas. El sábado 7 organizaron una fiesta despedida y al día siguiente marcharon desde 1º de Mayo, la plaza principal de la capital entrerriana.

El platense Claudio Arona también aprovechó sus conocimientos sobre fierros para acondicionar su vehículo y partir hacia Brasil. Tiene una estanciera Ika Renault ‘57 a la que le cambió el chasis y le agregó cocina, baño y sillón. Va a parar en campings y a la vuelta tiene pensado tripear por el Norte argentino. ¿Arriesgado? Y eso que aún no conocieron la historia de Nicolás Páez y Román Delía, que irán a bordo de un Ami 8 ‘75 en una apuesta que, luego del Mundial, continuará hasta México.

Sebastián Guida y Matías Lombroni arrancaron antes que todos. Lo hicieron desde Mar del Plata... en bicicleta. La decisión la tomaron el año pasado, cuando ambos cruzaban la Cordillera. Entrenaron seis veces para hacer 3500 kilómetros en sesiones diarias de ocho horas, trepando hacia Brasil por la costa del Atlántico. Cuentan que el viaje también es un homenaje a Richard Swanson, un norteamericano que quiso ir a pie hasta el Mundial y fue atropellado dos semanas después. Sebastián aporta otro dado: “No tenemos entradas, así que por lo menos esperamos sacarnos fotos con algunos jugadores”. ¡Traigan Garotos!

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