Elegà a Jim Campbell porque lo considero un artista capaz de unir tecnologÃa y creatividad como ningún otro.
Yo ya lo conocÃa de antes, pero una vez, estando en Kansas, armando una instalación en el Daum Museum de la ciudad, me encontré con la obra de Campbell y lo conocà en persona. Tuvimos una charla interesante, en donde sentà que su camino en el arte era muy parecido al mÃo.
Sand 1995 junto con otras obras que componen la serie Memory Works constituyen piezas de pequeño tamaño en donde no hay desbalances entre lo técnico y lo artÃstico. Son objetos que rescatan la memoria. Pero no toda sino elementos que se encuentran enterrados entre la complejidad de los recuerdos. La obra es un pequeña pantalla en la que hay una imagen de arena que pierde el foco según el ritmo de una caminata suya en la playa.
Un dÃa, Jim salió a caminar por la playa con un sensor de presión en la planta del pie y registró la presión que la arena ejercÃa sobre su pie a lo largo de la caminata. De esa manera, la misma presión de sus pisadas quedó grabada en el dispositivo electrónico que podÃa reproducir esa sensación a partir del enfoque y desenfoque de la imagen de la arena en la pantalla.
Esta obra, esta mirada y este recorrido conceptual y estético dejan a la vista la evidencia de cuán compleja puede ser una simple caminata frente al mar. Es una búsqueda sensorial, emotiva y racional a la vez. Como si fuera un bucle, el artista consigue una sÃntesis de su experiencia y vivencia que me encantaron. Incluso estéticamente, las cajitas de metal, despojadas, con sus cablecitos que cuelgan y su movimiento silencioso, me gustan profundamente.
En 2006 lo invité a Buenos Aires al programa de Arte Interactivo que coordino en el Espacio Fundación Telefónica y a la Universidad de Tres de Febrero a dar unas conferencias. Es un tipo encantador y, a su manera, me ayudó a despejar mis ideas. En sus trabajos utiliza la tecnologÃa como un modo de expresión y no como un tema en sÃ, y esto se une a mi propia búsqueda artÃstica. Los dos partimos de las ciencias duras. Campbell es ingeniero, trabajó para la industria electrónica y, más adelante, pasó al mundo del arte. De modo que la tecnologÃa no lo deslumbra ni lo enceguece, es una parte más de su formación, con la cual trabaja los conceptos que vuelca en sus obras. Y lo mismo busco yo con mis trabajos. Al formarme desde un principio desde la ciencia, la tecnologÃa ha sido algo transparente para mà y me ha permitido articular el mundo desde otra óptica. La ciencia me permitió mi propio camino artÃstico.
La obra que elegÃ, con su alusión clara y simbólica acerca de la memoria y sus vericuetos, me absorbe y seduce. Tomar la cuestión de lo que está y no está, hacer visible ese elemento que es invisible y complejo a la vez, escondido. Se trata de una especie de encastre de la memoria, en donde Campbell articula su propia historia a la manera de un artista y un ingeniero a la vez. Eso me conmueve y despierta mi propia complejidad.
Testimonio recogido por Mercedes Pombo
A mediados de la década del ’90 desarrolla una serie denominada Memory Works, la cual consta de 11 esculturas que se refieren al tema del recuerdo y el olvido, la ambivalencia, la imagen y la pérdida. Dentro de esta serie se enmarca la obra elegida por Sardón.
Su obra está presente en las colecciones del Museo de San Francisco de Arte Moderno y el Museo de Arte de la Universidad de Berkeley, entre otras. Desde 2000, y hasta la actualidad, sus producciones artÃsticas se han volcado hacia la experimentación con el color y la percepción.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.