Cuando notaron que tenÃa cierto interés en la pintura, que mi pasatiempo favorito era construir e inventar manualidades, pintar y decorar objetos e ir a la carpinterÃa de mi abuelo para hacer mis juguetes, mis padres decidieron mandarme a un taller de arte. AllÃ, entre otras cosas, escuchaba historias de vida de muchos pintores.
Poco retenÃa, pero una de las cosas que nunca olvidaré era el dato de que Gauguin habÃa sido corredor de Bolsa y habÃa dejado todo, incluso a su familia, para irse a pintar a TahitÃ. Condicionado por el énfasis moralista del relato (sin duda aquella maestra no acordaba con la idea de aquel artista loco y abandónico), nunca comprendà qué era lo que podrÃa esperar a un hombre del otro lado del mundo. Qué buscarÃa, olvidándose de todo.
Aunque sin entender, nunca dejé de pensar en mi posible viaje.
Unos años más tarde, mi madre me compró dos fascÃculos de pintura en el quiosco de diarios y me los regaló. Uno de Picasso y otro de Gauguin. Inmediatamente comencé a hojear el de Gauguin y, pasando las hojas, me detuve casi hipnotizado en ese rostro endiablado. ConocÃa algunas obras de Gauguin en reproducciones, pero nunca habÃa visto esos ojos verdes. SabÃa que era él. Que se habÃa pintado a sà mismo. Me corrió un cosquilleo por el cuerpo. Sentà toda su excitación. Esa piel rosada, esas llamaradas en el pelo. Las chicas tahitianas, integradas a su lugar, casi sin enterarse de la presencia del pintor. Gauguin, El Extraño, conteniendo su libido, pero desbordado a través de su pie convertido en garra. Inmediatamente comprendà lo que hacÃa Gauguin en esas islas. Quise viajar para allá. Quise probar qué se sentÃa dejar correr los pulsos del deseo.
Adoro este cuadro. En medio de cualquier búsqueda en la biblioteca, me cruzo con el fascÃculo y voy a esa página. Me detengo. Trato de imaginar esa vida nueva. Contes barbares me obliga a pensar en mÃ.
Justo hoy, buscando la reproducción de la obra para escribir sobre ella, no encuentro la publicación. Sé que la ordené y la puse a salvo. Seguro me la cruzaré en breve. Iré directo a esta reproducción y me preguntaré una vez más si estoy en la isla o deberÃa emprender un nuevo viaje.
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