El n煤mero de alumnos que componen la matr铆cula de la Escuela N潞 632 "Jos茅 Mar铆a Puig", de Rep煤blica 8050, baj贸 casi en un 50 por ciento en los 煤ltimos tres a帽os. Pero el dato que menciona con preocupaci贸n Oscar Lupori, coordinador del Movimiento Ecum茅nico por los Derechos Humanos y cooperador de la instituci贸n, se repite en otras escuelas rosarinas cuyas autoridades o docentes prefieren no identificarlas por temor al cierre de secciones escolares mientras sostienen la esperanza que ni帽as y ni帽os regresen a clases. Para Lupori una de las causas que inciden en el desgranamiento y la deserci贸n, tiene que ver con la forma de relaci贸n que la escuela establece con los chicos que, rara vez, tiene en cuenta la realidad en la que viven y les hace sentir que "no pueden seguir adelante". La ministra de educaci贸n de la provincia Elida Racino sostiene que se trata de un problema complejo que no puede ser abordado s贸lo por la escuela "que necesita ayuda" y explica la constituci贸n del gabinete social en Rosario con la intervenci贸n de cinco ministerios -Educaci贸n, Salud, Desarrollo Social, Innovaci贸n y Cultura y Trabajo- que junto al municipio se plantean estrategias de abordajes interdisciplinarios desde los grupos familiares.
"De una matr铆cula cercana a los 800 alumnos, este a帽o hay poco m谩s de 400 chicos en la escuela N潞 632 de la zona conocida como Fisherton Pobre" cuenta a Rosario/12 Oscar Lupori cuando tambi茅n da el perfil de gran parte de los ni帽os que van a la "Jos茅 Mar铆a Puig". Dice que se trata en gran medida de "los hijos de las familias migrantes que en un 90 por ciento llegan de Chaco y en porcentajes menores de Corrientes y Santiago del Estero". En el barrio como conjunto est谩n las villas de emergencia que se conocen como Emaus, Stella Maris, Santa Rosa y la que naci贸 con el nombre de La Bombacha y ahora lo troc贸 por el significativo de La Esperanza. "Es todo lo que en las asambleas de los a帽os 2002 y 2003 se conoci贸 como Fisherton Pobre" cont贸 Lupori quien tambi茅n explic贸 que en una reuni贸n de la asociaci贸n cooperadora que integra surgi贸 el dato que marca el brusco descenso de la matr铆cula. "No se puede pensar que casi 400 alumnos se fueron a otras escuelas; una peque帽a parte lo habr谩 hecho en la estrategia que siempre ensayan los pobres en cuanto a la supervivencia y a la resistencia, cuando piensan que sus hijos tengan una posibilidad, aunque sea un poquito mejor, de la que ellos tuvieron". Sin embargo el resto "habla de desgranamiento y abandono del sistema", dice el coordinador del MEDH.
Desde el lugar de director de una escuela rural en el departamento Constituci贸n, Juan Carlos Di Leo est谩 convencido que en la mayor铆a de las escuelas urbanas la matr铆cula est谩 dibujada y se sostiene en la esperanza en cuanto a que quienes lo abandonan retornen al sistema. "Hay muchas chicas y chicos que no est谩n en las escuelas y la calle les ofrece un lugar, en definitiva un no-lugar para el estar, el deambular, jugar en los ciber, tomar una cerveza casi como estadio inmediato del curtir alguna droga". Di Leo dice que el primer presupuesto que la instituci贸n escuela plantea a los alumnos "es el tener que demostrar lo que saben, por eso cuesta soportar el 'no puedo aprender a leer, a escribir o a resolver un problema'. El marco con el que se encuentran no tiene que ver con la realidad que viven". Di Leo, en la escuela rural que dirige, tiene alumnos de la zona muy pobre ubicada en las barrancas del Paran谩 del departamento Constituci贸n. Ellos deciden no ir a las aulas urbanas: "No pueden soportar la exigencia de la excelencia y se quedan en el camino, empiezan a faltar dos, tres d铆as y cuando vuelven ya hay saberes que perdieron. Comienzan entonces a ser l铆deres de la impertinencia y quienes perturban el proceso de ense帽anza-aprendizaje. Son los chicos que est谩n en los bordes, en el costado y en realidad son incluidos pero no integrados. La sociedad c贸mplice prefiere no ver algunas cosas, genera presi贸n hacia los docentes y hacia los alumnos. Est谩 tambi茅n el planteo por parte de sectores de padres acerca del porqu茅 se tiene en un grado a un alumno que tiene cinco a帽os m谩s que la edad promedio de quienes lo cursan y otra serie de prejuicios y estigmatizaciones".
Varios maestros de distintas escuelas de la ciudad que brindaron su testimonio a este diario hablaron de la deserci贸n y el desgranamiento escolar con el temor de que "se cierren secciones de grado".
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