Desde Santa Fe
Tres testigos que declararon esta semana ante el Tribunal Oral de Santa Fe en el juicio por el asesinato de Silvia Suppo pusieron en entredicho el relato de los dos imputados por el crimen: Rodrigo Sosa y Rodolfo C贸ceres. Se trata de tres clientes de Silvia: Mercedes Fasano; su esposo, el ingeniero Homero Ingaramo y el bioqu铆mico Andr茅s Albrecht, quienes fueron los primeros en llegar al negocio de Suppo y auxiliarla cuando ella desfallec铆a en el fondo del local, tras sufrir nueve pu帽aladas que le costaron la vida. Fasano la descubri贸 oculta por un mostrador, en un rinc贸n: "Ayudame", le suplic贸 Silvia. Ella sali贸 despavorida a avisarle a su marido que la esperaba en la calle, al volante de su auto. Ingaramo corri贸 entonces a buscar una ambulancia de un servicio privado que est谩 a cien metros. Y ese momento, lleg贸 Albrech. Los tres no recordaron haber visto "mucho desorden" "cerca de la entrada" del comercio, donde Sosa y C贸ceres confesaron un forcejeo con Suppo ante una supuesta resistencia, la apu帽alaron y despu茅s la llevaron al fondo. Ya en diciembre, un oficial de la Polic铆a Cient铆fica, H茅ctor Bonzi, hab铆a ubicado el ataque en "la parte posterior" del local. La brecha entre los testimonios y el relato de los imputados alienta la hip贸tesis de la querella, que desde un principio sospecha que entraron a matarla y el robo fue un simulacro.
La semana pasada, la m茅dica y perito de parte, Dolores Perassolo revel贸 que uno de los cuchillos secuestrados en la causa no es el arma homicida y plante贸 dudas sobre el otro porque en ninguno de los dos se encontraron restos gen茅ticos de la v铆ctima. Perassolo dijo que Suppo no ten铆a escoriaciones ni heridas defensivas. "Ella no se defendi贸", dijo. Subray贸 el "ensa帽amiento" y la "precisi贸n" de las pu帽aladas en 贸rganos vitales. Los ejecutores "sab铆an lo que hac铆an". Y explic贸 el principio de "transferencia" entre v铆ctima y victimario, por lo que le llam贸 la atenci贸n que no hubiera rastros gen茅ticos ni en los cuchillos ni en la ropa de los imputados.
El viernes declararon siete testigos, entre ellos los esposos Ingaramo y Albrecht. Mercedes Fasano fue la primera que lleg贸 al negocio de Silvia aquel lunes 29 de marzo de 2010. Era antes de la 10 de la ma帽ana. Entr贸 y le pareci贸 que no hab铆a nadie. Observ贸 una escalera y un balde, como si hubieran estado limpiando. Golpe贸 las palmas varias veces, a la espera de ser atendida. Y desde adentro, ve que su marido estaciona el auto en la puerta. Se anim贸 entonces a explorar el local y buscar a la due帽a, que encontr贸 detr谩s de un mostrador, en un rinc贸n en el fondo. Silvia estaba semisentada. "Ayudame", le dijo. "Me habl贸 muy suavemente", record贸 Mercedes que sali贸 a buscar a su marido. En ese momento, lleg贸 Albrecht, que ven铆a a cambiar un regalo. Ingaramo corri贸 hasta un servicio m茅dico privado y Albrecht llam贸 al 107. La primera ambulancia lleg贸 en minutos.
En el 铆nterin, Fasano se qued贸 con Silvia, que ya hab铆a desvanecido en el suelo. Ten铆a una mancha de sangre en el abdomen. Y no hablaba. "Le dije que se quedara tranquila. Y me puse a cantarle hasta que llegaron los m茅dicos", relat贸 Mercedes. La voz se le quebr贸. "Fue una conmoci贸n muy grande".
- 驴D贸nde encontr贸 a la se帽ora Suppo? - le pregunt贸 el abogado querellante Guillermo Munn茅.
- Detr谩s de un mostrador en el fondo. Ella estaba en el rinc贸n, entre la pared y el mostrador.
- 驴La pod铆a ver desde el frente del local?
- No, para verla tuve que entrar hasta el final del negocio -contest贸 Fasano. En el juicio, algunos polic铆as llegaron a decir que hab铆an visto manchas de sangre desde la vereda.
Ingaramo subray贸 el relato de su esposa sobre el estado de Silvia. "Se quejaba mucho de dolor", dijo. Y coincidi贸 que la entrada del negocio no era un escenario de lucha. "Hab铆a algo de desorden", dijo Ingaramo. Albrecht apunt贸: "No recuerdo haber visto mucho desorden en la entrada del negocio. Hab铆a elementos tirados o en el suelo, pero no muchos".
En las indagatorias, C贸ceres y Sosa dijeron que atacaron a Suppo "cerca de la entrada, donde la se帽ora estaba acomodando llaveros". Seg煤n C贸ceres, Silvia "le alcanz贸 a sacar el cuchillo" a Sosa, por lo que 茅l la sujet贸 "del cuello y le da el primer puntazo en el pecho". Ah铆, Sosa "agarra el cuchillo que la se帽ora hab铆a soltado" y le empez贸 "a dar puntazos de frente", mientras 茅l la sosten铆a desde atr谩s. Y despu茅s, C贸ceres la "llev贸 arrastrando hasta el fondo del local, no s茅 si estaba conciente porque no dec铆a nada".
Los testigos que declararon el viernes no dijeron haber visto signos de lucha en entrada del negocio. Y lo mismo plante贸 un licenciado en Criminal铆stica de la Polic铆a Cient铆fica, H茅ctor Bonzi, que declar贸 en diciembre. "La agresi贸n fue en la parte posterior del local", dijo
- Detect贸 signos de lucha en la parte de adelante --le pregunt贸 entonces el fiscal Mart铆n Suarez Faisal.
- La agresi贸n fue en la parte posterior del negocio -contest贸 Bonzi.
- 驴Atr谩s?
- S铆, atr谩s remarc贸. El relato Bonzi gener贸 incluso un contrapunto entre Munn茅 y la presidenta del Tribunal, Mar铆a Iv贸n Vella ante una repregunta de la jueza. "El testigo no dijo que Suppo fue llevada atr谩s", reproch贸 el abogado.
- No s茅 si fue llevada, los signos demuestran que fue agredida atr谩s del local - concluy贸 Bonzi.
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