Si bien los cuentos de Roberto Fontanarrosa se "corporizaron" hace apenas un par de años a partir de su llegada a la pantalla de Canal 7, Cuestión de principios ya venÃa gestándose con antelación, a partir de una idea conjunta entre el director Rodrigo Grande y el propio Fontanarrosa. Sin presiones, la dupla se deleitó con jornadas de trabajo que derivaron en una comedia que, según explica Grande, está atravesada por el espÃritu del Negro, y que hoy llegará a las salas locales con las actuaciones protagónicas de Federico Luppi, Norma Aleandro y Pablo Echarri.
Incorporado a las mesas galanescas de Fontanarrosa y compañÃa, allá por el 2003 Rodrigo Grande comenzó a pergeñar una pelÃcula mano a mano con el Negro, que al momento de seleccionar entre sus obras propuso a "Cuestión de principios" como un cuento apto para su conversión a la pantalla grande. "Siempre con el Negro hablamos de hacer una pelÃcula. Yo venÃa de hacer Rosarigasinos, y en ese momento seguÃa dando vueltas por los festivales con la pelÃcula. Cuando le propuse al Negro co-escribir le dije que él eligiese el cuento. Me dijo que habÃa dos o tres posibles, y el primero que me propuso fue `Cuestión de principios`. Y ahà me parece que lo frené. `Es éste, Negro`, le dije, porque era un cuento que a mà siempre me habÃa parecido que era el ideal para hacer una pelÃcula", apuntó el realizador.
En diálogo con Rosario/12, agregó: "Una de las cosas que más me interesó es que la historia pareciera tratar sobre los principios, pero en realidad para mà se trata de la necesidad de ser querido. De cómo el discurso de uno, y hasta los ideales, pueden cambiar con tal de que lo quieran. En realidad la historia se trata un poco de éso, de la duda, de la necesidad de valorización de los demás".
El film cuenta la historia de Castilla (Luppi), un hombre maduro que mantiene férreamente códigos y formas que lo convierten en un caso excepcional dentro de la sociedad moderna. "Es un personaje medio anacrónico, que se quedó en el tiempo porque cree que éso era lo que debÃa hacerse, y en un punto el mundo le cambió. Son otras cosas las que necesitan de él para que lo quieran", apuntó Grande en relación a ese hombre que se verá tentado por su nuevo jefe (un yuppie moderno), y deberá poner en la balanza valores, afectos y dinero.
Responsable de la adaptación junto a Fontanarrosa, Grande (quien también adaptó las obras para su versión televisiva) admite hoy que los resultados sobrepasan los objetivos imaginados cuando, seis años atrás, comenzaron a trabajar sobre el cuento. "La verdad que supera las primeras ideas que tenÃamos --admitió--. El guión fue tomando una forma cada vez mejor. En realidad lo que pasaba es que el orgullo, el placer de construir con el Negro era un valor en sà mismo. Nos divertÃamos mucho trabajando, hablando de Castilla, y lo hicimos sin apuro, porque nadie nos corrÃa con los tiempos, era muy placentero. Entonces el guión que iba saliendo siempre iba siendo mejor de lo que esperábamos, porque era divertido hacerlo, y éso se terminó reflejando en la pantalla. Nos reÃamos de Castilla todo el tiempo, de las situaciones en las que podÃamos ir metiéndolo, profundizando un poco más el cuento".
En ese marco, para el director no hay mayores expectativas que las de divertir a los espectadores. "Es una pelÃcula hecha para el público, como yo creo que deben ser hechas las pelÃculas. No hay una expectativa mayor en cuanto a que se note algo de la dirección. Las pelÃculas que me gustan, y que quiero volver a ver, son aquellas en las que te metés en la historia y disfrutás. Esa siempre fue mi intención con esta pelÃcula. Y supongo que la gente va a encontrar el espÃritu de Fontanarrosa en la pelÃcula, es lo que de alguna manera siempre traté de mantener, la situación de que sea una comedia pero inteligente", concluyó.
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