Humberto Tortonese es un actor de oficio. Activo participante del under porteño en la década del 80, Tortonese puede ser presentado como un talentoso humorista, aunque el rótulo resultarÃa insuficiente, algo que demuestra con su interpretación en El beso de la mujer araña, obra que este sábado a las 21.30 se presentará en el Auditorio Fundación (Mitre 754).
Escrita por Manuel Puig, la obra transcurre en la celda que, en medio de la dictadura militar, deben compartir un homosexual y un activista polÃtico. Con Rubén Szchumacher como director y MartÃn Urbaneja como co-protagonista, la obra devolvió a Tortonese a las tablas, que después de su trabajo en La voz humana regresó a las salas alternando su labor en los medios.
"Todo el primer proceso de ensayo fue una situación, porque tenÃa que estudiar mucho. Como estaba haciendo otras cosas estaba todo el dÃa afuera, llegaba la noche y estudiaba. Creo que estudié más que toda mi vida, porque cuando estudiás un texto asà no parás hasta que lo memorizás. Después vino el proceso de la dirección. Cuando me dijeron que Szchumacher iba a dirigir me pareció que podÃa ser, porque el texto era como un clásico y querÃan que esté intacto. La verdad sus obras no las habÃa visto, sà sabÃa de su trayectoria".
Ya con la puesta en cartelera, Tortonese debió aguardar algún tiempo hasta sentirse relajado con su trabajo. "Al principio a la obra la veÃa como más dura, después realmente se fue aflojando --explicó--. MartÃn es muy buen actor y en esta obra los dos personajes son importantes, y ahora que hace seis meses que estamos siento que se aflojó, que encontramos la obra. Lo que pasa es que esta obra costó más que otras. En La voz humana, que era un proyecto mÃo, al texto de Jean Cocteau lo fui masticando y llegué bien al estreno. Los estrenos son siempre un sufrimiento, pero el estreno en La voz humana fue bien y después iba cada vez mejor. Acá fue como muy tremendo el estreno, mucho más duro, y después realmente en un momento nos empezamos a divertir. Ahà es donde sale la obra".
Ya en relación a la trama, el protagonista apuntó: "Son dos personajes totalmente distintos. Molina es homosexual y entra ahà por corrupción de menores. En realidad se cogió a un tipo que era menor, lo agarran y aparte lo usan ahà adentro, porque no es un degenerado. Lo que muestra Puig en éso es increÃble, porque muestra la sensibilidad en dos seres totalmente distintos. Molina, por medio de pelÃculas y todo, va sacando al otro, al polÃtico, de su mundo, de lo traumático de lo que no podÃa salir. Aparte era una época en la que se vivÃa muy al extremo. Siempre digo que estos seres, afuera, en la calle, no se hubiesen conocido nunca. Acá, encerrados, cada uno por su personalidad atrapa al otro. Sobre todo Molina, que hace que el otro empiece a ver el valor de un ser humano, más allá de tener a un homosexual enfrente. En éso el texto es genial, por cómo lo cuenta Puig".
La obra va mucho más allá del retrato de época, profundizando la relación entre esos personajes en apariencia dispares. Asà lo entiende Tortonese: "No vi ninguna de las puestas que se han hecho de El beso..., y cuando la leà tenÃa miedo que la obra pudiera quedar un poco antigua. Pero después, al hacerla, me dà cuenta que no. A la gente todavÃa le cuesta adaptarse a las diferencias, a que el otro sea diferente".
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.