¿Qué consecuencias puede acarrear para la sociedad la confluencia en un proyecto polÃtico de lÃderes corporativos empresariales, jerarcas eclesiales y dirigentes de tendencia nazi fascista, xenófoba y antisemita?
La Argentina de los años treinta y cuarenta fue escenario de un despliegue similar con las consecuencias de persecuciones, encarcelamientos, torturas y muertes para los luchadores sociales obreros revolucionarios.
Basta recorrer las páginas del periódico solidaridad Obrera, editado entre otros por el activista de la Federación Anarcomunista Argentina (F.A.C.A) Laureano Riera DÃaz para captar el clima de época.
Luego de derrotada la gran huelga general, inicialmente lanzada por los obreros de la construcción, extendida después a otros gremios y por gran parte del territorio del paÃs, emergió la entente corporativa, patronalclerical y militar, ultranacionalista que sometió al conjunto a sus prácticas y discursos.
La magnitud de la derrota polÃtica, económica, social y cultural padecida desde mediados de los años setenta cuando comenzaba la cacerÃa de delegados gremiales combativos y la aniquilación de las comisiones internas, es tal que por eso, entre otras cosas, vuelven los discursos y prácticas de un fascismo que siempre opera como contrarrevolución preventiva.
Es nuestra tarea contrarrestarlo con la autoorganización popular y la acción directa y asamblearia que impulse la solidaridad social
Carlos A. Solero
Puedo decir que lo manifestado por el secretario de Servicios Públicos sobre el servicio nocturno podrÃa estar inscripto en el manual de zonceras argentinas. En altas horas de la madrugada los fines de semana los colectivos cambian de recorrido para evitar las calles céntricas, por la inseguridad. Innumerables son los casos de personas que deben caminar muchas cuadras para llegar a su trabajo porque el colectivo las deja fuera de su recorrido.
No cargo las culpas sobre los choferes. Yo harÃa lo mismo con los jóvenes que suben borrachos y no quieren pagar boleto, molestan al pasaje y cuanto uno se pueda imaginar. La causa es la ausencia de policÃas. Si los hay, están distraÃdos jugando con sus celulares. Pregunten a cualquier taxista o colectivero. La mentira no es el camino para un mejor servicio.
Raúl Oscar Terrazzino
taxista
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