Desilusión
Si antes de colocar nuestro sobre en la urna electoral, hubiéramos podido subirlo a una balanza, nos hubiéramos sorprendido enormemente de su peso especÃfico. Su interior se encontraba cargado de expectativas que nos permitieran vivir con mayor seguridad, paz, trabajo, justicia, educación, dignidad para los jubilados, disminución de la mortalidad infantil, ausencia de violencia de género, saneamiento ambiental, sin cortes de luz, con rutas transitables, sin autoridades corruptas que supieran comprender que sólo serÃan "circunstanciales empleados del pueblo" (no dueños del mismo), ¡y tantos deseos más! El aparente frágil papel no hubiera podido sostenerse por la excesiva carga.
Asà fue mi sobre cuando me tocó votar. Estimo que asà debe haber sido el sobre de todos los argentinos de buena fe. Mas el correr del tiempo está quitando uno a uno todos los deseos que encerramos en aquél sobre silencioso. Sólo los soberbios en su ceguera patológica podrán decir que no es asÃ. Si pudieran abrir los ojos un instante se sorprenderÃan al observar que en el rostro de los argentinos se va borrando poco a poco la sonrisa y lo que es peor aún, es que está siendo reemplazada por una mueca de resignación y acostumbramiento a la barbarie.
La desilusión enorme de la mayorÃa por el voto equivocado, invade nuestras vidas. Hemos desviado el destino promisorio que soñamos para nosotros y para nuestros descendientes. Pero como somos optimistas, deberÃamos reclamarles pacÃficamente a aquéllos que hemos elegido, que vean bien en qué consistÃa el peso especÃfico de aquellos sobres que en mayorÃa depositamos con muy buena fe. Entiendo que no deben haber olvidado que asà funciona la democracia que todos queremos.
Edith Michelotti
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