Heraldo Vera tiene 19 años y está detenido en la Unidad Penitenciaria Nº 3, la vieja cárcel de encausados de Rosario. Hace poco el juez de Menores con jurisdicción sobre su causa lo encontró responsable material y penalmente del homicidio de un policÃa, el sargento 1º Orlando MartÃnez. Vera no deberÃa estar allà sino alojado en algún sitio que responda a los requerimientos y cuidados para que pueda 'rehabilitarse', según el término usado de manera más común. Sin embargo su historia registra soledades, olvidos y abandonos por parte de su familia y también de la Justicia. Como se repite en la mayorÃa de la vida de chicos en conflicto con la ley penal, Heraldo Vera pasó hambre, comió de la basura, vivió en la calle, fue abandonado por sus padres, tiene cursado sólo hasta el cuarto año de la educación formal y la Justicia que debÃa protegerlo lo arrumbó, casi siempre en lugares de adultos, comisarÃas y penitenciarias. Pasó por el pegamento, la marihuana y muchas puñaladas en su cuerpo. Hoy cuando es un ferviente practicante evangélico su discurso mÃstico propone la esperanza que parte de la existencia divina y a la vez la resignación como actitud ante lo que parece inmodificable.
Rosario/12 cumplió las formalidades para entrevistarlo, justamente porque como este diario publicó tiempo atrás dos magistrados, entre ellos el encargado de tutelarlo, el juez de Menores Juan Leandro Artigas y el de Instrucción Luis MarÃa Caterina desconocÃan que estaba en la cárcel de Coronda en abierta violación a leyes nacionales y tratados de los que la Argentina es firmante en protección de los chicos detenidos. Tanto es asà que H.V. tomó 'existencia real' cuando el juez Caterina lo citó a través de una cédula que envÃo a la zona del barrio de la comunidad toba en TravesÃa y las vÃas y como no se presentó porque estaba en Coronda, y ni siquiera se enteró de ese requerimiento, lo declaró en rebeldÃa.
Heraldo llegó a las 5 de la tarde del jueves pasado a la oficina asignada para la entrevista. Estaba vestido y peinado como 'de domingo': jean azul oscuro nuevo, campera con abrigo de corderito y una tranquila sonrisa que mantuvo durante casi toda la charla.
El vino a Rosario desde el Chaco y a la zona de TravesÃa al 200 cuando tenÃa 3 años. Lo hizo con su padre paraguayo, su madre chaqueña y 6 hermanos. Lo primero que dice es que desde que era muy chico iba a pedir monedas, "una forma de juntar algo porque papá y mamá no tenÃan trabajo". Lo anotaran en la Escuela 614 República de Nicaragua en la avenida Alberdi y Rubén DarÃo donde cursó hasta el cuarto grado y de allà en más no volvió al estudio formal. La sonrisa que mantuvo a lo largo de las casi dos horas de charla con esta cronista se desdibujó para contar las que recuerdas como imágenes dolorosas: "Papá empezó a tomar vino y a pegarle a mamá hasta que regresó al Chaco con algunos de mis hermanos". Aquà quedó su madre, él y su hermano Angel que ahora tiene 24 y es la única persona que de vez en cuando lo visita en la UP Nº 3. "Estaba todo el tiempo en la calle, conocà el cigarro, la marihuana y el Poxi...Me quedaba a dormir por ahà con otros chicos de 13 y 14 y no volvÃa por dÃas a casa. ComÃamos de la basura, empecé a caer detenido". Por el relato de Heraldo la primera vez fue cuando tenÃa 10 años por un robo. "Me habÃa acostumbrado a estar en la calle, a hacer daño, a robar".
-¿Te buscaba tu mamá?
-SÃ, me buscaba y yo me escapaba de ella. La và llorar muchas veces. Ahora la entiendo. HabÃa caÃdo en la comisarÃa 11º. Después cuando ya tenÃa 12 y volvà a estar detenido me abandonó. Sólo la vi una vez más a los 14.
Agustina Núñez, la madre de Heraldo, una mujer de 44 años vive en Formosa y su padre sigue en el Chaco. "Me sentÃa mal, muy vacÃo, cuando tenÃa droga estaba un poco más tranquilo, me ayudaba a sufrir menos, a sentir menos dolor en mi corazón". Las entradas en comisarÃas fueron recurrentes hasta el dÃa fatal, el 4 de febrero de 2005 cuando en la zona de Bielsa y Felipe Moré fue herido el sargento 1º Orlando MartÃnez quien murió luego. En esa zona fueron detenidas dos personas, Heraldo y un mayor de 22 años que se encuentra ahora condenado a cadena perpetua y está en Coronda. Heraldo dijo siempre que él no habÃa sido y que sólo llevaba en su bicicleta a un chico que conocÃa de vista y que según su testimonio, no es el mayor condenado.
Heraldo Vera fue llevado al IRAR donde le dijo a Rosario/12 que ya habÃa estado antes. ¿Cómo era el Instituto?, preguntó este diario.
-Pienso que no era un lugar para rehabilitarse ni para capacitar a los pibes. Todo era muy sucio, era muy feo cuando nos 'engomaban', siempre entre las 2 y las 4 de la tarde.
-¿Qué contacto tuviste con la defensora oficial?.
-En ese momento no recuerdo que haya venido a verme. Después me llevaron 1 o 2 veces a Tribunales, una cuando estaba en Coronda. La và algunas veces más en el último tiempo y después de la resolución del juez.
-Te escapaste del IRAR...¿Qué hiciste en ese tiempo hasta que volvieron a detenerte por el intento de robo de una moto?
-Siempre volvà a lo mismo. Me sentÃa muy mal, muy vacÃo y sabÃa que me andaban buscando, quizás para quitarme la vida. TenÃa mucho miedo. En esos 6 meses me pasaron muchas cosas, hasta recibà 9 puñaladas y no sé como me salvé, porque yo recuerdo que estaba tirado en el piso de una habitación donde tenÃa sueño y mucho frÃo. Pensaba que mi vida se terminaba ahÃ.
El 27 de enero de 2006 Vera volvió a ser capturado. Allà lo quisieron llevar a la seccional 1ª, no quiso y llegó a la comisarÃa 2ª de la que dice que era "una seccional cristiana, allà empecé a encontrar paz buscando a dios y leyendo la Biblia. Un dÃa me preguntaron si querÃa ir a la UP 3 y dije que sà porque en la 2ª estábamos muy amontonados. Pero no, me llevaron a Coronda.
-No deberÃan haberte llevado a Coronda...
-En algún momento pensé cómo iba a ser ese lugar y sentà mucho miedo. Fue el sitio donde más miedo sentà por todo lo que pasaba, por toda la gente que habÃa. De todos modos ya dios estaba en mi corazón y pensaba que si no habÃa permitido que me quiten la vida cuando tuve las puñaladas, tal vez me habÃa llevado allà para que testifique y dé a conocer su palabra. Estuve 1 año y tres meses hasta que pedà el traslado, aunque fuera transitorio para poder ver a mi familia, a mi hermano. Pero me dieron el traslado definitivo y ahora estoy en un pabellón con hermanos de distintas edades -se refiere a quienes profesan la religión evangélica.
-¿Cuáles son tus actividades durante el dÃa?
-Leo la Biblia, hablamos sobre dios, cantamos alabanzas, oramos. A veces algún pastor nos visita.
-¿No vas a la escuela, no participás de talleres? ¿Tuviste ayuda psicológica alguna vez?.
-No. Ya lo pedÃ. Quiero terminar la escuela y me gustarÃa aprender carpinterÃa o poder ser ayudante de albañil. También le pedà a la asistente de aquà -se refiere a la UP 3- hacer los talleres pero parece que no se puede. Me gustarÃa ir a la escuela, dibujar, hago muchos dibujos, de corazones, de rosas. También trabajo como cuartelero y reparto la fruta. Ah y nunca tuve tratamiento psicológico.
-El juez Artigas te encontró culpable material y penalmente del delito de homicidio agravado del que resultó vÃctima el sargento 1º Orlando MartÃnez. ¿Qué pensás, vos dijiste que no fuiste responsable?.
-No me afecta en nada, yo en mi corazón me siento tranquilo, a lo mejor es lo que me encomienda dios. La defensora me dijo que apeláramos y yo le dije que hiciera como ella quisiera. También me llamó la asesora porque no me conocÃa y el juez que me vio muy cambiado. Realmente uno no cambia si no es porque existe dios.
-¿Cómo debe ser una institución en la que estén los chicos que cometieron delitos?
-Un lugar donde puedan apoyarlos, donde los escuchen y brinden amor y que también se entienda por qué se llega a estas situaciones. Tiene que haber escuela y talleres porque el encierro a uno le hace mal (se toca la cabeza), siempre sigue pensando en lo mismo, robar y las otras cosas como la droga. Por eso también quiero ir a predicar al IRAR para llevar una palabra que muestre el camino correcto porque yo estuve a punto de desaparecer.
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