Imprimir|Regresar a la nota
Domingo, 17 de julio de 2011
logo rosario
Rosario/12 presenci贸 un trasplante de 贸rgano. Antes de llegar al quir贸fano hay una serie de decisiones m茅dicas y humanas profundas.

Del dolor de la muerte a la posibilidad de una vida

La historia de los trasplantes tiene cara y contracara. Alguien muere y el dolor invade a sus seres queridos. Para quien recibe el 贸rgano, es una posibilidad de vivir o de mejorar la vida. Algunas historias resultan desgarradoras. En la provincia hay 500 pacientes con sus familias que esperan un 贸rgano para prolongar o salvar su existencia.

Por Lorena Panzerini
/fotos/rosario/20110717/notas_o/07a.jpg
La ablaci贸n ya se hizo y el 贸rgano solicitado viaja hacia el lugar acordado para ser implantado.

En Santa Fe hay 500 pacientes en lista de espera por un 贸rgano que necesitan para continuar su vida. Desde que comenz贸 el a帽o, el Centro Unico de Ablaci贸n e Implante de Organos (Cudaio) realiz贸 61 trasplantes, en su mayor铆a renales. La cifra es hist贸rica, comparada con a帽os anteriores. Sin embargo, concretar un trasplante necesita del trabajo de muchos hombres y mujeres. Todo comienza con la muerte de una persona que tiene todos o algunos de sus 贸rganos en condiciones. El 谩rea de terapia del centro de salud debe denunciar al posible donante, y se pone en marcha un mecanismo complejo. Se realizan an谩lisis cl铆nicos y de compatibilidad con los pacientes m谩s urgentes de la lista de espera, para buscar al receptor. Sin embargo, lo m谩s dif铆cil es lograr que la familia de una persona con muerte encef谩lica, acepte que ﷓﷓aunque todav铆a respire con asistencia mec谩nica﷓﷓, ya no est谩 all铆. El proceso no es sencillo, y el acompa帽amiento psicol贸gico llega a ser de hasta 48 horas. Por esa situaci贸n pasaron Susana y Eduardo, los pap谩s de Natalia, que a pesar del dolor ante la muerte de su hija de 11 a帽os tomaron una decisi贸n ejemplar. Eligieron donar. Despu茅s de la ablaci贸n, el equipo de trasplante del paciente que recibi贸 el 贸rgano tiene que lograr que funcione en un cuerpo ajeno. El trabajo es meticuloso. Adentro del quir贸fano hace fr铆o, y hay al menos cinco personas, m谩s el paciente, que duerme anestesiado. Rosario/12 presenci贸 un trasplante. La operaci贸n no es nada sencilla.

El operativo de trasplante de ri帽贸n comenz贸 en C贸rdoba. Los m茅dicos procuradores denunciaron la muerte de un paciente de 40 a帽os, con ri帽ones sanos. Como los estudios de compatibilidad fueron positivos para una rosarina, el Cudaio tom贸 contacto con el sanatorio cordob茅s y el equipo de trasplantes viaj贸 a la provincia vecina a buscar el ri帽贸n. Mientras tanto, los profesionales prepararon a la paciente para recibir el ri帽贸n.

Las agujas del reloj de ingreso de personal marcaban las siete de la tarde cuando alguien toc贸 una ventana que da al pasillo de quir贸fanos. Una enfermera abri贸 una de las hojas, desliz谩ndola. Hab铆a llegado el 贸rgano. Fue trasladado en una peque帽a heladera port谩til de telgopor. Lleg贸 sumergido en soluci贸n de cardioplejia para mantenerlo m谩s tiempo fuera del cuerpo. Para asignar el 贸rgano, se tomaron datos del Instituto Nacional Centro Unico de Ablaci贸n e Impalente (Incucai), que actualiza la lista de espera nacional, y tambi茅n almacena la informaci贸n gen茅tica de cada paciente. El estudio definitorio es el cross match (prueba cruzada). Se realiza en un tubo de ensayo, donde cruzan c茅lulas del donante con suero del paciente que puede llegar a recibirlo. Es como un trasplante a escala. Los resultados demoran un par de horas.

En el quir贸fano

En el trasplante que pudo presenciar Rosario/12, el jefe de la intervenci贸n entr贸 al quir贸fano a las 19.45, con ambo y barbijo. La circulante de la sala ﷓un empleada que asiste en todo lo necesario a los profesionales﷓﷓ lo visti贸 con una bata verde esterilizada, que estaba envuelta en papel madera, y guantes de l谩tex.

La paciente ya estaba sedada. Apenas se recost贸 en la camilla, desnuda, la instrumentista le puso unas tablas de madera bajo los brazos, a 90 grados con el cuerpo, para que permaneciera derecha y pr谩cticamente inm贸vil, durante las dos horas que durar铆a la intervenci贸n.

El quir贸fano estaba helado. Hab铆a aparatos grises y herramientas de cirug铆a por todas partes. Arriba de la paciente, tres enormes l谩mparas m贸viles se encendieron, y le iluminaron el abdomen rojo, por el iodo Povidona que le puso la instrumentista con una gasa, para evitar infecciones y para limpiar la zona que iban a cortar.

El cirujano se lav贸 las manos, los antebrazos y los codos, en el ba帽o pegado a la sala. No toc贸 nada hasta que la enfermera le puso los guantes. Casi no se le ve铆a la cara: gorro negro, lentes con aumento y barbijo lo hac铆an irreconocible.

La paciente ya dorm铆a. El cirujano le abri贸 las piernas flexionadas y le introdujo una sonda en la vagina, y conect贸 la otra punta con una bolsa pl谩stica, de 750 cent铆metros c煤bicos, para recolectar orina.

Las ayudantes pusieron entre 6 y 7 s谩banas verdes esterilizadas alrededor de la mujer, y dejaron libre un espacio grande del abdomen para que los m茅dicos pudieran trabajar. El cirujano cubri贸 esa zona con un papel el谩stico y transparente.

Atr谩s y a los lados de la paciente recostada en medio del quir贸fano hab铆a por lo menos cuatro aparatos en los que se monitoreaban sus signos vitales. A su izquierda, un tr铆pode sosten铆a dos sueros colgados: uno inyectado a la mujer. Justo atr谩s, la anestesista tom贸 nota de los datos que ley贸 de los monitores, y control贸 repetidas veces el goteo del l铆quido de un sachet. El ruido continuo de la bomba de ox铆geno se volv铆a molesto, aunque en un rato se hac铆a costumbre.

"Bistur铆", le pidi贸 el cirujano a la instrumentista, que ten铆a una mesa de metal llena de herramientas, gasas, suero y alcohol al pie de la camilla donde yac铆a la paciente. No es un bistur铆 cualquiera, sino un eletrobistur铆. El aparato "corta la piel y a la vez permite coagular la sangre". Cuando el cirujano lo apoy贸 sobre la piel del abdomen empez贸 a subir lentamente un humo gris y en seguida el olor invadi贸 el quir贸fano. A menos de un metro, en una mesa met谩lica tapada con una s谩bana verde a modo de mantel, el ur贸logo prepar贸 el ri帽贸n. Dijo que era de tama帽o "normal", aunque ten铆a "bastante grasa", y hab铆a que retirarla. La arteria y la vena, que se unir谩n al cuerpo de la paciente, eran "buenas".

Con dos pinzas y tijeras, quit贸 las sobras de grasa. Es una tarea que requiere ser muy meticuloso: no se puede arruinar la vena, la arteria o el ur茅ter del 贸rgano reci茅n llegado.

Una vez que sac贸 toda la grasa, la ayudante abri贸 un suero para lavar el 贸rgano. Se ve铆a bastante blancuzco, aunque manten铆a un rosa muy p谩lido.

Ya estaba listo, lo hab铆an limpiado hasta dejarlo como nuevo. El ur贸logo los llev贸 hasta la camilla donde la paciente dorm铆a, y lo ubic贸 en la cavidad acondicionada cerca de la vejiga. Lo primero que uni贸 fueron las venas, diminutas. Su pulso lo acompa帽贸 en el arduo trabajo de sutura: tom贸 una peque帽a aguja plateada y curva con una pinza para poder trabajar desde arriba de la apertura abdominal. La introdujo por una fina pared de tejido y la sac贸 del otro lado con otra pinza. Estir贸 la mano para que pasara el hilo, dio una vuelta sobre el mismo e hizo un nudo para el primer punto. Luego vendr铆an un par m谩s. Esa primera sutura demor贸 cerca de 20 minutos.

Con ayuda del cirujano, y mientras el jefe del trasplante llenaba la planilla de protocolo operatorio, el ur贸logo uni贸 la arteria renal y la lig贸 a la arteria interna de la receptora. Se usaron los mismos elementos que para coser la vena, y el procedimiento fue un poco m谩s r谩pido.

Por 煤ltimo, unieron el ur茅ter del ri帽贸n con la vejiga de la paciente. En segundos, el ri帽贸n fue tomando color. Se fue oscureciendo y qued贸 casi rojo. Funcionaba. Una nueva vida, mejor, le esperaba a la receptora. Ya no habr铆a di谩lisis.

La muerte inconcebible

La historia de un trasplante tiene cara y contracara. Cuando alguien muere, el dolor invade a sus seres queridos. Para quien recibe el 贸rgano, es una posibilidad de vivir, o de mejorar la vida. Algunas historias resultan desgarradoras. Natalia muri贸 el primer domingo de agosto de 2004. La decisi贸n de sus padres no fue inst谩ntanea, aunque los tiempos en estos son muy exiguos. Una psic贸loga del Cudaio, que puso en marcha el proceso de notificaci贸n de fallecimiento, mediante un protocolo, basado en la "claridad a la hora de dar la informaci贸n sobre la mala noticia". Seg煤n indic贸 Alejandra Rigalli, psic贸loga del Cudaio Santa Fe, la asistencia inmediata a la familia que sufre una muerte por causas inesperadas como un ACV o un accidente de tr谩nsito, disminuye en un 80 por ciento la posibilidad de que ese hecho quede como un trauma para los familiares.

Susana, la mam谩 de la ni帽a, coment贸 que adem谩s del aporte de la psic贸loga, su opci贸n tuvo que ver con honrar la forma de ser de su hija. En el momento de decidir record贸 un mediod铆a del 煤ltimo verano de su hija. La televisi贸n transmit铆a la historia de Abril, de 16 meses, mientras su padre, desesperado, explicaba la urgencia. Necesitaban un coraz贸n para la beba. Arrodillada en una silla, con los codos apoyados en la mesa y las manos en la cara, Natalia les pregunt贸 a sus padres: "驴Por qu茅 nadie dona 贸rganos?". Y reflexion贸: "As铆 se salvar铆an muchos ni帽os".

La conversaci贸n, en aquel momento, no tuvo mayor trascendencia. Nadie en la familia imaginaba el futuro. La ma帽ana del viernes 6 de agosto de 2004, Natalia fue a la escuela Jes煤s de Nazareth como cualquier otro d铆a. Mientras la clase se dispon铆a a festejar el cumplea帽os de uno de los alumnos, su compa帽era de banco la vio apretarse la sien derecha con la palma de una mano, y cerrar los ojos con fuerza. Como se sent铆a mal, la maestra la acompa帽贸 a la direcci贸n. Pocos minutos despu茅s, se desmay贸, mientras esperaba a su mam谩.

Susana ya hab铆a llegado al colegio, tras el llamado de las docentes, cuando advirti贸 que la nena casi no pod铆a hablar. Pocos minutos despu茅s, que le parecieron d铆as, lleg贸 la ambulancia. En el trayecto de la zona sur al centro, Susana viaj贸 tomada de la mano de su hija m谩s peque帽a. Lo primero que hizo fue taparla con una frazada que encontr贸 en la cabina. Los cachetes rosados que Natalia sol铆a tener, comenzaban a empalidecer y sus movimientos eran limitados.

Cuando llegaron al sanatorio de Ni帽os, la nena entr贸 pr谩cticamente inconsciente a la guardia. Susana empujaba la camilla junto con las enfermeras. La doctora apunt贸 al consultorio de emergencias; pero Susana, empuj贸 hacia el quir贸fano. Su hija atraves贸 las puertas vaiv茅n y el texto que rezaba "谩rea restringida" casi le golpe贸 la cara.

De una camilla a otra, en segundos, Natalia fue conectada al respirador artificial, mientras los m茅dicos intentaron bajarle la presi贸n para poder hacerle estudios.

Apenas parada sobre sus pies, Susana esperaba afuera, cuando lleg贸 su marido. Antes que pudiera intercambiar palabra con Eduardo, el m茅dico sali贸 del quir贸fano y diagnostic贸 que la nena hab铆a sufrido un ACV. Hab铆a que operarla.

A las 13.30 empez贸 la cirug铆a. La desesperaci贸n de Susana hizo que perdiera la noci贸n del tiempo, y hasta hoy no recuerda cu谩nto dur贸 la operaci贸n. Cree que fueron un par de horas, pero Eduardo est谩 convencido de que se extendi贸 entre seis y siete.

Del otro lado de la puerta del quir贸fano, la situaci贸n se complic贸 a mitad de la intervenci贸n, y los m茅dicos tuvieron que trabajar r谩pidamente en sanar otro derrame cerebral. La operaci贸n termin贸 de noche. Natalia dorm铆a, casi obligada, en la sala de terapia intensiva. Nicol谩s, su hermano de 15 a帽os, entr贸 a verla en los pocos minutos que le permiten a los familiares. Sali贸 destrozado, enojado. No pod铆a concebir que dios hiciera eso.

Natalia pas贸 la noche sin mayores complicaciones, aunque no fue desconectada del respirador. Se mantuvo estable mientras dorm铆a. Con temperatura normal y presi贸n adecuada. El s谩bado por la ma帽ana sufri贸 otro derrame que empeor贸 el cuadro. Susana est谩 segura de que su hija muri贸 en ese momento. Lo sinti贸.

Sin embargo, los m茅dicos prefirieron esperar evoluciones favorables. Esa ma帽ana, Susana entr贸 a verla a la sala de terapia. Su peque帽a patinadora, que quer铆a estudiar actuaci贸n, ten铆a cables conectados a sus brazos, y una serie de sondas le sal铆an de la cara. Convencida de lo que los m茅dicos todav铆a no confirmaban, la madre volvi贸 destrozada a su casa.

En la tarde fr铆a de ese imborrable domingo de agosto, los m茅dicos confirmaron la muerte encef谩lica de Natalia.

La decisi贸n m谩s dif铆cil

Poco tiempo despu茅s de recibir la desgarradora noticia, Susana y Eduardo se reunieron con la psic贸loga del Cudaio. Los ri帽ones y las c贸rneas de su peque帽a hija estaban en buenas condiciones para ser donados, y esa posibilidad salvar铆a otras vidas. Sin embargo, Alejandra plante贸 que lo m谩s importante en ese momento era que la familia de Natalia estuviera bien. "El acto de donar se tiene que instalar en lo bien que eso le hace a la familia. Les preguntamos qu茅 hubiera querido hacer el familiar fallecido", detall贸.

Los padres de Natalia no entend铆an demasiado, todo era extra帽o. "Cuando algo tan tremendo sucede, se rompe la cadena hist贸rica, entonces los padres se preguntan c贸mo sigue la vida sin ese futuro que uno piensa para sus hijos. Nuestro trabajo es volver a reencadenar esa historia", coment贸 Alejandra.

Susana y Eduardo contaron que en aquel momento Abril se les vino a la mente, y recordaron la congoja de Natalia aquel mediod铆a de enero. Alejandra asegur贸 que cuando los familiares que sufren una p茅rdida tan grande comienzan a hablar del fallecido en tiempo pasado, es cuando aceptan que muri贸. "Nosotros usamos palabras que pueden ser duras, pero no podemos sembrar dudas en la familia. Hablamos directamente de la muerte", agreg贸.

Susana cont贸 que despu茅s de aceptar ser una familia donante, el operativo de ablaci贸n de los 贸rganos fue "ruidoso, como era Natalia". Es que despu茅s de que se extrajeron los ri帽ones, ambos salieron en peque帽as heladeras port谩tiles del sanatorio, refrigeradas a unos 4 grados para mantenerlos. Esa caja viaj贸 en una ambulancia. Aquel d铆a, las sirenas sonaban y los patrulleros intervinieron para el control con el mismo alboroto. Unos segundos despu茅s, el sonido seco al cerrar las puertas de los m贸viles, despej贸 la calle en un segundo.

"La familia est谩 presente en todo momento durante el operativo, y son informados de todo lo que va sucediendo", apunt贸 Alejandra, que asegur贸: "Es muy importante que la familias hablen de la donaci贸n. Todo es mucho m谩s sencillo cuando pasan este tipo de cosas. Si la persona que muere lleg贸 a decirle a alguien que quer铆a ser donante, la mayor铆a de las veces, es manifestado antes que les preguntemos". Para la psic贸loga, "los chicos son los primeros que toman ese tipo de charlas con mucha naturalidad".

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.