Debemos hoy, como homenaje a Jacques Lacan, hacer existir una clÃnica de la Orientación Lacaniana. Para esto, primero decimos que la clÃnica es lo que se dice una experiencia analÃtica, es lo más real, es lo que un psicoanalista produce cuando escucha el sufrimiento humano. Este psicoanalista es dos, el que produce efectos en un psicoanálisis y el que luego debe teorizar esos efectos. Esta clÃnica nos muestra que, si bien es una terapéutica, no es como las demás, pues se produce bajo transferencia y pone en juego a un sujeto del inconsciente que trabaja.
La clÃnica de la Orientación Lacaniana hoy, sigue contribuyendo a dar credibilidad a las otras clÃnicas, por sus fundamentos que ya proponÃa Freud y que luego J. Lacan fue fundamentando, produciendo torsiones necesarias para poner en juego una cura que toca lo incurable. Queremos decir que estas torsiones partieron de la noción de que un verdadero Psicoanálisis curaba por medio del sentido y que la sugestión correspondÃa a la psicoterapia y luego desembocó en que el sentido es una perspectiva de corto alcance, que habrÃa que ir más allá del sentido y apuntar, alcanzar, un goce inconfesable en cada sujeto.
La clÃnica lacaniana es un clÃnica que partÃa como discontinuista, considerando el ordenador Nombre del Padre donde quedaba diferenciada neurosis, psicosis y perversión para pasar a una clÃnica continuista, a los Nombres del Padre, al Padre como sÃntoma, al Padre instrumento, a servirse del Padre para ir más allá. Entonces una clÃnica que va "del Padre a lo peor". Cuando decimos esto queremos decir, con qué se satisface el sujeto, con qué goza, es una clÃnica de los modos de goce, llamada clÃnica del objeto "plus de goce", "objeto a". Es una clÃnica marcada por la segregación que producen los sujetos contemporáneos al intentar hacer de su "objeto a" una identidad, un ser, separado de los otros sujetos.
Hay que tratar, entonces, de la desidentificación dada por este ser de goce contemporáneo. Nuestra clÃnica se esfuerza constantemente para que el Psicoanálisis produzca una experiencia inédita, un tratamiento inédito de las formas de satisfacción que produce el mercado globalizado. Para esta clÃnica hace falta cada vez más un practicante del Psicoanálisis, que, al no haber tÃtulo de Psicoanalista, reconozca que necesita de un trabajo de formación constante, que se analice y controle su práctica, teniendo en cuenta que un analista nace del fantasma neurótico que es o fue, debiendo ir más allá de las imposturas, de sus falsos tÃtulos. Entonces, lo que debe hacer un practicante del Psicoanálisis es autorizarse a transitar una formación permanente para estar preparado ante la irrupción de lo inesperado, considerando que tanto la rutina de su trabajo como la del mundo acelerado que vive la sociedad de consumo, intenta adormecerlo.
A treinta años de la desaparición fÃsica de Jacques Lacan, debemos tomar la perspectiva de su ética, que no se basó en la prohibición, sino en la imposibilidad, en el no hay, en el inconsciente y en una elaboración colectiva para que el saber no quede en el campo de la suposición sino en el campo de un saber expuesto, de un saber que requiere pruebas especÃficas tanto en lo epistémico como en lo clÃnico, para que haya una polÃtica del Psicoanálisis que no sucumba ante la civilización presente y futura.
La presencia del analista lacaniano hoy será trabajada en la XIII Jornada Anual "El psicoanalista frente a la irrupción de lo inesperado" de la EOL Rosario que se realizará este sábado 24 desde las 9 hasta las 18.30 en Córdoba 1886, Federación Gremial. Las mismas contarán con la presencia de analistas de otras ciudades, Mauricio Tarrab, Daniel Millas, Flory Kruger, Luis Tudanca (AE), Daniel Salamone, Claudia Lijtens, Norah Pérez, provenientes de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
* Psicoanalista. Director de la Sección Rosario. Miembro de la AMP.
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