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Lunes, 12 de mayo de 2008
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Protesta de manifestantes encabezados por la Sociedad Rural.

Escrache en la casa de Rossi

El presidente del bloque del Frente para la Victoria en el Congreso Nacional fue el blanco de los insultos de un grupo que llegó a la puerta de su domicilio. Identificó a Jorge Ugolini y Miguel Calvo como los impulsores de la "provocación".

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"Permanecí solo en la calle a pesar de la violencia ejercida", relató el propio Rossi.

El conflicto del campo encontró ayer al kirchnerista Agustín Rossi como un blanco fijo. Es que el jefe de la bancada del Frente para la Victoria en el Congreso Nacional fue escrachado ayer al mediodía en su casa, por un grupo de manifestantes. "Fui objeto en mi domicilio y ante mi familia de una incalificable agresión personal de parte de un grupo de personas encabezadas por el presidente y el vice de la Sociedad Rural de Rosario, Jorge Ugolini y Miguel Calvo, que se trasladaron en sus vehículos para insultarme y agraviarme con motivo del conflicto de intereses que hoy vive el sector agropecuario", relató el propio Rossi, quien relató: "A pesar de la violencia ejercida por quienes rodearon con gritos y altavoces mi domicilio en el que se encontraba toda mi familia, permanecí solo en la calle frente a los agresores durante todo el tiempo del ataque hasta que se retiraron del mismo modo en que llegaron".

El dirigente kirchnerista fue ubicado en el eje de la bronca de los ruralistas el miércoles pasado, cuando participó de un áspero cruce con el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Néstor Roulet, en el programa "A dos voces", de TN. Para el dirigente, el escrache sufrido ayer fue una provocación. "Muchos de los participantes de la protesta me rodearon y trataron de provocarme con insultos, pidiendo mi renuncia como diputado nacional, acusándome de no haberlos recibido cuando ninguno de los allí presentes, incluyendo a los directivos de la Sociedad Rural, me hicieron llegar jamás inquietud alguna ni me solicitaron nunca una entrevista".

Mientras los principales dirigentes del lock out anunciaron la continuidad de las medidas después del 15 de mayo, cuando finalice el paro por ocho días, Rossi consideró que los responsables de la manifestación frente a su domicilio son "quienes rompieron la semana pasada la mesa de diálogo y ahora, como el Gobierno no accede a su presión para implementar una política que los tenga como beneficiarios, comienzan a hostigar con violencia a los representantes elegidos por el pueblo de la Nación".

El diputado nacional consideró que "no es con estos métodos violentos e irracionales" como se encontrarán "los equilibrios que permitan satisfacer simultáneamente las necesidades de la producción de alimentos para el mundo y para los consumidores de nuestro país". En esa línea, Rossi subrayó su protagonismo como vocero de la posición oficial. "Desde el 13 de marzo -fecha de inicio del lock out del campo- fui uno de los dirigentes del oficialismo que más trató de argumentar el sentido de las medidas que hoy tanto se critican. Nunca favorecí enfrentamientos. Siempre llamé al diálogo, nunca me escondí ni especulé políticamente con el conflicto", afirmó el dirigente justicialista, que pelea por conducir el Partido en la provincia.

Luego del escrache, y todavía conmovido por lo ocurrido, Rossi escribió un largo comunicado en el que preguntó: "¿Qué les molesta? ¿que defiendo a un gobierno elegido por el 45 por ciento de los votos y responsable de la enorme recuperación económica, política y social que todos reconocen? ¿que hable, que de la cara, que no me esconda? ¿Prefieren a los dirigentes que nunca se definen, a los especuladores, a los que nunca se sabe qué opinan?".

Y recordó su "desacuerdo con un lock out patronal que provoca desabastecimientos, desaceleración económica, incremento de precios, reducción de la recaudación fiscal en la Nación y las provincias".

Sobre lo desproporcionado que le resultó el escrache, Rossi argumentó sobre la intensa actividad que desarrolló como legislador nacional con las instituciones de la sociedad civil. Y también indicó que no cambió ninguno de sus hábitos al acceder a una diputación nacional. "Todos saben en Rosario que hace años que vivo en la misma casa, en el mismo lugar junto a mi familia y que cualquier ciudadano puede fácilmente conversar conmigo. Tengo el mismo teléfono y el celular de siempre, que suelo atender personalmente", indicó. Por eso, afirmó que el episodio de ayer "no va a cambiar" su actitud. "La construcción de un país para todos no se hace con prácticas fascistas", subrayó.

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