A dÃas de que MarÃa Cristina Ponce consiguiera una exclusión de hogar para César Varela, quien la golpeaba, celaba y agredÃa, él volvió una madrugada de junio a la casa, le tapó la boca, la encerró en el baño, la desnudó, le ató el cable del calefón al cuello y le dijo que iba a tener que escribir dos cartas diciendo por qué se iba a suicidar. A seis meses de aquel sometimiento que duró casi 12 horas, hasta que su hija de 13 años pudo escaparse de la humilde vivienda de barrio Ghiglione, en Villa Gobernador Gálvez, la mujer advierte que por mucho tiempo fue vÃctima de violencia de género e hizo un cortometraje para que otras mujeres "sepan que se puede salir". El agresor está detenido desde el 19 de junio pasado y llegará a juicio acusado por una baterÃa de delitos. "La fiscal Karina Bertocci lo acusó y pidió una pena de 15 años. Si lo dejan libre, él volverá a terminar lo que empezó cuando estuve secuestrada en mi propia casa; volverá por mÃ", advirtió MarÃa Cristina. En el DÃa de Eliminación de Violencia contra las Mujeres, fue reconocida por el Centro de Estudios Universitarios PolÃticos y Sociales.
Son las 9.30 del sábado, y el sol ya pega fuerte en las precarias casas de barrio Ghiglione, a metros del arroyo Saladillo. En la calle donde vive MarÃa Cristina, de 38 años, hay pasto crecido, como si pocos autos circularan por ahÃ. En su casa -donde reside desde que tiene seis años-, MarÃa abre una ventana que da a la calle y la brisa entra volando papeles de arriba de la mesa. Mientras terminaba de acomodarse los rizos que le llegan casi a la cintura, la mujer relató que tras una relación de catorce años, decidió separarse del padre de sus nenas de 13 y 7 años. "El era muy absorbente, controlador, manejaba todo: yo ni siquiera hacÃa las compras, me mantenÃa encerrada y si querÃa ver a mi familia, me reclamaba llegar a determinado horario y me intentaba convencer de que lo hacÃa por mÃ, porque según decÃa, la gente que me rodeaba era muy jodida".
Pero las cosas empeoraron en marzo de este año, cuando César renunció a su trabajo de taxista. MarÃa Cristina cree que él tomó esa decisión porque ella le dijo que ya no querÃa continuar con la relación. "Sólo iba de la pieza al baño, dormÃa todo el dÃa y yo empecé a hacer cosas, porque ya no me podÃa quedar encerrada, entonces le cuidaba el nene de mi amiga", dijo. Al mismo tiempo, "le preguntaba a él qué pensaba hacer de su vida", y en ese momento comenzaron las agresiones fÃsicas. "Yo hacÃa todo, él no salÃa por la puerta y empecé a pedirle que me ayude un poco, pero él me decÃa que no trabaje y que vivamos de la ayuda del gobierno".
Los primeros dÃas de junio, MarÃa volvió de trabajar y César no querÃa abrirle la puerta. La mujer se apoyó en su amiga Sandra, que "no sabÃa nada de los golpes", y decidió ir a Tribunales para pedir una restricción de hogar, en el Colegiado de Familia Nº 3. Ese dÃa, la policÃa lo sacó de la casa. Sin embargo, MarÃa no pudo vivir tranquila. "Me hostigaba y amenazaba por mensajes de texto, me decÃa que querÃa volver y después me basureaba", recordó.
A las 3.30 del 19 de junio, MarÃa dormÃa en su habitación cuando sintió "un peso en la cama". Al abrir los ojos, ya tenÃa la boca tapada por el hombre, que se metió por la ventana de la cocina. "Ahora vas a conocer lo que es bueno", le dijo y la tomó de los pelos para arrastrarla al baño. Su hija de 13 años se habÃa quedado a dormir por primera vez en la casa de Sandra. La nena de 7, estaba en la cama con MarÃa. "En el baño me desnudó y me decÃa barbaridades, hasta que me dijo 'ahora vas a hacer dos cartas diciendo que te vas a matar, una para tu familia y otra para Tribunales, dejándome el cuidado de las nenas y la casa'. Me mordió la nariz, cortó el cable del calefón y me lo puso al cuello. Abrió la puerta de la cocina y me hizo arrodillar ante él, desnuda, y recorrer el pasillo como un perro". Además, cuando se enteró de que su hija mayor no estaba en la casa, la hizo volver. Ella le dijo que se habÃa escapado, para que el agresor no se enojara más, frente a su permiso para que durmiera con la vecina. César encerró a las dos nenas en su habitación, y les dijo que iba a hablar con su mamá para "arreglar las cosas".
Llevó a MarÃa al cuarto matrimonial, la ató con precintos, desnuda, y abusó de ella. La vÃctima estaba toda ensangrentada, con las rodillas y la nariz lastimadas. El nunca le sacó el cable del cuello, y lo tironeaba ante cualquier movimiento extraño de la mujer, como cuando ella le dio con una botella de cerveza en la cabeza, sin poder hacerle daño. "Asà que sos canchera y ahora te defendés", le dijo. El único miedo de MarÃa, era que el hombre atacara a las nenas. "Yo sabÃa que él venÃa a terminar conmigo y no sabÃa si después le iba a tocar a mis hijas", lamentó la mujer, y se le llenaron los ojos de lágrimas.
El agresor la mantuvo atada hasta pasadas las 14. Le decÃa que si alguien iba a golpear la puerta, los atravesarÃa con un machete que tenÃa en la mano, y que usó para romper fotos y cuadros familiares. "Mi hijo de 18 años vino y golpeó la puerta una sola vez, pero algo le impidió esperar a que le abrieran. Sintió que no tenÃa que quedarse; porque además a esa hora yo tenÃa que estar en el acto de la escuela de mi nena", dijo MarÃa.
Cuando llegó la policÃa, MarÃa no entendÃa nada. Sus hijas habÃan logrado salir de la habitación, con mucho sigilo, y corrieron a la casa de su abuela, a pocas cuadras. "No sé si mi mamá está viva o muerta", le dijo a su abuela, quien llamó al 911. Personal de la subcomisarÃa 26º detuvo al agresor. César incumplió una orden judicial de no acercarse a la casa de la vÃctima, pero además cometió tentativa de homicidio, secuestro, lesiones y abuso.
MarÃa Cristina escribió una carta que entregó al comedor Piecitos descalzos, donde recibió ayuda. También la hizo llegar a la presidenta Cristina Fernández, a través del puesto móvil para tramitar el DNI. Desde la Nación, recibió ayuda para comprar algunos muebles.
Tras la acusación, la causa llegará a juicio oral y MarÃa reclama "que se haga justicia", y que el agresor no quede en libertad, porque asegura que volverá a buscarla. Por eso, pidió contar su historia en un corto. "No soy actriz, soy una vÃctima real de violencia de género", dijo sobre lo que querÃa hacer.
"El género de la violencia" fue realizado por el área de género del Centro de Estudios Universitarios PolÃticos y Sociales, en su sede de Villa Gobernador Gálvez; y se presentó dÃas atrás, en el marco del DÃa Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. AllÃ, MarÃa contó su historia, con ayuda del concejal Carlos Dolce -autor del proyecto para la creación del área de la Mujer en Villa-, Silvia Augsburger y un grupo de mujeres comprometidas del equipo de género. Además, con motivo de la fecha, fue reconocida por el senador Rubén Giustiniani, en un acto en Rosario. Desde el Centro, la están ayudando con otros arreglos en su casa; aunque ella insiste: "Quiero trabajar".
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