"Mi hijo no fue a robar a esa panaderÃa, sino que fue a defender a un pibe al que le habÃan pegado. No digo que no haya hecho macanas de chico, pero no fue a robarle a nadie esa noche. Quiero que el nombre de Ezequiel RodrÃguez quede limpio. No era un ladrón". Silvia Romero y Mario RodrÃguez son los padres de Ezequiel RodrÃguez, de 22 años, asesinado el último domingo frente al comercio de avenida Presidente Perón al 6100. Un episodio que tuvo vuelcos en su difusión mediática, que viró desde el linchamiento tras un robo fallido hasta un crimen que aún no tiene responsables detenidos. En todo barrio, las paredes hablan, y en este caso señalan a un empleado de la distribuidora de panificación, apodado Charango, con un pasado reciente como soldadito de un búnker de drogas en La Lagunita. "Asesino narco" puede leerse escrito con aerosol también en el frente del negocio escrachado el viernes por la noche, en un desesperado reclamo de justicia. Los RodrÃguez también denunciaron que otro de sus hijos fue detenido en plena calle por el Comando Radioeléctrico y liberado quince horas después, tras iniciarle una causa ficticia, y de haberle robado el dinero que llevaba. Antes, el policÃa que lo detuvo le dijo que su hermano estaba "bien muerto por chorro".
"Todo ocurrió el domingo 21 de diciembre a las 5 de la mañana, en la esquina de Barra y avenida presidente Perón", comenzó su relato Mario. "Resulta que Ezequiel habÃa dejado a su novia, y pasaba por esa esquina cuando se le acerca un pibito de 13 años, que le contó que le habÃan pegado un cachetazo después de haber ido a pedir un pedazo de pan. Mi hijo se cruza a la panaderÃa y los increpa y es ahà donde lo golpean, lo corren a golpes entre quince hasta la vereda de enfrente y le pegan un tiro".
Mario relata que le contaron que los empleados de la panaderÃa venÃan de una despedida de año, en una parrilla de la zona de avenida Perón y San Nicolás. Y piensa que tal vez ese antecedente pudo haber influido en la violenta respuesta.
Los RodrÃguez viven en doctor Riva al 5500, pero el Loco --como le decÃan a Ezequiel-- tenÃa su grupo de amigos en la zona donde lo mataron, a unas quince cuadras de su barrio. Por eso las pintadas del barrio rescatan al "22", el loco en la quiniela, como le decÃan al joven asesinado.
Según la información que la propia policÃa hizo circular en las primeras horas, "tres hombres irrumpieron en el comercio cuando en el negocio se encontraban Damián Florencio S., de 43 años, y Javier Eduardo M., de 35, quienes dijeron ser empleados del establecimiento".
El padre de Ezequiel niega el choque entre dos bandas. "Me contaron que fue a protestar y lo golpearon. Todos me contaron que mi hijo no fue a robar, sino que fue a defender a otro chico. Ahora tenemos que ver el video que el dueño de la panaderÃa nos dijo que nos va a mostrar. Por boca de terceros me dicen que se ve a uno de los empleados que le dicen Charango, entrando con el arma al local, con una pistola, y después se lo ve disparar" recordó el padre.
El viernes por la noche, familiares y amigos de Ezequiel protestaron frente a la panaderÃa, donde dejaron carteles con el nombre de quien señalan como el asesino: Charango. El grupo también apuntó contra Fer, que serÃa el encargado del local y Moncho, uno los golpeadores.
También por terceros, Mario señala que el dueño de la panaderÃa "nos mandó a decir que nos quieren mostrar el video, y que no está en contra de nosotros, que no tuvo nada que ver con lo que pasó. Asà que en los próximos dÃas iremos a verlo. No va ser grato para nosotros, va a ser el momento más duro, porque allà asesinaron a mi hijo, pero vamos a ir a verlo".
Siempre por relato de terceros, Mario señala que "hubo empleados que habrÃan sido despedidos después del homicidio".
Sin embargo, la preocupación y la angustia de los RodrÃguez no culminó con el sepelio de su hijo. El dÃa lunes, luego del entierro de Ezequiel, otro de sus hijos, David, de 28 años, fue detenido por una patrulla del Comando y liberado quince horas después, luego de abrirle una causa por "obstrucción a la autoridad".
"Mi hijo, que trabaja en una distribuidora de gaseosas, estaba en la calle Viamonte al 7000, cuando pasa un Comando persiguiendo a alguien. Se le acercaron y le preguntaron a mi hijo que hacia allÃ. Les contestó que venÃa del entierro de su hermano. Igual se lo llevaron. Y una vez en la comisarÃa, un policÃa le robó 150 pesos que tenÃa en su billetera, después de decirle: 'tu hermano esta bien muerto porque era un chorro'", relató el padre sin salir de su asombro por la desgracia que los persigue.
"Cuando me entero de lo ocurrido, nos pusimos a buscarlo: fuimos a la comisarÃa 14 y no habÃa nada, fuimos a la 32 y nada, y llegamos a la seccional 19 donde la señora que estaba a cargo se encargó de llamar a todos lados, pero nadie contestaba. En un mismo dÃa enterré a mi hijo y desparecÃa otro, era de no creer. Finalmente apareció en la subcomisarÃa 22, en Mendoza y Donado", dijo el progenitor.
"Allà un hombre alto y pelado que se presentó como jefe del Comando, salió y me reconoció. Me dijo 'yo estuve con vos la otra noche en lo de tu otro hijo. Y de dice: 'quedate tranquilo que esto va ser algo solo de rutina, averiguación de antecedentes, y lo largamos rápido'. Eran las cuatro o cicno de la tarde, y me quedé recontento. Pero resulta que lo liberaron al otro dÃa como a las cinco de la mañana. Encima le robaron 150 pesos y lo peor de todo es que le dijeron que mi otro hijo estaba bien muerto proque era un chorro".
Para Mario, lo terrible de esta historia es que "los policÃas que hicieron esto son jóvenes y parece que en poco tiempo aprendieron lo peor, lo malo de la profesión".
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