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Domingo, 28 de diciembre de 2014

CIUDAD › LOS PADRES DEL JOVEN ASESINADO EN PRESIDENTE PERóN AL 6100 CUENTAN LO OCURRIDO

Las paredes del barrio hablan a gritos

Mario Rodríguez y Silvia Romero subrayaron que Ezequiel, de 22 años, fue atacado por "defender a un pibe al que le habían pegado" y señalan por su apodo al autor del crimen. Al día siguiente, otro de sus hijos sufrió violencia policial.

 Por José Maggi

"Mi hijo no fue a robar a esa panadería, sino que fue a defender a un pibe al que le habían pegado. No digo que no haya hecho macanas de chico, pero no fue a robarle a nadie esa noche. Quiero que el nombre de Ezequiel Rodríguez quede limpio. No era un ladrón". Silvia Romero y Mario Rodríguez son los padres de Ezequiel Rodríguez, de 22 años, asesinado el último domingo frente al comercio de avenida Presidente Perón al 6100. Un episodio que tuvo vuelcos en su difusión mediática, que viró desde el linchamiento tras un robo fallido hasta un crimen que aún no tiene responsables detenidos. En todo barrio, las paredes hablan, y en este caso señalan a un empleado de la distribuidora de panificación, apodado Charango, con un pasado reciente como soldadito de un búnker de drogas en La Lagunita. "Asesino narco" puede leerse escrito con aerosol también en el frente del negocio escrachado el viernes por la noche, en un desesperado reclamo de justicia. Los Rodríguez también denunciaron que otro de sus hijos fue detenido en plena calle por el Comando Radioeléctrico y liberado quince horas después, tras iniciarle una causa ficticia, y de haberle robado el dinero que llevaba. Antes, el policía que lo detuvo le dijo que su hermano estaba "bien muerto por chorro".

"Todo ocurrió el domingo 21 de diciembre a las 5 de la mañana, en la esquina de Barra y avenida presidente Perón", comenzó su relato Mario. "Resulta que Ezequiel había dejado a su novia, y pasaba por esa esquina cuando se le acerca un pibito de 13 años, que le contó que le habían pegado un cachetazo después de haber ido a pedir un pedazo de pan. Mi hijo se cruza a la panadería y los increpa y es ahí donde lo golpean, lo corren a golpes entre quince hasta la vereda de enfrente y le pegan un tiro".

Mario relata que le contaron que los empleados de la panadería venían de una despedida de año, en una parrilla de la zona de avenida Perón y San Nicolás. Y piensa que tal vez ese antecedente pudo haber influido en la violenta respuesta.

Los Rodríguez viven en doctor Riva al 5500, pero el Loco --como le decían a Ezequiel-- tenía su grupo de amigos en la zona donde lo mataron, a unas quince cuadras de su barrio. Por eso las pintadas del barrio rescatan al "22", el loco en la quiniela, como le decían al joven asesinado.

Según la información que la propia policía hizo circular en las primeras horas, "tres hombres irrumpieron en el comercio cuando en el negocio se encontraban Damián Florencio S., de 43 años, y Javier Eduardo M., de 35, quienes dijeron ser empleados del establecimiento".

El padre de Ezequiel niega el choque entre dos bandas. "Me contaron que fue a protestar y lo golpearon. Todos me contaron que mi hijo no fue a robar, sino que fue a defender a otro chico. Ahora tenemos que ver el video que el dueño de la panadería nos dijo que nos va a mostrar. Por boca de terceros me dicen que se ve a uno de los empleados que le dicen Charango, entrando con el arma al local, con una pistola, y después se lo ve disparar" recordó el padre.

El viernes por la noche, familiares y amigos de Ezequiel protestaron frente a la panadería, donde dejaron carteles con el nombre de quien señalan como el asesino: Charango. El grupo también apuntó contra Fer, que sería el encargado del local y Moncho, uno los golpeadores.

También por terceros, Mario señala que el dueño de la panadería "nos mandó a decir que nos quieren mostrar el video, y que no está en contra de nosotros, que no tuvo nada que ver con lo que pasó. Así que en los próximos días iremos a verlo. No va ser grato para nosotros, va a ser el momento más duro, porque allí asesinaron a mi hijo, pero vamos a ir a verlo".

Siempre por relato de terceros, Mario señala que "hubo empleados que habrían sido despedidos después del homicidio".

Sin embargo, la preocupación y la angustia de los Rodríguez no culminó con el sepelio de su hijo. El día lunes, luego del entierro de Ezequiel, otro de sus hijos, David, de 28 años, fue detenido por una patrulla del Comando y liberado quince horas después, luego de abrirle una causa por "obstrucción a la autoridad".

"Mi hijo, que trabaja en una distribuidora de gaseosas, estaba en la calle Viamonte al 7000, cuando pasa un Comando persiguiendo a alguien. Se le acercaron y le preguntaron a mi hijo que hacia allí. Les contestó que venía del entierro de su hermano. Igual se lo llevaron. Y una vez en la comisaría, un policía le robó 150 pesos que tenía en su billetera, después de decirle: 'tu hermano esta bien muerto porque era un chorro'", relató el padre sin salir de su asombro por la desgracia que los persigue.

"Cuando me entero de lo ocurrido, nos pusimos a buscarlo: fuimos a la comisaría 14 y no había nada, fuimos a la 32 y nada, y llegamos a la seccional 19 donde la señora que estaba a cargo se encargó de llamar a todos lados, pero nadie contestaba. En un mismo día enterré a mi hijo y desparecía otro, era de no creer. Finalmente apareció en la subcomisaría 22, en Mendoza y Donado", dijo el progenitor.

"Allí un hombre alto y pelado que se presentó como jefe del Comando, salió y me reconoció. Me dijo 'yo estuve con vos la otra noche en lo de tu otro hijo. Y de dice: 'quedate tranquilo que esto va ser algo solo de rutina, averiguación de antecedentes, y lo largamos rápido'. Eran las cuatro o cicno de la tarde, y me quedé recontento. Pero resulta que lo liberaron al otro día como a las cinco de la mañana. Encima le robaron 150 pesos y lo peor de todo es que le dijeron que mi otro hijo estaba bien muerto proque era un chorro".

Para Mario, lo terrible de esta historia es que "los policías que hicieron esto son jóvenes y parece que en poco tiempo aprendieron lo peor, lo malo de la profesión".

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Silvia Romero y Mario Rodríguez quieren limpiar el nombre de Ezequiel. "No era un ladrón".
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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