RodrÃguez Araya se graduó como abogado en 1961, en la Universidad Nacional del Litoral, y comenzó a militar en el radicalismo, siguiendo el camino de su padre, AgustÃn RodrÃguez Araya, y luego en el Movimiento de Renovación y Cambio. Quizás antes que por la militancia, RodrÃguez Araya cobró notoriedad a través de la defensa de presos polÃticos. En la nutrida historia de su carrera profesional se destacaron dos casos: El de Gabriela Cofre, militante de Montoneros detenida por la muerte del general Juan Carlos Sánchez, ocurrida el 11 de abril de 1972, y el de Liliana Olga Montanaro, del ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), acusada de complicidad en el secuestro y muerte de Oberdan Sallustro, director de Fiat (también aquel mismo dÃa), y que se exilió en Españe tras recuperar la libertad. Al asumir sus defensas, RodrÃguez Araya se puso en la mira de los represores.
El caso de RodrÃguez Araya se reactivó en 1984. La delegación Rosario de la Conadep allanó la casa de Dorrego 1638, que pertenecÃa a familiares de Eduardo Rebecchi. En el lugar se halló un ejemplar de "La realidad argentina", de Silvio Frondizi, firmado en sus dos primeras páginas por Felipe RodrÃguez Araya.
Marta Figueroa reconoció entonces a Rebecchi -a través de una fotografÃa como un visitante frecuente del estudio de RodrÃguez Araya. Según la esposa del abogado, Rebecchi pedÃa asesoramiento para la liquidación de la parrilla La Reja, ubicada en la zona norte de la ciudad y perteneciente a sus padres.
En la misma época el juez Francisco MartÃnez Fermoselle ordenó la captura del agente de inteligencia Walter Roscoe, al establecer que su fotografÃa presentaba -gran parecido- con el fotofit número 2 de la causa RodrÃguez Araya Lescano.
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