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Miércoles, 26 de mayo de 2010
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Treinta minutos deslumbrantes en el cierre de los festejos locales

El cielo se convirti贸 en una paleta de colores

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Cuando terminaron las explosiones, la multitud enton贸 el Himno.

Treinta minutos deslumbrantes marcaron el cierre de los festejos locales por el Bicentenario. Miles de rosarinos coparon la explanada del Monumento a la Bandera y disfrutaron anoche de un espect谩culo multimedia nunca visto en la ciudad. Hubo luces, fuegos interminables, sonidos potentes, im谩genes y un s贸lo grito: 隆Viva la patria! No faltaron aplausos ni emoci贸n tras la entonaci贸n del himno argentino.

Puntualmente a las 20, como se hab铆a anunciado oficialmente, las luces del entorno se apagaron y comenz贸 el show. La multitud que cop贸 la avenida Belgrano y las calles adyacentes y los vecinos que espiaban desde sus balcanos esperaban ansiosos. De inmediato la c煤pula del Monumento se convirti贸 en un enorme proyector y por all铆 desfilaron los protagonistas de la gesta de Mayo con sus voces y arengas. Tambi茅n aparecieron las figuras m谩s destacadas de la historia nacional, desde cada una de sus ramas y expresiones.

Se ley贸 el acta de la Primera Junta y se escuch贸 la proclama de libertad. Y hubo estallido: los fuegos artificiales fueron interminables, de todos los colores posibles, de diversas formas y figuras, al frente y al costado del escenario central, con el r铆o de imponente testigo escenogr谩fico. Desde el mirador del propio Monumento partieron fuegos y luces. Cada explosi贸n volaba m谩s alto que la anterior y pronto el cielo de Rosario se convirti贸 en una paleta de colores, con el celeste y blanco como eje.

Mientras el sonido atrapante cautivaba a la masiva concurrencia, los rostros de los m谩s pibes irradiaban sorpresa. Los grandes tambi茅n luc铆an emocionados y eran centenares las banderas que flameaban. Familias enteras hab铆an concurrido temprano al cierre de los festejos locales para conmemorar el Bicentenario de la patria.

Cuando se apag贸 el 煤ltimo fuego, y el l谩ser dej贸 de crear figuras, se entonaron las estrofas del himno. Fue el broche preciso para una noche que la ciudad dif铆cilmente olvide.

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