Desde nena me hice adicta a la lectura, leÃa todo lo que estaba a mi alcance y revolvÃa las bibliotecas de otros. Pero la serie Elige tu propia aventura fue una de mis preferidas. Los leÃa sola, con mi hermana o primos, e intercambiaba tÃtulos. Amo los libros. Dicen que no hay que prestarlos, pero el placer de compartirlo con otro es más fuerte.
El sonido del cuenco tibetano es armonizador. Es uno de los objetos que uso para finalizar un masaje o la clase de yoga. En Halemakia (mi estudio) siento que estoy en una cueva, aislada del caos de la ciudad, donde renuevo energÃas y calmo la mente. Mi trabajo tiene eso que honro todos los dÃas.
Cuando mi mamá y mi papá eran novios, él le regaló este colgante artesanal de plata, muy ’70. De adolescente ella me lo dio (o yo me lo adueñé) y lo usé durante años. Es uno de los pocos objetos que guardo de esa época. Al buscarlo para la sección, me doy cuenta de que hace 10 años mi hermana y yo nos hicimos el mismo tatuaje: un dragón.
Adoro los vestidos, es la ropa que más uso, especialmente los que diseña mi amiga Manuela Roth. Me encantan porque son cómodos, femeninos, lúdicos. Más de una vez surge la pregunta de, si reencarnase, qué me gustarÃa ser, hombre o mujer: mujer, mujer, mujer.
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