Retardó la llegada a su casa tratando de encontrar las palabras justas. Sintió en su pecho el pálpito del corazón, la certeza de que ése era el dÃa. Sentado en el bar, miraba la velocidad de los autos y comprendió que las palabras justas habÃan dejado de existir. Miró el reloj. HabÃa salido del colegio hacÃa una hora y su padre lo esperaba.
Apenas entró, escuchó la voz del papá que hablaba por teléfono. Andrés dejó los útiles sobre la mesa del comedor. Se sentó y abrió la carpeta. Sus ojos se posaron en un dibujo manga que empezó en el colegio. Ese muchacho de cabellos negros sobre la cara y saco espolverino se parecÃa a él. También pensó que su padre, de joven, serÃa como ese muchacho.
Era el momento. Las palabras ensayadas desaparecieron de su lengua y al olvido lo coronaron rey. Su padre continuaba en el teléfono, lo miraba fumar. A veces reÃa, a veces levantaba la voz. Gesticulaba en cámara lenta, todo era letargo.
–Hola, Andrés, no te escuché entrar.
–SÃ, no quise interrumpirte.
–Era Beatriz, cómo me gusta esa mujer. Si todo sigue asÃ, pronto vivirá con nosotros.
–Papá, yo querÃa hablar con vos...
–SÃ, ¿pasó algo?
Andrés sacó el dibujo. Lo colocó frente a él, como un amuleto.
–Yo querÃa contarte que desde hace tiempo me siento distinto. Quizá vos ya te diste cuenta o tal vez no. Pero tengo que decirte.
El padre lo miró. Sospechó que lo próximo era irreversible.
–Papá, me gustan las personas como yo.
–¿Era eso? ¡A mà también! Somos tan difÃciles.
–No, papá, me gustan los chicos. A eso me refiero.
Su papá hizo un gran silencio. Luego le dijo:
–¡Aquà yo no escuché nada! ¿Me entendiste? ¡Nada! ¡Y se acabó!
Entonces Andrés supo que algo se habÃa roto entre los dos. Su padre ya no lo mirarÃa con los mismos ojos, aunque él seguirÃa siendo el mismo. Desde ese momento y para siempre, las palabras los iban a distanciar cada vez más, porque ya no era justo, pero sà necesario e imprescindible.
Porque ésa era simplemente la verdad y porque la verdad siempre a alguien le duele y a alguien libera.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.