鈥淟a mercantilizaci贸n es el costo de nuestra concupiscencia鈥, concluy贸 Gary Dowsett en una de las conferencias centrales del congreso. Sin duda, uno de los puntos que unen el tema del mercado, el sexo y el amor es la tendencia actual de convertir a cada sujeto en un producto sexual. Es decir, uno de los capitales que crean plusvalor en el mundo capitalista (del trabajo, del amor, de los afectos) no es solamente la eficiencia sino el ser sexualmente deseable. Para el cultivo de las habilidades sexuales y la capacidad de proporcionar y experimentar satisfacci贸n la industria ofrece una multiplicidad de fuentes de informaci贸n, consejos y entrenamiento. M谩s all谩 del cuerpo moldeado por ejercicios y pr贸tesis, es preciso constituirse como un verdadero atleta sexual, apropi谩ndose de saberes y recursos antes restringidos y prohibidos. Dowsett se refiri贸 cr铆ticamente a los tres discursos que se erigieron como formas principales de la erudici贸n y la investigaci贸n en sexualidad, y trat贸 de desentra帽ar c贸mo constituyen lo que podr铆amos llamar el Yo Sexual de hoy: son la sexolog铆a, la investigaci贸n sexual y los estudios cr铆ticos de la sexualidad. La sexolog铆a surge en el marco de las disciplinas modernas del siglo XIX y se desarroll贸 particularmente en la epidemiolog铆a. Desde el principio intent贸 definir, clasificar y normativizar los asuntos sexuales, especificar los actos y el tipo de personas que practicaban cada uno.
La investigaci贸n sexual es la m谩s familiar para la poblaci贸n en general. Se basa sobre todo en encuestas nacionales de salud sexual, pr谩cticas, formas de relaci贸n divulgadas en revistas pseudocient铆ficas y popularizadas por otros medios masivos de comunicaci贸n. Sus dos caracter铆sticas principales son la preocupaci贸n por la cuantificaci贸n y la reducci贸n de la sexualidad a la conducta.
Finalmente, los estudios cr铆ticos de la sexualidad constituyen una amplia gama, con or铆genes en la segunda ola del feminismo, e incluyen la teor铆a y el activismo de gays, lesbianas y la teor铆a y la pol铆tica queer. Su dominio se encuentra en las ciencias sociales y las humanidades y no en la psicolog铆a, la biolog铆a, la demograf铆a y la epidemiolog铆a.
La primera cuesti贸n es que estos 煤ltimos, en su af谩n por desvincularse de la sexolog铆a, han olvidado que el cuerpo es mucho m谩s que una construcci贸n social. La sexualidad necesita el cuerpo que suda, huele, eyacula, para imponer su veracidad. Hay dos argumentos v谩lidos que se suelen esgrimir en contra de quienes sostienen que la homosexualidad es algo antinatural, y es el hecho de que los penes se amoldan, encajan tan bien en los anos como en la vagina y en la boca, y si fuera antinatural ser铆a imposible que eso ocurriera. Asimismo, las mujeres o los hombres pueden tener orgasmo entre s铆 sin pene, a trav茅s de dedos, manos, bocas u objetos. Por lo tanto se puede afirmar que el cuerpo proporciona la veracidad de la variedad sexual humana. Particularmente en las personas intersexuales estas cuestiones se ponen en juego y por ello argumentan fuertemente por la intersecci贸n de cuerpo biol贸gico y social, privilegiando ni una cosa ni la otra. El cuerpo es la sustancia de la sexualidad y en ese sentido se necesita mucho m谩s compromiso con el cuerpo biol贸gico.
La segunda cuesti贸n ata帽e a que, como consecuencia de la investigaci贸n social, nunca antes en la historia se cont贸 con tanta informaci贸n cuantitativa. A su vez, descripciones que devienen categor铆as como 鈥渁migos con derecho a roce o beneficio鈥, 鈥渆l del llamado de las cuatro de la ma帽ana鈥, el 鈥渂i curioso鈥 y muchas m谩s ofrecen marcos para la consecuci贸n de nuestras vidas sexuales.
La tercera cuesti贸n es la de la sexualidad como producto. La cantidad y disponibilidad de im谩genes er贸ticas y sexuales del mundo contempor谩neo y el hecho de que cualquier persona que posea un reproductor de DVD y/o acceso Internet puede ver sexo cinematogr谩fico la cantidad de tiempo que desee implica una transformaci贸n dram谩tica de las sexualidades, teniendo en cuenta que el 谩mbito de las representaciones ha sido hist贸ricamente privado, secreto o regulado.
Merced a Internet y a los sitios de c谩mara web, las salas de chat, las pr谩cticas de sexo y desnudo en vivo, las citas por Internet, entre otras modalidades, los cuerpos se convierten en productos de exhibici贸n y para la venta en una escala sin precedentes, no s贸lo para los usuarios sino tambi茅n a trav茅s de la apropiaci贸n de los cuerpos de los usuarios por el propietario del sitio.
Pero tambi茅n, es cierto, las citas online y las taxonom铆as del sexo ofrecidas por Internet han tendido a disolver las identidades sexuales. La expansi贸n de las categor铆as de la identidad sexual lgtbbttqq m谩s la de 鈥渂i curioso鈥 y qui茅n sabe cu谩ntas otras que se agregar谩n sugieren que el l铆mite entre homosexualidad y heterosexualidad se est谩 disolviendo. Y los sitios web se han hecho eco de este despliegue de identidades complejizando los sitios y dando posibilidad a apretar el bot贸n y elegir una oferta disponible de gustos, intereses y preferencias sexuales para uno mismo y para el mercado que sin duda niegan la posici贸n hegem贸nica de la heterosexualidad y alientan a probar nuevas experiencias.
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