Tras resaltar los "importantísimos logros" que suponen los acuerdos que la UE firmará con Centro América, Colombia y Perú, Cristina expresó su satisfacción por el relanzamiento de las negociaciones sobre libre comercio entre el bloque europeo y el Mercosur, cuya primera reunión tendrá lugar en la primera semana de julio, y aseguró que un acuerdo "sería bueno porque constituye un gran desafío".
En ese marco, la Presidenta advirtió que "las negociaciones van a ser difíciles, fundamentalmente porque se va poner en juego la tan meneada y mentada cuestión del proteccionismo, algo que muchas veces desde un reduccionismo de intereses o mediático se enclava únicamente en una cuestión arancelaria o de aduanas".
"Debemos abordar el problema del proteccionismo en todas sus formas, sean estas de carácter arancelario, formas de subsidio, promociones fiscales, extensiones fiscales, promoción de exportaciones o dumping, que son distintas formas que contribuyen a crear proteccionismo y barreras muchas veces no tan visibles", agregó.
"Este va a ser un gran desafío que estamos dispuestos a dar", aseguró Cristina, quien ayer ya adelantó esta posición al exigir que en las negociaciones entre Mercosur y la UE se aborde "el concepto de proteccionismo en toda su extensión y en todas sus formas".
Las discusiones sobre un acuerdo de asociación Mercosur-Unión Europea se iniciaron en 1999, pero estaban paralizadas desde 2004 en el apartado relativo a la liberalización comercial, por las reticencias de los europeos a ceder en el tema de los subsidios a su agricultura. Al no llegar a un consenso en ese ámbito, ambas partes suspendieron las negociaciones a la espera de lo que ocurría en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC) con la Ronda multilateral de Doha, que actualmente también está estancada.
El pasado 4 de mayo, la Comisión Europea dio luz verde a las negociaciones con el Mercosur a pesar de la reticencia de algunos países, encabezados por Francia, que creen que un acuerdo de liberalización perjudicará a sus agricultores. Con el relanzamiento de las negociaciones, se supone que la UE será más flexible, y así lo advirtieron Francia, Austria, Polonia, Finlandia, Grecia, Hungría e Irlanda, que se oponen a un acuerdo por fuera de Doha, inaceptable desde su punto de vista porque sería ceder en el sensible tema agrícola, un sector con mucho peso en sus economías.
Pese a esta resistencia, Zapatero aseguró que "hay una inmensa cantidad de países de la Unión Europea que están a favor del relanzamiento de las negociaciones con el Mercosur".
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