Entre carnes y cajones de fruta y verduras, Mauricio Macri aprovechó para criticar al Gobierno de "castigar severamente" al sector agropecuario, que es un área que, según dijo, "puede potenciar" a la Argentina. En su criterio, lo que hay que hacer es "ampliar la frontera de siembra y producción, generando valor agregado a lo que se produce", además de "exportar más y desarrollar a los pequeños y medianos productores para que puedan crecer y fortalecerse".
Para la protesta, los ruralistas montaron una verdulería en la que vendían a los transeúntes los productos al precio que ellos lo comercializan y que son el primer escalón en la ascendente cadena de intermediarios.
El titular de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, acusó al Gobierno de aplicar una política económica-agropecuaria que "perjudica al productor y consumidor" con los precios y criticó que, con los precios, hay "dificultades en todas las regiones del país".
Según dijo, el productor recibe "80 centavos el kilo de manzana, mientras que el consumidor paga 17; 2,50 pesos el kilo de yerba y 30 pesos al consumidor". Para Buzzi, la brecha que hay entre el precio que le queda al productor y lo que paga el consumidor, "queda en el componente impositivo y en la intermediación que gana fortuna con el amparo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno".
En el Obelisco, la Comisión de Enlace, conformada por la FAA, la Sociedad Rural Argentina, Coninagro y CRA, elaboraron un panfleto en el que detallaron el precio que cobran los productores por cada kilo de lo que producen, y responsabilizaron de ello al Gobierno, siendo que quien establece los valores de los productos a lo largo de la cadena comercial son los empresarios y comerciantes.
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