Como la cigarra en el País de Nomeacuerdo
Nadie en el Ministerio de Transporte, ni en el gobierno, puede mencionar
una sola ventaja económica para los intereses nacionales que justifique
el hecho de que la Argentina sostenga y pague un canal más largo, más
peligroso, más caro y que además condiciona la soberanía, teniendo a la mano uno más corto, más seguro, más barato y encima soberano.