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Jueves 4 de Mayo de 2000
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La Covacha, ¿la nueva gran cosa del rock barrial?

Ojo con Quilmes

JAVIER AGUIRRE

Mientras el Quilmes Athletic Club se perfila como candidato de fierro a jugar en primera a partir del próximo campeonato, La Covacha reafirma cada vez más que se trata de uno de los fenómenos ascendentes del rock under y se perfila como eje de un recambio generacional en el rocanrol de las bandas. Con un disco editado en forma independiente –...Por el mismo camino– y con palpitante sangre rockera, murguera y futbolera (también maradonera, renguera, pelotera y piojosa) en las venas, La Covacha volvió a dar prueba de su creciente convocatoria, repitiendo la marca de hace cuatro meses: llenaron Cemento. Por eso las bandas covacheras no perdieron la oportunidad de festejar hits como “Venir andando” y “Me pongo la 10”, llenando el aire con el humo rojo de las bengalas, aportando desaforadas dosis de pogo carnavalesco y sacudiendo trapos con las caras de Diego y el Che. Antes, durante los shows de las bandas soportes (los ricoteros La Chopera y los reggae-fiesteros Aztecas Tupro), Selena, una chica de rockerísimo flequillo, informaba a todo el mundo: “Acá aguanta Quilmes, loco, y La Covacha es cervecera, loco...”. Tenía razón, a juzgar por la cantidad de camisetas blancas y azules presentes, entre las que se destacaba una que tenía el número 9, homenajeando al Pirata Czornomaz, mítico goleador del ascenso que ahora parece conducir al equipo blanco hacia la primera. Ese lugar que, en el rock argentino del 2000, parece también al alcance de La Covacha.


Muñecos bravos

C.B.

”Cuchu es un hermoso y luminoso ser que a lo largo de su vida se encuentra con inescrupulosos y torpes personajes que sólo ven en él la posibilidad de obtener beneficios económicos. En su esfuerzo por ser aceptado se convertirá en víctima fatal de la intolerancia y brutalidad de su padre y amigos más íntimos.” La síntesis argumental del corto Plata segura se diluía apaciblemente entre las páginas del catálogo del II Festival de Cine Independiente, entre otras tantas producciones dedicadas a temas tan edificantes como el sadomasoquismo adolescente o la alegría suiza. Pero los nubarrones llegaron bajo la forma humana de Carlos Cambiasso –acompañado de su mujer y de un abogado-. que se presentó en el cine Cosmos decidido a impedir la proyección del corto, asegurando que las desventuras del muñequito de melena rubia perjudicaban su imagen y la de su hijo. “Vino a exhortar a que no lo proyectáramos, argumentando que perjudicábamos su imagen y la de Cuchu. Accedimos porque nos conmovió”, le contaron al No Néstor F. y Martín C., realizadores de Plata segura. Son también responsables de la película Marcello G., sólo un hombre, una producción que cuenta la vida de excesos de un crack protagonizada por el muñequito de Marcelo Gallardo.
Hace pocos días, la publicación de una nota en Olé reanudó la polémica: los jugadores fueron invitados a opinar sobre los cortos. Mientras que Gallardo admitió no conocer el tono de su película, Cambiasso padre reiteró su idea de que era perjudicial para su imagen y la de su hijo que el corto se siguiese proyectando. “Ni siquiera es la película: es apenas un avance de cinco minutos”, explicó Néstor F. “Nunca pensamos que iba a caer mal. Esperamos que fuese recibido con un mínimo de humor.” Mentores de lo que han dado en llamar el “Dogma de animación argentina 99”, Néstor y Martín aseguran que su identidad reservada no tiene que ver con este episodio, sino que es una de las leyes impuestas por el Dogma que rige su trabajo, basado en la técnica de la “mixtura mixta”. “Además, nosotros contamos con muñecos historias muy humanas, y sobre todo situaciones reales en el fútbol”, expuso Néstor. “Si vamos a hablar de pactos satánicos con el director técnico, homosexualidad en el fútbol, explotación de menores... nos sentimos más cómodos haciéndolo desde la clandestinidad”.
Mientras los realizadores se preocupan por dejar en claro que “la referencia del trabajo nunca es real”, la revista Comiqueando los invitó a pasar la película en Fantabaires, que se concretará en los próximos días. Mientras tanto, los cortos pueden verse en www.miradores.com.


Largo es el otoño
con el Sr. Gillespi
Los libros a veces muerden

Recientemente estuve en la Feria del Libro, sin dudas un “gran” evento comercial-literario (en ese orden). Debo reconocer que cada vez que voy experimento la misma sensación: al rato de estar mirando libros siento una necesidad incontenible de ponerme a escribir, necesidad que cesa sólo cuando voy a la exposición de ganadería y me invade la necesidad de ponerme unas bombachas batarazas y una boina.
A menudo me sucede en mi casa. Veo una hoja en blanco y me pongo a escribir compulsivamente. Escribo hojas y hojas, que después ordeno cuidadosamente, las doblo cuidadosamente por la mitad, y las introduzco cuidadosamente dentro de la respectiva bolsa de residuos. Esto responde a algo muy lógico. Las cosas hechas compulsivamente generalmente no representan lo mejor de uno (un ejemplo muy claro son las diarreas).
Soy un ser autocrítico por naturaleza, simplemente me gusta destrozar mi propio ego aunque nunca supe cuál es la razón (creo que se me subió el fracaso a la cabeza). Como dicen muchos artistas, “el sufrimiento alimenta mi arte”... En mi caso es un arte netamente bulímico. Por eso en este artículo me propuse romper con esta maldición y, por lo menos, escribir un poema. Aquí es donde hay que diferenciar poesía contemporánea y clásica poesía tradicional. La poesía contemporánea básicamente consiste en escribir cualquier cosa, tratando de que haya bastantes espacios en blanco en la hoja. Un ejemplo rápido:

Flotan.............flotan.
las pulgas de mi perro
como magmas en el espacio
todo abajo de tu falda
pequeño Fermín.

Nota: quisiera agradecer a Luis Alberto Spinetta, por el uso de la palabra magma.

Pero si se trata de poesía tradicional, sólo hay que elegir una serie de palabras que rimen y después completar el resto. Palabras tomadas al azar que riman, por ejemplo: Luis, Ruiz, Cuis, lombriz.

Qué grande el flaco Luis...
Con su cuerpito de lombriz
Su inconfundible voz de cuis
nunca compuso “Natalio Ruiz”

Nota: quisiera agradecer una vez mas a Luis Alberto Spinetta por haber sido mi fuente de inspiración.

A partir de esto, queda claramente demostrado que: la diferencia entre que yo escriba algo en una hoja, y una hoja en blanco, es que la segunda todavía puede servir para algo. No hay mejor lugar para mis poesías que la bolsa de residuos. Ojalá algún lector tome este artículo como ejemplo y se convierta en poeta. Finalmente, les dejo algunas palabras para que practiquen rimas en casa: pis, gris, sífilis.