Lejos del caos que se anticipaba, pero todavía con mucho para corregir, el VAR hizo su aparición oficial en el fútbol argentino. Pasaron los 14 partidos del fin de semana de la Copa de la Liga Profesional y es cierto que pudieron repararse algunos errores que hubieran incidido en el desarrollo de los encuentros. Pero no menos lo es que también deben unificarse algunos criterios a la hora de evaluar las jugadas y sobre todo, apurar el proceso de la toma de decisiones. El fútbol y el espectáculo televisivo tienen una dinámica propia que se desvirtúa si, como sucedió en el partido del sábado entre Vélez y Lanús, el juego se detiene diez minutos para analizar si hubo o no posición adelantada en el tercer gol del equipo de Liniers.

El VAR evitó que Fernando Rapallini le cobrara un penal a Sarmiento por una mano dentro del área que el defensor Manuel Guanini había recogido sobre su cuerpo y no tenía entidad para ser sancionada. Y que Patricio Loustau le anulara por un offside que no fue el gol del descuento de Defensa y Justicia. El sistema respondió en ambas situaciones y modificó los fallos erróneos que se habían adoptado en primera instancia.

Pero en el caso de las sujeciones dentro de las áreas, da la impresión de que todavía hay interpretaciones diversas entre los árbitros de campo y los de la pantalla. Leandro Rey Hilfer en Boca-Arsenal y Pablo Dóvalo en Newell's-Platense dejaron correr sendos agarrones mutuos que debieron revisar ante la intervención del VAR. Es cierto que en ese tiro de esquina, Julián Navas estiró la camiseta de Marcos Rojo. Pero Rojo igualmente pudo zafar y cabecear. Para ser cobrada como penal, la sujeción debe tener el valor de no permitirle entrar en juego al jugador sujetado. En ese caso, eso no sucedió. Pero Germán Delfino convocó a Rey Hilfer a la pantalla y en la revisión, el árbitro de campo, que es quien debe corroborar o rectificar su decisión, modificó su fallo inicial y concedió el penal a Boca. 

Lo mismo pasó en Rosario donde en un corner, el delantero de Newell's Juan Fernando Garro pudo cabecear pese a haberse sido agarrado por el defensor de Platense Juan José Infante. Dóvalo hizo seguir, pero desde el VAR, Diego Abal recomendó cobrar el penal que finalmente dio el árbitro de campo. Federico Beligoy, el director nacional de arbitraje de la AFA justificó ambos fallos en que los defensores se desentienden de la jugada y solo intentaron sujetar a sus marcas. La norma internacional sostiene otra cosa: que no toda sujeción dentro del área es penal y que para serlo, debe tener la fuerza necesaria para impedir que un jugador llegue a la pelota.   

El VAR será útil en la medida que evite la comisión de errores groseros y que lo haga en un tiempo prudencial. Y eso no siempre sucedió en este fin de semana. Desde las pantallas, algunos árbitros se pusieron en detallistas y buscaron hormigas donde solo tenían que encontrar elefantes. El sistema está para reparar equivocaciones, no para sumar nuevos errores donde ya los hay.