Desde Lima 

En medio del escándalo de los Rolex y la investigación por enriquecimiento ilícito que le ha iniciado la Fiscalía, la presidenta Dina Boluarte cambió a seis ministros. Esta reestructuración de un tercio del gabinete ministerial ocurre dos días antes que el primer ministro, Gustavo Adrianzén, nombrado hace un mes, acuda al Congreso para pedir un voto de confianza. Estos cambios complacen las exigencias de las bancadas de la derecha y extrema derecha que controlan el Congreso. Fueron anunciados después que la presidenta y el premier Adrianzén se reunieron con representantes de estas bancadas. Una negociación en la que los legisladores tuvieron la voz más fuerte. Han ingresado al gabinete representantes de partidos de derecha con presencia en el Congreso y se ha ratificado a ministros cercanos al fujimorismo, clave en el bloque de la derecha parlamentaria, y a otras agrupaciones de este sector político. Con este reparto de ministerios se da por descontado que el gabinete obtendrá el voto de confianza en el Congreso, indispensable para confirmar su continuidad.

Una presidenta débil, con apenas ocho por ciento de aceptación, y ahora golpada y más debilitada por el escándalo del “rolexgate”, es sostenida por la mayoría derechista del Congreso. El nuevo gabinete ministerial responde a la necesidad de asegurar esa protección y bloquear en el Congreso un pedido de destitución por incapacidad moral. El Ejecutivo y el Legislativo han venido actuando de la mano en una gestión de restauración conservadora y autoritaria, un pacto no escrito que se ratifica y profundiza con este nuevo gabinete. Es un acuerdo en el que la presidenta es la parte más débil y la derecha parlamentaria impone la agenda. Esta coalición autoritaria con eje en el Parlamento ha sacado normas para debilitar los procesos anticorrupción y viene avanzando en el copamiento de las instituciones. Apuntan a controlar el sistema de justicia y los organismos electorales.

Debilitamiento

Todos los ministros habían sido ratificados hace solo un mes cuando Adrianzén asumió como jefe del gabinete. Pero el debilitamiento del gobierno por las recientes denuncias contra Boluarte y la necesidad de consolidar su pacto con la derecha parlamentaria con un voto de confianza y un pedido de vacancia presidencial a la vista obligaron a los cambios. Fueron sustituidos los ministros del Interior, el general en retiro Víctor Torres; de Educación, Miriam Ponce; de Producción, Ana María Choquehuanca; de Comercio Exterior y Turismo, Carlos Mathews; de Mujer y Poblaciones Vulnerables, Nancy Tolentino; y de Desarrollo Agrario y Riego, Jennifer Contreras.

Desbordado por el crecimiento de la delincuencia y una notoria incapacidad para el cargo, el saliente ministro del Interior era el más cuestionado del gabinete. Torres, que había asumido hace cuatro meses, era el la expresión más evidente de la mediocridad en un gobierno bastante mediocre. Incluso aliados del Ejecutivo demandaban su salida. En el Congreso estaba pendiente un voto de censura en su contra. Insostenible, fue la primera cabeza que cayó para asegurar el voto de confianza. Ha sido remplazado por el también general de la policía en retiro, Walter Ortiz, que venía trabajando en la gestión del cuestionado Torres como director general de la Dirección de Crimen Organizado. Un nuevo ministro que despierta muchas dudas. Los otros nuevos ministros son Morgan Quero - exasesor de Boluarte- en Educación, Sergio Gonzales en Producción, Elizbeth Galdo en Comercio Exterior, Ángela Hernández en Mujer y Ángel Manero en Desarrollo Agrario.

Aliados

La nueva ministra de Comercio Exterior pertenece al partido ultraconservador Avanza País y la nueva titular de la Mujer a la agrupación de derecha Somos Perú. Dos concesiones a partidos con bancadas parlamentarias que votarán en el pedido de confianza del gabinete. Fueron ratificados ministros vinculados a otras bancadas parlamentarias de derecha. Es el caso del canciller, Javier González Olaechea, y del ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, ambos cercanos al fujimorismo. También continúa en el cargo el titular de Salud, César Vásquez, de la derechista Alianza para el Progreso. El resto del gabinete también está ligado a sectores conservadores.

“En este gabinete Boluarte le ha dado más presencia a sus aliados, consolida sus relaciones con sectores del Congreso que le den cierta estabilidad, más seguridad de que no la destituyan. Boluarte ha llegado a un acuerdo con el fujimorismo y otros para quedarse hasta 2026, este gabinete consolida ese pacto, es una continuidad del proyecto autoritario del Congreso de capturar las instituciones. En cuanto a políticas, es más de lo mismo, es un gabinete funcional a lo conservador que viene del Congreso. Viendo a sus integrantes, es un gabinete de gente anodina, de segunda línea, con gestiones lamentables, como la política exterior”, le declaró a Página/12 el sociólogo y analista político Alberto Adrianzén.

Rolexgate

El cambio de gabinete ministerial le da más tranquilidad a Boluarte en el Congreso, pero no ha calmado las agitadas aguas que la envuelven y la hunden en el descrédito y la impopularidad. La presidenta sigue sin responder sobre sus lujosos relojes Rolex, que ahora se sabe son al menos cuatro, las costosas joyas que luce y sus millonarias cuentas sin explicación. Tendrá que hacerlo este viernes cuando debe acudir a la Fiscalía. Y deberá llevar sus Rolex para que la Fiscalía determine su valor y con los números de serie de estos relojes pueda precisar su procedencia. Antes se negó a presentarse en la Fiscalía y por eso fueron allanadas su casa particular y la residencia oficial en Palacio de Gobierno. En estos allanamientos se encontraron otros relojes de menor costo, pero no los Rolex, ni las joyas más costosas que ha lucido en diversas actividades, como lo comprueban las fotos de esos eventos. Lo que sí se encontró en el operativo fiscal fue la documentación de la compra en 2023 de uno de los Rolex, lo que complica a Boluarte. A la Fiscalía le ha causado extrañeza que la presidenta no tenga en su casa ni en la residencia de Palacio de Gobierno los Rolex que usa y le pedirá explicaciones de dónde están, y deberá mostrarlos. El fiscal general Juan Carlos Villena informó que la investigación a Boluarte se ha ampliado del tema de los Rolex a otras costosas joyas -todo lo cual se estima, según cálculos de expertos en joyería que han examinado las fotos, sumaría alrededor de medio millón de dólares- y a su desbalance patrimonial. La investigación fiscal por enriquecimiento ilícito y por omisión a la obligación de declarar los Rolex y sus joyas, podría ampliarse al cargo de obstrucción a la justicia.

Este martes Boluarte estuvo citada a la Comisión de Fiscalización del Congreso, pero no asistió, como no lo había hecho hace unos días a la Fiscalía. Congresistas de oposición calificaron esa inasistencia como una falta de respeto al Congreso y al país, cuestionaron duramente su silencio, pero legisladores de la derecha volvieron a salir en defensa de la presidenta.

Acorralada por estas denuncias a las que no ha podido responder, hace unos días Boluarte pretendió hacer una exhibición de fuerza mostrándose en la puerta de Palacio de Gobierno acompañada por la cúpula castrense. Un acto que en medio de las acusaciones de corrupción en su contra y el pedido de un sector del Congreso para destituirla, buscaba dar el mensaje que tiene el respaldo militar.

Voto de confianza

Boluarte tiene seguro el voto de confianza en el Congreso para su reestructurado gabinete ministerial, pero eso no acabará con las graves acusaciones en su contra -que pueden agravarse a medida avancen las acciones de la Fiscalía- y la crisis política que tiene al borde del abismo a un gobierno muy debilitado que depende de una derecha autoritaria que le impone condiciones.

“Hay una crisis institucional gigantesca -indica Adrianzén-, inédita en el Perú, que no se compara con ningún otro. Todas las instituciones están deslegitimadas. La permanencia de Boluarte a pesar de la grave crisis tiene que ver con la debilidad de una oposición fragmentada”.