El imaginario de Liliana Bodoc es tan poderoso que logró expandirse hacia territorios insospechados. Varios de sus cuentos fueron adaptados para la escena por ella misma, su narrativa decantó en dramaturgia y eso dio vida al Festival Liliana Bodoc, que este año tendrá su segunda edición de la mano de su hijo Galileo, director de las cuatro obras que podrán verse los sábados de abril a las 16 en Hasta Trilce (Maza 177): Verdadera verde, Un cuento negro, Ye-Lou y Yo, el espejo africano.

La compañía teatral Tres Gatos Locos que integra Galileo Bodoc surgió en el 2002 cuando él y sus compañeros eran estudiantes en la antigua Escuela Nacional de Arte Dramático. "Lo hicimos como un medio para salir a trabajar de lo que estudiábamos y amábamos, pero también como una propuesta de denuncia social y política en aquellos tiempos tan agitados. Eso le imprimió a la compañía cierto estilo. En la mayoría de las obras optamos por el humor, pero se trata de un humor con contenido y crítica social", explica el director en diálogo con Página/12.

Al principio eran tres miembros y actuaban en el subte (de ahí el nombre), pero con el tiempo la compañía fue creciendo y hoy son doce integrantes. El siguiente paso fue adaptar las obras de su madre: "Empezamos por Un cuento negro (estrenada en 2008 en Ecuador), unos años más tarde hicimos Rojo, después Ye-Lou, Yo, el espejo africano y Verdadera verde, que es la última que estrenamos. En vida Liliana participó muy cerca de nosotros, nos acompañó en los procesos dramatúrgicos y fue nuestra madre más allá de mi vínculo biológico. Fue la madrina de esta compañía, siempre estuvo para apoyarnos: ella misma realizó las versiones teatrales de los cuentos que le pedimos. Yo aportaba la parte del proceso actoral y ella su pluma maravillosa y comprometida", recuerda.

Luego de la muerte de su madre en 2018 quedó ese legado y también la responsabilidad de mantener viva su obra, así que Galileo tomó el guante. Estuvo presente en varios homenajes y eventos, pero sentía la necesidad de "hacer carne esto que heredamos y nos tocó, con el privilegio y la responsabilidad que eso significa". La compañía comenzó a girar por provincias y otros países de Latinoamérica con esas obras, pero el año pasado decidieron agruparlas bajo el nombre del festival y ahora lanzan la segunda edición con este cuarteto de piezas. "El trabajo del grupo estable permite una profundidad y una continuidad que de otra manera no se puede lograr. Es posible profundizar los conceptos, un estilo, un género", destaca el actor.

Bodoc explica que es difícil sostener grupalidades porque "nunca fue fácil vivir del arte", pero la compañía crece y se expande; hoy muchos de sus integrantes tienen hijes con quienes comparten ensayos y funciones. "Nos demanda cada vez mayor entrega y profesionalismo. No deja de ser arduo y en estos tiempos se pone mucho más áspero. Por eso queremos salir con más fuerza y movilizarnos, el arte siempre tiene ese rol: en los tiempos más difíciles mantiene viva la llama humana. Quizás sea una de las cosas que mayor sentido nos dé como especie porque es inútil y no tiene que ver con la producción o lo utilitario sino con el espíritu, el alma y lo colectivo, algo que para nosotros es fundamental", reflexiona.

Uno de los rasgos más interesantes de esta propuesta es que está dirigida a públicos diversos, algo que también caracteriza la literatura y el imaginario de Bodoc. La creadora de La saga de los confines sentía cierta complicidad con los lectores jóvenes porque eran los más desprejuiciados; estas obras tienen ese mismo espíritu. "Su literatura abarca desde primeros lectores hasta novelas como Memorias impuras, de una gran complejidad. Siempre tiene ese abrazo incluyente: uno lee un cuento de Lili para pequeños y se emociona profundamente. Nosotros quisimos mantener eso y está bueno aclararlo: cuando nos preguntan si es 'teatro para chicos' nosotros respondemos que es 'para todo público'. En estas obras hay dos o más niveles de lectura: una capa es para los niños y otra para los adultos", explica.

Las obras en cuestión provienen de los cuatro cuentos de la saga Sucedió en colores y abordan varios tópicos en relación a cada paleta cromática. Este sábado podrá verse Verdadera verde, que gira alrededor de una plaga de langostas que amenaza a una familia de campesinos y su sembradío. El sábado 13 se presentará Un cuento negro (nominada a los ACE 2010 como Mejor Infantil), que narra el último día de Bruno, un deshollinador que es sorprendido por una dama vestida de negro y tendrá hasta la medianoche para abandonar su mundo. El sábado 20 será el turno de Ye-Lou, el relato de un emperador enloquecido por el miedo y la codicia que manda a exterminar a todos los príncipes de su imperio por una pesadilla que lo atormenta durante la siesta. Y el sábado 27 se podrá ver Yo, el espejo africano, la historia de un espejo que enlaza el destino de distintas personas en diferentes lugares: una esclava africana, el general San Martín y un huérfano español. "Son tópicos que nos permiten interpelar la actualidad porque son clásicos que nunca pierden vigencia", explica Bodoc, y agrega que lo físico y la música son elementos fundamentales en la propuesta.

Consultado sobre el valor de Hasta Trilce como sede del evento, dice: "Es una trinchera cultural por la coherencia de quienes lo dirigen con tanta pasión, compromiso y amor". Gailieo cuenta que conocieron a los impulsores del espacio en los inicios de ambos proyectos y se enamoraron mutuamente. "Fue una simbiosis y hoy ya es una fraternidad. Prácticamente es nuestro hogar porque ahí ensayamos, damos clases y hacemos funciones para público general y escuelas". También existe un vínculo con su madre porque ella daba sus talleres literarios en el foyer y hoy esa sala lleva su nombre. "Es una gran familia y un proyecto colectivo que fue fortaleciéndose", concluye el actor. Este es un gran momento para reencontrarse con la literatura de Bodoc y su potencia para crear mundos alternativos.

*Las entradas para las obras están disponibles a través de Alternativa Teatral.