Hay dos Javier Milei que conoce Mauricio Macri. El que públicamente lo elogia y le dice: "Presi". Y el que en privado, cuando quiere hablar de política partidaria, lo manda a hablar con su hermana, Karina Milei, y cuando quiere hablar de gestión lo envía al ex presidente a hablar con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Dos personas que Macri no tiene en alta estima. También hay dos Mauricio Macri que conoce Milei. El que en público dice que Milei está haciendo un esfuerzo por que se recuperen las libertades. Y el que en privado critica la marcha de la gestión y pone distancia, al menos por el momento, con un acuerdo con La Libertad Avanza. En ese juego de dobleces y traiciones están el presidente y el ex mandatario, con una tercera en discordia que busca anexar el PRO, Patricia Bullrich. Macri está haciendo todo lo posible por neutralizarla.

La relación de Milei y Macri viene con altibajos. Los bajos en general se esconden, pero el ex presidente tuvo su primera desazón cuando no pudo incorporar masivamente sus cuadros al actual gobierno y vio cómo le robaban gente a la que consideraba propia. A la que no perdona el calabrés es a Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad y principal pivote de Milei para terminar de cooptar y fagocitar al PRO. "Mauricio está frenando el acuerdo con ELLA porque cree que, por el momento, no le conviene, pero Pato sigue a full", dicen a su lado.

No obstante, Macri no pierde oportunidad para hablar bien de lo que hace Milei (se guarda, por lo general, las críticas aunque la semana que pasó hizo dos, de las que se hablará más adelante). E intenta mantener un diálogo fluido con el presidente, algo que no logra del todo. Una cosa que molesta al ex mandatario es que cuando quiere concretar temas políticos, Milei lo manda a hablar con su hermana, Karina Milei. A Macri no le gusta esta situación. Según algunas versiones, en privado le dice "la vendedora de tortas", por su oficio anterior a ser la secretaria general de la Presidencia. En el entorno de Macri también hay quien dice que ella se muestra muy insegura cada vez que habla con el ex presidente y que esas inseguridades complican cualquier avance.

Para las cuestiones que Macri quiere sugerirle a Milei sobre gestión, el presidente lo deriva a su jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Macri y Posse se detestan mutuamente. Hace poco, Macri tuvo una charla con Santiago Caputo. No salió nada concreto de esa conversación, más allá de un intento de limar asperezas. Con el paso del tiempo y la ausencia de resultados por parte de Milei, esas asperezas cada vez resultan más difíciles de limar. Y Macri va calculando que no le conviene estar tan cerca de Milei, por si en algún momento lo alcanzan las esquirlas.

El Fundación Libertad affaire

El triple encuentro de Milei, Macri y Bullrich en la Fundación Libertad tuvo varios momentos de verdad. El primero fue cuando, en la entrada, le preguntaron a Macri que veía mejor: si el rumbo de la economía o a Boca Juniors. Macri fue lapidario, con su media sonrisa para borrar la dureza: "Boca es siempre algo especial".

No es secreto que a Macri le parece que la gestión nunca arrancó, y culpa principalmente de eso a los dos interlocutores que le propone Milei, Karina y Posse. Para quienes prestaron atención, además de los múltiples elogios a Milei para la tribuna, Macri le dejó dos críticas quirúrgicas cuando le tocó hablar en la Fundación Libertad: "Libertad también es cuidar la libertad de expresión y la independencia de la Justicia". Traducido por el entorno de Macri: basta de criticar a periodistas afines (en especial, Macri vio mal el entredicho con Jorge Lanata) y sería mejor si se retirara el pliego del juez federal Ariel Lijo para la Corte Suprema. El macrismo ve mal esa postulación. Además, la idea de darle algo al peronismo como cuando Macri propuso a Horacio Rosatti es algo que el propio ex presidente se autocriticó en su libro Primer tiempo: dijo que había sido un gran error proponer a Rosatti para la Corte. Y de Lijo piensa eso, y mucho más.

Como se dijo, en el doble juego que está ensayando Macri, esa crítica fue matizada con muchos elogios de que Milei está luchando por las libertades. Macri se mostró luego mucho más cómodo saludando a Luis Lacalle Pou y a José María Aznar (que es tan habitué a esas tertulias como Macri) que al presidente. A Bullrich, le dedicó un saludo gélido y poco más. A Ricardo López Murphy no lo pudo saludar porque -según dijo el Bulldog- Milei consiguió que lo vetaran de la lista de invitados.

Al freezer

Por ahora, Macri no descarta un frente con La Libertad Avanza pero postergará esa decisión todo lo que pueda, incluso hasta justo antes del cierre de listas para las PASO 2025. No tiene ni un ápice del apuro que demuestra Bullrich por sumar al partido amarillo a la coalición gobernante. Macri prefiere esperar y ver cómo le va a Milei con su gobierno (énfasis en "su", porque no hubo cogobierno) y en las encuestas. Tampoco habrá bloque común, una posibilidad que se alejó aún más cuando dejó de ser jefe de bloque de La Libertad Avanza Oscar Zago.

Sucede que Zago supo ser de la tropa de radicales PRO que defendía a Macri en la Legislatura porteña (hacía tándem en esa época con Martín Ocampo, luego jefe de los fiscales y ministro de Justicia porteño) y desde esa época lo conoce a Cristian Ritondo. Las conversaciones para pensar siquiera un interbloque o una mayor cooperación entre bloques cayeron con el escándalo en la comisión de Juicio Político para impedir que siga en la presidencia Marcela Pagano.

Con Martín Menem y los adláteres de Karina Milei que lo reemplazaron a Zago, en cambio, hay mucha menos afinidad. Aún así, el PRO volvió a comunicar que acompañará la Ley Ómnibus (que ya es una ley combi) y a intentar contener a sus votantes. Sobre estos se jugará la verdadera disputa: puede el PRO conservar su núcleo duro, se preguntan cerca de Macri, o se lo va a llevar Milei. Esa definición, matizada con sondeos, tendrá mucho que ver con que se desfreece o no una eventual alianza con La Libertad Avanza.