CARTAS DE LECTORES

Las raíces y los medios

Días pasados, viajando en el Ferrocarril Belgrano, fui feliz.

Un conjunto, formado por padre en charango y siku, dos hijas en guitarra y un instrumento de percusión formado por un manojo de láminas de madera, y finalmente el hijo menor, en bombo, nos maravillaron durante 15 minutos con tres temas del norte nuestro. Unas voces maravillosas, una armonía, un sentimiento, un ritmo, que nos dejaron a todos muy emocionados. En ese momento pensé ahí están nuestras raíces, tapadas, escondidas, pero todavía vivas, y los comparé con los negros en Estados Unidos con sus spirituals y el blues, y me sentí pleno.

Cuando pasaron a otro vagón entré a pensar en la cultura blanca de los medios, por ejemplo la televisión, y chau sonrisa.

Noticieros con un 80 por ciento de policiales. Parece que no existen otras cosas.

Programas como “Bailando por un culo” (gracias a un culo), “Cantando por un culo” (gracias a un culo), “Patinando por un culo” (gracias a un culo).

Que no le dan, por supuesto, cabida a los verdaderos bailarines, cantantes y patinadores. Un poco como pasa con esta gente que tiene que cantar en los trenes.

Y para rematar, “La chismografía de la tarde”. Programas enteros dedicados a entrevistar a esa miríada de portaculos que se dedica a hablar de sus peleas, de sus idas y vueltas y expresar sus ideas (mamma mia). A eso agreguemos a viejos sospechados de delincuentes, soldados todavía a la televisión con sus viejos y lamentables programas.

Después pensé. Los tipos como yo, que queremos a la tele y pretendemos algo más que la cultura de lo berreta y del culo, no tenemos derecho a ser protegidos por el Estado. Así como se penaliza el racismo y la apología del delito, ¿no se podría penalizar, de la misma manera, a la apología de lo berreta, de lo mediocre, de lo idiotizante? ¿O no conviene?

¿Los dueños de los medios nunca van a tomar un compromiso con lo social?

Suena inocente, ¿no? Y bue.

Sé que a esta gente lo único que le importa es la libertad de empresa, para hacer y deshacer de acuerdo con su bolsillo e ideología, lo que inevitablemente liquida la libertad de prensa y muchas otras como la de creación. Sé, también que si nadie los mirara, buscarían otras opciones de programación, lo que en definitiva nos indica, fratres míos, que la culpa final es nuestra y que sería lindo que pensáramos en lo que estamos haciendo. Excepciones: Canal 7. Algunos programas como Los simuladores, Hermanos y detectives y poco más.

Francisco Alberto Baldacchino

DNI 5.099.565

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