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Por Daniel Divinsky *

Jueves Santo, 19.30. Hoy por la mañana, al entrar a la Rural me dije “¡Otra vez!” con hastío y resignación. Pero cuando llegué al Pabellón Amarillo y vi el stand de De la Flor en construcción, recorrí entre aserrín, tablas, grúas y alfombras enrolladas los pasillos casi intransitables y me encontré con algunos colegas metidos en el mismo baile, repetí la exclamación con matices más alegres. Es que no sería exagerado decir que mi vida –nuestra vida, ya que compartimos la editorial con mi mujer, Kuki Miler– puede recitarse al ritmo de las Ferias del Libro. En la del ’75, Emilio, nuestro hijo, estuvo con nosotros, muy posiblemente contra su voluntad, instalado en su moisés. Vinicius de Moraes firmó en el stand y provocó un tumulto. En la del ’76, había emprendido una gira por América para vender y cobrar y el golpe me encontró en Puerto Rico: Augusto Bonardo me llamó desde su Radio Aeropuerto para desayunarme, literalmente, con la noticia. Les tocó a Kuki y a Ricardo Nudelman, que trabajaba en la editorial, ver pasar a los censores con el uniforme en la cara, que decidían qué libros podían estar y cuáles no y enterarse de las clausuras y el comienzo de lo que siguió. En la del ’77 el stand estuvo, pero no los editores: estábamos presos a disposición del PEN a causa (?) de un libro prohibido. Del ’78 al ’81 la vivimos a la distancia, en el exilio venezolano. En el ’82, Kuki vino para la Feria, en medio del delirio malvinero: depresión y vergüenza ajena.
Para la del ’83 viajé yo, tratando de sacudir el ambiente, alentado por la inminente apertura democrática: las mentes y los ceños de directivos y de muchos colegas llevaban todavía la sombra de la visera militar. En el ’84 fue la fiesta: la confianza que transmitía el renacimiento democrático alentaba proyectos y compelía a leer para compensar la brecha impuesta por la dictadura. Y así sucesivamente, con años desesperantes como 2002 y otros mejores. 20 horas. Bajo al depósito de la editorial. Están preparados los libros, claro, pero también los marcadores para que firmen Quino, Fontanarrosa, Caloi, los demás autores. Ya están listas 6 de las 13 novedades; las otras irán llegando. Como siempre. Y me digo: “¡Qué bien!”.

* Director de Ediciones de la Flor.