Vélez demostró su jerarquía. Con mucho amor propio en una noche en que no encontraba fútbol, el equipo de Gareca igualó 2-2 con Unión Española tras remontar un 0-2 y se clasificó para los cuartos de final de la Sudamericana, donde se cruzará con Liga de Quito. El gran héroe fue Leandro Caruso, autor de los dos goles de la clasificación.

Unión Española ya había demostrado un manejo de balón muy interesante en su excursión por Buenos Aires. Pero pese al susto sufrido, Vélez pareció no tomar nota. Con una actitud pasiva permitió que el conjunto chileno controlara el trámite, a la espera de un contragolpe que pudiera liquidar el partido. Sin embargo, esa estrategia terminó generándole un problema: Permitió que Unión Española se quitara todos los temores.

Más allá del dominio territorial local, Vélez empezó a perder el partido por un error de Papa, que en su intento por cruzar una pelota profunda para Estévez, no hizo más que habilitar a Ampuero en la puerta del área. Sin reacción de los defensores visitantes, el volante central se metió en el área, desairó a Ponce y definió al costado de Montoya. Con el control de la pelota y la ventaja en el resultado, el conjunto chileno mostró lo mejor de su repertorio. Por eso, no resultó sorpresivo que aumentara el marcador con una excelente maniobra colectiva que terminó con un cabezazo de Canales tras un centro de Estévez.

Ante ese panorama, todo parecía resuelto. Sin embargo, Vélez cambió su actitud y encontró un rápido descuento con una furibunda volea de Caruso tras una pelota rescatada por Papa, que le devolvió la esperanza. Entonces, con mucha fortaleza se llevó por delante a Unión Española, que empezó a desdibujarse y a mostrar grietas en el fondo. El empeño del equipo de Gareca puso a su rival en el área, donde lo complicó siempre con balones aéreos. Pudo empatar con otra volea de Caruso, pero Limenza desvió al corner. Hasta que Otamendi metió un centro y Caruso completó su noche de gloria ingresando por el segundo palo. Así, el campeón argentino mostró su chapa y logró el pasaje cuando parecía que tenía todo en contra. Hasta su propio juego.