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En un muy entretenido partido, Boca se impuso 3-1 a Colón, en Santa Fe, ante unas 12 mil personas, y quedó segundo en la tabla del Clausura, a dos puntos del líder, River. El resultado fue merecido a partir del oportunismo que mostró el equipo de Oscar Tabárez para aprovechar las situaciones de gol que se le presentaron, especialmente en la primera mitad. La dinámica del complemento fue tal que el partido pudo haber terminado con un marcador mucho más abultado.
Colón arrancó mejor plantado y algo más ambicioso, y había tenido las mejores chances en los primeros 20 minutos, pero bastó que se iluminara Juan Román Riquelme para que la suerte comenzara a inclinarse a favor de la visita. Riquelme le tiró un caño a Castagno Suárez, superó a Piccoli y cedió a Barros Schelotto, que entraba por la izquierda. El Mellizo fusiló a Leo Díaz, éste dio rebote, y Riquelme se anticipó a la defensa colonista que cerraba, para tocar a la red.
Los santafesinos acusaron el golpe, tanto que ocho minutos más tarde dejaron abierta la puerta para que Riquelme le pusiera un pase magistral a Delgado, quien ingresó en diagonal y remató con la cara externa al segundo palo de Díaz, marcando el 2-0 con que se fueron a los vestuarios.
Boca contuvo la ofensiva local en el arranque del segundo período, especialmente a través de Abbondancieri, que le paró tiros de gol a Delgado, Castagno Suárez y Graf, y apostó al contragolpe. Así, el partido se hizo emocionante, y el arquero de Boca cobró gran protagonismo en el encuentro. El desenlace llegó cuando, a un cuarto de hora del final, Pereyra le cometió penal a Riquelme, que Barros Schelotto remató fuerte y bajo para marcar el 3-0.
Los locales gozaron el honor del descuento a cinco minutos del final cuando Abbondancieri tapó un tiro de Gigena, Crosa no pudo despejar del todo, y Delgado entró pegándole de volea haciendo estéril la volada del arquero. Pero parecía tarde para ensayar una reacción.