DEPORTES › OPINION

La natación argentina sale a flote

 Por Osvaldo Arsenio *

Hace treinta años, mientras nuestra sociedad aún se recuperaba de la más tenebrosa dictadura, un grupo de nadadores y entrenadores vendía calcomanías al público en las escalinatas de la pileta del Parque Sarmiento para poder solventar el viaje a los Campeonatos Su-

damericanos de Natación en Río de Janeiro. Quien escribe estas líneas formaba parte de ese grupo y las calcomanías decían “Selección Argentina de Natación”.

Se pudo viajar finalmente a Brasil y, a pesar de nuestro esfuerzo, quedamos lejos de los locales, quienes habían tomado el comando de la natación sudamericana desde finales de los años ’60.

Eran resultados acordes con la realidad; en aquellos años, el Cenard era una modesta pensión, sin pileta disponible y con escasas instalaciones funcionando a pleno, aún no había becas para los deportistas ni mucho menos honorarios para los entrenadores. Los viajes, algunas veces, eran solventados en parte por la Federación y en parte por los integrantes del Seleccionado.

Salvo en el Sudamericano de 1988, en Medellín, donde un equipo integrado por estrellas de nuestra natación como Virginia Sachero, Alicia Boscatto, Pablo Minelli y Gabriel Chaillou les disputó la supremacía hasta la última prueba, los brasileños siguieron alejándose a favor de una gran inversión estatal, sponsors privados conseguidos por una dirigencia proactiva y, por supuesto, el talento de sus deportistas.

Los ’90 nos encontraron con un deporte amateur semidesmantelado ante la proliferación de las privatizaciones de muchos clubes que, bajo el eufemismo del “gerenciamiento”, dejaron de ser los proveedores casi excluyentes de nuestra natación y de otros deportes.

Hoy, Argentina se vuelve a acercar a Brasil con una gran actuación en el Sudamericano, que acaba de finalizar en Mar del Plata. Nuevos valores de gran futuro como Julia Sebastián, Virginia Bardach y Federico Grabich, entre muchos otros, encabezan esta nueva generación de deportistas, técnicos y dirigentes.

No ha sido por cierto una casualidad, la natación tiene ahora varias decenas de becarios a través de la Secretaría de Deporte y del Enard y también tuvo el apoyo del Estado para programas de preparación previos al evento, como asimismo la contratación del gran entrenador australiano Bill Sweetenham, como asesor técnico.

Los brasileños ya no nos sacan más de 200 puntos de ventaja, tampoco somos relegados como ocurrió muchas veces por Venezuela y Colombia al cuarto lugar. Muchas cosas nos marcan diferencias desde aquellas épocas, en que fatigábamos escalinatas y calles para vender una calcomanía, a este presente donde poco a poco hemos vuelto a depender casi exclusivamente del talento de los deportistas y técnicos.

* Director Nacional de Deportes

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