DEPORTES › PREPARAN EL HOMENAJE A TITO LECTOURE REABRIENDO SU ESTADIO

Vuelve el Luna por un día

El sueño de Esteban Livera, responsable actual del Luna Park, era organizar en julio la pelea entre Pablo Chacón y el inglés Scott Harrison por el título pluma del mendocino, que ahora ya tiene fecha y en Glasgow. Nada de eso. La realidad económica indica que la reapertura, aunque sea simbólica, del estadio que fue vida y obra de Lectoure, va a tener que repensarse mucho.

Por Daniel Guiñazu

El sueño merecía ser soñado. El Luna Park reabierto para el boxeo y en homenaje a la vida y a la obra de Tito Lectoure, un título mundial en disputa, la vieja mística porteña renacida por una sola noche. La noticia bomba que nació entre murmullos venía haciendo ruido desde hace más de quince días. Y en el ambiente casi que no se hablaba de otro tema que no fuera la vuelta a Corrientes y Bouchard de aquello que convirtió un baldío en el estadio cerrado más importante de América latina.
Esteban Livera, el sobrino de Lectoure de 33 años que asumió la conducción del Luna Park por indicación de su tía abuela Ernestina, se encargó esta semana de darle impulso oficial a la ilusión de los nostálgicos. Confirmó en declaraciones al programa “Primer round” de TyC Sports que, efectivamente, se estaba pensando en una velada en memoria de su tío fallecido el 1º de marzo, que la fecha más probable era en julio, a principios de las vacaciones de invierno y que la idea era que el mendocino Pablo Chacón defendiera su título de los plumas de la Organización Mundial ante el británico Scott Harrison. Livera reveló además que ya tenía el compromiso de la empresa estadounidense Top Rank de Bob Arum (junto con Don King, uno de los managers y promotores más importantes del mundo del boxeo) para colaborar en el armado de la velada.
Ahora, ¿cuánto de sueño y cuánto de utopía había en el anuncio de Livera? El deprimente contexto económico nacional ayuda muy poco al retorno de las noches de ring side. Y el contrato que Chacón tiene firmado con el promotor inglés Frank Warren de 200 mil dólares de bolsa por defensa optativa, complicaba aún más el emprendimiento hasta tornarlo virtualmente imposible, salvo que Chacón desease adherirse aceptando cobrar menos de lo que le correspondía o que el flemático Warren pusiera la plata de su bolsillo para quedar bien con la memoria de alguien a quien jamás conoció.
Para ser más claros y hablando en números redondos: los 200 mil dólares que debería cobrar Chacón y los 100 mil que Harrison arregló llevarse con Warren equivalen hoy (mañana no se sabe) a 945 mil de nuestros devaluados pesos. A ello hay que sumarle 300 mil pesos más en concepto de gastos de promoción (pasajes y estadías de Harrison y su equipo, autoridades de la pelea, bolsas de los otros boxeadores intervinientes en la reunión y extras varias) que llevan el costo total aproximado a 1.245.000 pesos, algo así como 395.230 dólares al cambio oficial del viernes. Una suma imposible de reunir por cualquiera de las fuentes que habitualmente financian una pelea (recaudación, derechos de televisión y publicidad).
Livera, un hombre ligado al pugilismo también por vía paterna (su progenitor Carlos, junto con Roberto Barrionuevo, promovió boxeo en Mar del Plata durante los ‘70 y los ‘80 y organizó las temporadas de verano del Luna Park) se reunió la semana pasada con Osvaldo Rivero, el manager de Chacón, y con Osvaldo Bisbal, el presidente de la Federación Argentina de Box, para tratar de involucrar a ambos en la organización. Livera admitió que los costos en dólares tornaban prohibitiva cualquier idea. Rivero disparó todo el tiempo evasivas y frases de circunstancia a la espera de que el panorama se aclarase. Y Bisbal subordinó su apoyo a la participación de Torneos y Competencias, la empresa a la que la FAB le ha cedido los derechos de televisación de las peleas que se realizan en su estadio de Almagro.
Es más: en algún momento de la amable charla realizada en su oficina, Livera le ofreció a Rivero alquilarle el estadio a un costo reducidísimo (3 mil dólares) a cambio de que asumiera los riesgos de la organización. Rivero esbozó una sonrisa y recordó que perdió mucho dinero cada vez que organizó peleas titulares en la Argentina y que se justificaba hacerlo para ganar un campeonato, pero no para una defensa opcional.
Así las cosas, y aunque Livera todavía no le había bajado el pulgar al proyecto, un razonamiento de sensatez elemental parecía indicar que no había manera de financiar la pelea, que nadie quería asumir pérdidas.Ahora llega la confirmación de que Chacón defenderá su título ante Harrison el 8 de junio en Glasgow, el mismo día en que pelean, en Memphis, Tyson y Lewis por el título pesado. Así, la memoria pugilística de Juan Carlos Lectoure tendrá un reconocimiento de modestia acorde a los tiempos que se viven.
En tal sentido, Livera (a quien le faltan tres materias para recibirse de contador) maneja ya dos alternativas en voz muy baja: una reunión en la que coincidan los boxeadores más convocantes del momento (“Locomotora” Castro y la “Hiena” Barrios) y las promesas del futuro (Diego Giménez y Omar Narváez) o una serie de cuatro reuniones chicas con buenas peleas de nivel local y el plus de la presencia eventual de algún boxeador mexicano o estadounidense de cierto nombre y cachet accesible. A favor: los costos serían en pesos y eso haría manejable la ecuación económica y posible la concreción del festival.
En contra: ni Castro ni Barrios (mucho menos Giménez o Narváez) aseguran un estadio lleno como en las grandes noches. “Locomotora” y la “Hiena” han puesto de 1500 a 2 mil personas en sus últimas presentaciones en la FAB. Y en el Luna caben, hoy en día, 10.100 personas sentadas. En los últimos años, el único boxeador argentino que pudo superar ese nivel de convocatoria fue Chacón cuando peleó en Mendoza con Freddie Norwood por el título de los plumas de Asociación Mundial y metió mas de 17 mil espectadores en el Mundialista de Mendoza. La empresa no quiere homenajear a Tito con un estadio semivacío, y por eso insiste con que la magia de un campeonato del mundo sumada al atractivo del regreso al Luna de su deporte emblemático harán el milagro de llevar una multitud por una sola noche. Pero hay un rival que pega duro y es capaz de aplastar cualquier ilusión: se llama dólar. Ganarle será cada vez más difícil, cuando no imposible. Aunque la memoria de Tito sea el pretexto para dar la pelea.

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