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Nalbandian no pudo con el local y favorito Hewitt

Por tercera vez consecutiva, el cordobés cayó en cuartos de final en Australia. Perdía los dos primeros sets, pero se recuperó y después dio una dura y extensa pelea en el quinto.

Por Daniel García Marco
Desde Melbourne

David Nalbandian se quedó a las puertas de la semifinal del Abierto de Australia, al caer en un épico partido de más de cuatro horas ante el local Lleyton Hewitt, que lo venció 6-3, 6-2, 1-6, 3-6, 10-8 y se convirtió en el héroe de su país en el día de la fiesta nacional de Australia. Hewitt enfrentará ahora al estadounidense Andy Roddick, que eliminó al ruso Nikolay Davydenko 6-3, 7-5, 4-1 y abandono. Con las victorias de Hewitt y Roddick, por primera vez desde Wimbledon ’95 los cuatro primeros cabezas de serie llegan a semifinales en un Grand Slam: Roger Federer y Marat Safin animaban esta madrugada la restante semifinal.
Hewitt, tercer favorito, acabó con el sueño de Nalbandian, noveno favorito, que era el único representante de su país que quedaba en competencia y que soñaba con llegar a las semifinales en Melbourne, lo que no logra un argentino desde Guillermo Vilas en 1980. Nalbandian ya cayó tres veces seguidas en cuartos de final.
El partido comenzó frío en una noche calurosa. Hewitt sirvió mejor. Hizo aces, cometió pocos errores y apenas dio oportunidades al argentino. En el segundo set, Nalbandian no aprovechó las ocasiones de quebrar que le dio Hewitt y el australiano sí quebró el saque, poniéndose con ventaja 4-2. Nalbandian no encontró nunca su revés, su mejor golpe, que se estrellaba una y otra vez contra la red.
En el tercer set hubo cambios. El viento se llevó el calor del Rod Laver Arena y sopló trayendo la inspiración al argentino. Los fuegos artificiales para conmemorar la fiesta nacional llegaron antes de hora al Melbourne Park.
El partido viró. Hewitt comenzó a errar más y bajó el poder de su servicio. Nalbandian halló su revés y se lanzó a dominar el ritmo y los puntos, obligando a Hewitt a hacer kilómetros desde el fondo.
Logró un concluyente 6-1. El cuarto, algo más igualado, siguió el mismo guión. El argentino fallaba cada vez menos y el servicio de Hewitt ya no hacía daño. Tres breaks dieron a Nalbandian el 6-3.
Antes del set decisivo, ambos fueron atendidos por problemas físicos. Las fuerzas se igualaron. Hewitt hizo valer su jerarquía y se agarró a la cancha. Ambos mantuvieron el servicio sin sufrir.
En el decimoséptimo juego llegó el break de Hewitt, que defendió y se llevó el partido con un juego en blanco con su servicio. Hewitt sacó su carácter de campeón para llevarse un partido que, como le sucedió con Nadal, parecía perdido.
“No jugué bien al principio, pero tuve chances en el segundo set con 2-1 a favor y 15-40. No hubiera sido lo mismo ir con un set iguales que 2-0”, explicó serio Nalbandian. “Después de empezar mal en los dos primeros sets, le fui encontrando la vuelta, dejé de cometer muchos errores no forzados, y él también ayudó con muchas fallas no forzadas”, explicó.
“En el quinto set todo se define por pocos puntos y él los jugó mejor y me faltó un poco de suerte”, agregó. “El quinto set fue una batalla más mental que otra cosa”, repuso Hewitt. “A nadie le gusta perder –cerró el cordobés–. Creo que pude cambiar el resultado en algunos momentos y el triunfo pudo ser para cualquiera de los dos.”

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Nalbandian, a la altura de las circunstancias.
 
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