DEPORTES › DESAPARECE LA ESCUADRA MINARDI, DONDE CORRIERON TUERO Y MAZZACANE

Se va la Armada Brancaleone de la F-1

Son los eternos últimos de la categoría y después del GP de China, el domingo, cambiará de nombre y acaso de filosofía.

 Por Pablo Vignone

La escudería Minardi debutó en la Fórmula Uno el 7 de abril de 1985, en el Grand Prix de Brasil, en Río. La dotación completa del equipo era de 16 personas, aunque sólo vinieron 12 a Sudamérica, incluido el piloto, Pierluigi Martini. Pero como para los reabastecimientos en carrera se necesitaban, precisamente, 12 hombres, y Martini tenía que quedarse al volante del auto, faltaba un operario... “Me pidieron a mí, que estaba caminando por la calle de boxes –recuerda Miguel Angel Guerra ante Página/12–. Yo había manejado para Minardi en la Fórmula 2 y siempre tuve una buena relación con Giancarlo. El usó el crique delantero para subir la trompa del auto; a mí me tocó cambiar una rueda trasera...” Tras veinte años de operar más o menos de la misma manera, Minardi, el eterno cola de la Fórmula 1, el que les abrió sus puertas a los pilotos argentinos, correrá el domingo su último Grand Prix.
Desde las épocas de Tuero y Mazzacane, ser un Minardi en la Argentina es un sinónimo de falta de resultados, de desastre perenne, de cola de perro. En aquellos años, el propio Giancarlo Minardi, el fundador de la escuadra de Faenza, clamaba que según las encuestas su marca era una de las diez más famosas en la Argentina... aunque nunca aclaró que no era, en realidad, debido a los buenos resultados.
Ya en esa época, Minardi no era el dueño mayoritario del equipo, que había pasado por las manos de Flavio Briatore (ahora mandamás de Renault, la escuadra campeona), el industrial italiano Gabriele Rumi (fallecido hace unos años de cáncer) y el empresario australiano Paul Stoddart, que compró la escuadra en el 2000, relegando a Minardi al papel de cazador de sponsors. Hasta Bernie Ecclestone se transformó hace unas temporadas en un petit-accionista, prestándole 3 millones de dólares a Stoddart, para controlar sus votos en el Grupo de Trabajo de la Fórmula 1, que decide los reglamentos.
Pese a los cambios de mando, la escudería conservó el nombre. Pero, finalmente, Stoddart vendió hace un mes el total del equipo al industrial austríaco Dietrich Mateschitz, que a principios de temporada había comprado la Jaguar convirtiéndola en la Red Bull Racing. Mateschitz pagó 35 millones de dólares por el equipo, al que rebautizará Red Bull Rookies (“los debutantes”) a partir del 1º de noviembre, mandando a pique el nombre insignia.
Suerte de Armada Brancaleone de la Fórmula 1, la leyenda del peor equipo no ha sido nunca, verdaderamente, una maldad. En más de 20 años de Fórmula 1, Minardi compitió en 339 Grand Prix y sus autos recorrieron 126.087 kilómetros, casi tres vueltas al mundo. Sin embargo, jamás ganaron una carrera. De las 26.720 vueltas que cubrieron los coches de Faenza durante más de dos décadas en el Mundial de F-1, apenas si dieron una sola en punta: la 41ª del Grand Prix de Portugal de 1989, cuando el propio Martini (el piloto del debut, el más exitoso en toda la historia de la escuadra) aprovechó que los punteros paraban en los boxes a cambiar neumáticos, para cruzar la meta en la vanguardia. Fue la única vez. Un par de cuartos puestos en carrera, ese año, cuando usaban los motores de Ferrari, fueron los resultados más destacados de toda la historia del equipo.
El mismo Martini fue el mismo que hizo largar, también por ocasión exclusiva, a un Minardi en primera fila: eso sucedió en el Grand Prix de los Estados Unidos de 1990, en Phoenix, más mérito entonces de las cubiertas italianas que calzaba en ese circuito callejero que del coche.
En 21 temporadas de F-1, Minardi sólo sumó 38 puntos. Era evidente que el deseo de competir era mucho más fuerte que la decepción de no alcanzar nunca el éxito. “¿Por qué seguimos corriendo? –le explicó Rumi a este periodista en el 2000–. Porque queremos romperles el c... a los ingleses”, los “dueños” de la F-1 moderna, también beneficiados de alguna manera por la existencia del pequeño equipo italiano, según la curiosa versión de Stoddart: “Sin Minardi, alguna de las grandes escuadras tendría que ser la última. Digamos que los protegemos de la vergüenza de ser colas...”. Ha sido el jardín de infantes de la Fórmula 1: pilotos como Fernando Alonso, Giancarlo Fisichella, Mark Webber o Jarno Trulli debutaron allí, y el diseñador de la Ferrari F-2005, Aldo Costa, fue director técnico de Minardi durante muchos años. “Minardi ha sido un ejemplo para un montón de gente –dijo ayer el campeón del mundo, Alonso–. No es el poder del dinero el que les ha dado semejante espíritu de lucha sino el poder de su gente. La Fórmula 1 de hoy es casi todo cuestión de negocio, pero en Minardi sigue siendo automovilismo.”

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El Minardi-Cosworth de Christijan Albers, en Suzuka, Japón.
Los coches de Faenza corrieron 339 carreras y nunca ganaron.
 
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