DEPORTES › ARIEL FRANCO, JUGADOR DE GIMNASIA, ADMITIO AMENAZAS DE LA BARRA BRAVA PARA PERDER CONTRA BOCA

“Fue obvio lo que sucedió, todos lo vieron”

“El partido no fue para nada normal”, admitió ayer el futbolista, confirmando que hubo un apriete de un grupo de barras, que ahora está siendo investigado por la Justicia bonaerense, después de la pobre demostración ante Boca, el miércoles. No hay señales de que el fútbol vaya a ser suspendido por este episodio.

 Por Ariel Greco

La facilidad con la que Boca dio vuelta su partido ante Gimnasia no tuvo que ver con una diferencia futbolística. Incluso, tan evidente resultó la poca resistencia que opuso el conjunto platense que motivó una denuncia ante la Justicia para que investigue si hubo intimidación de la barra brava de Gimnasia hacia sus propios jugadores y forzó otra investigación del CoProSeDe. Pero el dato más relevante del día, después del vergonzoso partido disputado el miércoles en el estadio Ciudad de La Plata, lo brindó Ariel Franco, marcador lateral del conjunto platense, que admitió que el martes por la noche el plantel recibió la visita de la barra y que el desarrollo del partido no fue normal, con lo que prácticamente confirmó que los jugadores recibieron amenazas para no hacerle fuerza a Boca. El entrenador Pedro Troglio también reconoció el encuentro con los “muchachos”, tal como los calificó, pero prefirió evitar referencias a lo sucedido el martes. Y el polémico presidente gimnasista, Juan José Muñoz, tampoco aportó demasiado para despejar las dudas, más bien todo lo contrario: “Puede ser que haya sucedido algo”. Para reafirmar más todavía la extraña situación, el plantel mantuvo una reunión con integrantes de Futbolistas Argentinos Agremiados, en la que participó un abogado que les recomendó a los futbolistas que no hagan declaraciones hasta que sean citados por la Justicia.

“El partido no fue normal”, reconoció Franco. De esta manera, el ex lateral de River confirmó la versión de la intimidación. De acuerdo con una nota publicada en el diario Olé, integrantes de la barra brava de Gimnasia se acercaron el martes a la concentración del equipo en Estancia Chica y amenazaron de muerte a los futbolistas, para que perdieran el partido ante Boca para no favorecer los intereses de Estudiantes, su tradicional rival. “Algo pasó, pero tampoco vamos a quedar expuestos contando todo con lujo de detalles”, expresó Franco en declaraciones a radio La Red, en una muestra clara del temor con que los jugadores afrontaron el encuentro y, sobre todo, el miedo que aún tienen de denunciar lo sucedido. “Me sentí tocado y viví una situación para nada normal, que como jugador jamás pensé que iba a vivirla”, señaló el defensor antes del entrenamiento de ayer y la reunión que mantuvieron en Estancia Chica. “Fue más que obvio lo que sucedió, todos lo vieron”, reconoció.

Tras la práctica, surgieron nuevas voces, pero ninguno de los protagonistas fue tan explícito como Franco. Incluso, la sensación que quedó fue la de un discurso unificado, a la espera de lo que ocurra cuando sean citados por la Justicia. El volante central Esteban González, que ni siquiera estuvo concentrado para el encuentro, minimizó los dichos de su compañero, al afirmar que Franco no aseguró que las amenazas de los barras hayan existido. “No les puedo confirmar eso, yo no estuve”, señaló el jugador cordobés.

En un sentido similar se pronunció el volante Andrés Guglielminpietro, que reconoció que hubo miembros de la hinchada en la concentración, pero no que haya habido amenazas. “Primero tenemos que declarar ante la Justicia”, indicó el ex mediocampista de Boca. De acuerdo con lo que trascendió, los barras armados les habrían dicho a los futbolistas que si no perdían el partido, les iban a pegar tiros en sus piernas.

Las palabras de Troglio también aportaron ambigüedad. Si bien se preocupó en no confirmar la intimidación, sí reconoció la presencia de la barra el martes en Abasto, y en sus palabras dejó la sensación de que no fue una visita normal. “Los muchachos vinieron, pero como vienen tantas veces”, señaló el entrenador. “Son los mismos que llegaron a darnos el apoyo tras el 7-0 en el clásico”, intentó minimizar el hecho el entrenador. Sin embargo, dejó traslucir que las amenazas efectivamente existieron: “Si esto no hubiera salido en los diarios, tal vez no se hubiera hablado tanto”. Luego, pretendió defender a sus futbolistas, al calificar que, bajo las circunstancias en las que se desarrolló el partido, era casi lógico que Gimnasia perdiera. “Era Boca, un partido perdible. Fue una semana anormal, porque había gente que quería que ganáramos y gente que quería que perdiéramos. Hay un montón de situaciones que hay que tener en cuenta. Acá se pone en juego la honorabilidad y yo digo que hay que esperar para que se aclare todo”, indicó el técnico.

El presidente de Gimnasia, lejos de aportar cordura, generó mayor lugar para las suspicacias. “Puede ser que haya sucedido algo”, indicó el dirigente, que fue quien motivó la suspensión del partido al irrumpir en el vestuario del árbitro Daniel Giménez en el entretiempo del encuentro del pasado 10 de septiembre. Muñoz, que en la previa había dicho que había hinchas de Gimnasia que pretendían que el equipo perdiera por 20 goles, le quiso restar trascendencia a la visita de la barra y hasta insinuó que al tema se le está formulando mucha importancia. “Desconozco si hubo un intercambio de palabras o no ha pasado nada, no sé. Este presidente está lejos de esa situación, pero me parece que hay mucho sensacionalismo”, remarcó el presidente. Lo concreto, más allá de las palabras, es que los jugadores de Gimnasia no afrontaron el partido de la manera más natural.

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El equipo de Gimnasia que jugó contra Boca. En la fila inferior, Franco es el del medio.
 
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